17 de mayo de 2003

Mi crónica (17/05/2003)

Hola, hola!

Lo conseguí, he acabado el IronMan de Lanzarote con un tiempo de 13h 16’ 20”, aunque esto es lo de menos, sólo se trataba de llegar.

Los tiempos parciales son:
3800m natación:1h13’
Transición (Natación-Bici):8’13”
180km bici:7h26’29”
Transición (Bici-Carrera):8’49”
Marathon (42,195 km)4h19’04”

Ante todo, muchas gracias a todos, por vuestro apoyo.

Para quien le interese, aquí va una crónica un poco más detallada.

La carrera empieza a las 7 de la mañana del día 17, Sábado. El día anterior hemos dejado la bici y las bolsas con las distintas equipaciones preparadas. Llegamos el día de la carrera hacia las 6 de la mañana a la zona de salida, Alberto y yo, después llegará Agus. Me cambio, todo el mundo se está poniendo el neopreno, mucha gente va a nadar con la ropa con la que luego montará en bici y correrá, son los que van a por tiempo y no quieren perder nada. Tras pasar por el control del Chip, bajamos a la playa, allí se ve a la gente nerviosa, saben que les espera un día largo por delante, flota en el aire la incertidumbre de como será, ¿soplará mucho viento?, ¿hará mucho calor en la carrera?, la gente se mete en el agua para calentar, yo no lo hago, tengo todo el día para ir calentando. Me siento muy tranquilo, aunque va creciendo una pequeña preocupación dentro de mí; con tanta gente entrando a la vez en el agua, va a ser un poco agobiante la salida, me voy a la zona de atrás, no tengo prisa, además está amaneciendo y el cielo está lleno de nubes, la visibilidad no es buena para mí. A Alberto se le nota la envidia sana, es el único no corredor que está en la zona de salida ya que la organización le a dado una pulsera para poder entrar en todos los sitios y así poder ayudarme en las transiciones. La gente habla mucho, casi histéricamente, son los nervios.

Por fin, a las 7 en punto suena el pistoletazo de salida. La gente sale despavorida hacia el agua, yo me voy acercando tranquilamente y voy empezando a nadar, al principio es agobiante ya que hay mucha gente y nos vamos chocando unos con otros, hay momentos en que se nada a braza con la cabeza fuera. Poco a poco se va cogiendo el ritmo y el sitio, cada uno nos vamos colocando en nuestro lugar, se nadan unos 160m hacia mar abierto para allí girar a la izquierda y recorrer otros 759m paralelos a la costa, creo que en esta parte la corriente es favorable pues se me pasa volando, después giramos a la izquierda hacia la costa otra vez 145m y otra vez de nuevo paralelos a esta 762m para llegar a la salida. Este circuito hay que hacerlo dos veces, la primera hago 35’. Se corren unos 10m por la playa antes de entrar la segunda vez en el agua, esta vez es más tranquila, ya no hay tanta gente. Alrededor de la carrera hay muchas lanchas, cayas y tablas de surf con gente atenta para que no pase nada. En la carreras vamos dos corredores diferentes, un chico de Guatemala, Eduardo, que tiene 30 años pero mentalmente tiene sólo 8 años, a los dos nos han puesto un gorro blanco, el resto lo llevan amarillo los hombres y verde las chicas. Completo el
recorrido de la natación en 1h13’39”, me lo habían dicho y es verdad, sales un poco mareado, pero bien, lo peor un par o tres de tragos al agua salada. Tienen una alfombra para correr por la playa hasta las casetas donde hay que cambiarse para coger la bici y en medio unas duchas para quitarse la arena y el salitre del mar. En las casetas me espera Alberto para llevarme hasta la bolsa y a la caseta donde me tengo que cambiar, me lo tomo con calma, me doy vaselina y los voluntarios de la organización me dan crema solar. De nuevo Alberto me acompaña hasta la bici y nos vamos a corriendo hasta donde ya te puedes montar en ella, allí está Jordi, de la organización que me desea mucha suerte. Alberto se va corriendo para coger el coche y poder seguirme.

Empiezo a pedalear y noto que los cambios no están bien ajustados, ayer puse la rueda de atrás y no la debí dejar bien puesta, tengo que pararme varias veces durante los primeros kilómetros para ajustar el cambio, pero no me pongo nervioso, me lo tomo con filosofía. Poco a poco voy cogiendo “aquel ritmillo” que espero me lleve hasta la meta. Hacia los 10’ de carrera aparecen por primera vez Agus y Alberto con el coche animando. Después hay unos 60’ donde no aparecen, ellos no me han visto en un habituallamiento donde me esperaban y el pánico empieza a crecer, ellos llegan a pensar que me he retirado, hablan por teléfono con Eva que está esperando a que se despierten los niños, la confusión va en aumento. Yo por mi parte estoy agobiado, por si les ha pasado algo, ya que deberían estar por allí, al principio pienso que se han ido a desayunar, pero el tiempo es demasiado. Ellos al no verme en el habitallamiento, se van al final de la carrera y empiezan a remontar, por fin, ya en Timanfaya me ven y nos tranquilizamos todos. Yo mientras tanto, luchando con el viento, cualquier cosa que os imaginéis es poco, el viento allí es horroroso, hay veces que vas en la bici bajando y llevas el plato pequeño y el piñón grande como si estuvieras subiendo un puerto de los Alpes. Mucha gente me adelanta y yo voy adelantando a otros, poco a poco nos vamos colocando. Los primeros 70km + o – se me pasan rápidos, a partir de aquí comienza lo más duro, la subida hacia el mirador de la ventana que está en la parte norte de la isla, siempre con el viento en contra. Me duele la cabeza por el viento, que de verdad, te vuelve loco. El mirador, no llega nunca, siempre parece que está más allá, sobre todo tienes ganas de llegar, porque sabes que allí da la vuelta la carrera y el viento será favorable. De repente un poco antes de llegar aparece a nuestra izquierda una vista espectacular, se ve el mar de un azul precioso y la isla de La Graciosa, los corredores nos quedamos alucinados, eso nos da ánimos para un nuevo esfuerzo y alcanzar por fin la el mirador de la ventana. En la subida he ido adelantando a mucha gente, se me dan bien las cuestas. En todos los habituallamientos he ido comiendo lo que me daban, plátanos, barritas energéticas, power gel… y además bebiendo mucho, los voluntarios no paran de animar. Hacia el kilómetro 50, han
aparecido Eva y mi hermana Silvia con Martín y David que junto con Alberto y Agus no paran de animarme en ningún momento, todo el rato están a mi lado o en un lado de la carretera, llevan una cámara de vídeo y me hacen hablar además. Alberto no para de decirme que coma y beba y me pregunta como andan mis piernas. Yo me siento muy bien, no voy forzando en ningún momento, sé lo que me queda por delante, sigo con “aquel ritmillo”. Efectivamente, al doblar el mirador de la ventana, la carretera gira hacia el sur y además empieza a descender, hay un par de bajadas muy pronunciadas en las que me dejo ir. De aquí a la meta se hace bastante rápido, salvo algún tramo de subida o de cambio de dirección y vuelta al viento en contra. ¿Que será esto del viento que a favor no te fijas mucho en él, pero en contra no te lo puedes quitar de encima? Unos 30km antes de la llegada Alberto y Agus me pasan y se despiden, van hacia la meta para poder estar allí y ayudarme a entrar en la zona de cambio, tienen un pequeño error de cálculo, ya que casi todo es bajada y yo llego antes que ellos, por mi parte me lo he tomado con calma y trato de pedalear lo menos posible, ¡me queda la Marathon!, es la primera vez que hago 180km en bici y he acabado muy bien, lo peor no ha sido el viento, ni las subidas, sino el asfalto que no es muy bueno, es muy rugoso, y claro os podéis imaginar como iba la parte de mi cuerpo que está sobre el sillín, además me he ido tragando todos los baches. Pero por suerte no he tenido el más mínimo problema, ni siquiera un pinchazo, paré unas tres o cuatro veces a mear y rápidamente continué pedaleando. En la meta no veo a Alberto, de todas formas, no tengo muchos problemas para coger mi bolsa y
entrar en la caseta a cambiarme. Me vuelvo a dar vaselina y me vuelven a dar crema solar, son las 16h y el sol pega de pleno. Al salir de la caseta, están detrás de las vallas Silvia y Agus, mientras estiro un poco antes de empezar a correr hablo con ellos. Acaba de llegar el ganador de la prueba el alemán Thomas y a mí me queda todavía la Marathon.

Llevo 9h de carrera y empiezo a correr, son 4 vueltas a un circuito de 5200m de ida y los mismos de vuelta, es una maravilla ya que la gente está todo el rato animándote. Además en los dorsales están escritos nuestros nombres, ¡parece que todo el mundo te conoce!, incluso guiris que dicen “go Guicarrdo”, o algo así. Empieza la carrera y Alberto está allí, a visto que me estaba cambiando y ha decidido esperarme en la salida, me acompaña un poco, 100m, no puede ser más ya que está prohibida cualquier tipo de ayuda y me pueden descalificar. Por mi cabeza pasa una idea, tratar de hacer ½ Marathon sin parar de correr, sólo paro en los controles a beber agua ya que nos la dan en baso y soy incapaz de beber y correr a la vez y al servicio, que tanta agua hace que tenga que parar 3 veces en la carrera. La gente y los voluntarios no paran de animar, la primera vuelta voy a muy buen ritmo, voy adelantando a mucha gente, aquí estoy en mi terreno, antes de completar la primera vuelta están allí todos, Eva, Silvia, Martín, David, Alberto y Agus, es emocionante, cuando pasas por meta te dan un cordón rojo para ponerlo en el cuello e indicar que llevas una vuelta, con la segunda me darán uno azul y uno amarillo al acabar la tercera, esto hace que la gente
sepa cuanto te queda y sirve para irte dando ánimos a ti mismo. Mucha gente va andando, ya no puede correr, ó corren y andan a ratos. En la segunda vuelta tengo que bajar el ritmo, voy bien, pero no puedo ir rápido, vuelvo a coger “aquel ritmillo” que llevaba en la bici. Antes de acabar la segunda vuelta, decido intentar seguir sin parar la tercera vuelta, a ver si soy capaz. Cada vez me emociono más cuando veo a mis amigos y tengo que hacer muchos esfuerzos para no ponerme a llorar, ya que me ahogo y no puedo respirar, acabo la tercera vuelta, ya tengo el cordón amarillo, esto te da alas, sientes que lo vas a hacer, que vas a llegar, estás exultante, voy animando a todo el mundo que puedo y la gente responde, saben que vas a llegar y te animan mucho, no sé si seré capaz de seguir sin parar, me digo a mi mismo, por lo menos hacer la mitad de la última vuelta sin parar, hasta el extremo más alejado. Una vez allí, al dar la vuelta, no necesito darme ánimos, se que lo voy a lograr, sólo faltan 5km y voy a conseguirlo. La última vez que he visto a los míos, no he sido capaz de hablar, estaba tan emocionado, que si digo algo, no podría seguir corriendo, Alberto me ha dicho que va a entrar en la meta para ser el primero en abrazarme, no he podido ni mirarle para poder seguir. Ya estoy casi en la meta, quiero ver a los demás para saludarlos, los últimos 200m son apoteósicos, todo el mundo aplaudiendo, yo voy llorando y con los brazos levantados, hay un momento de duda, no veo a mis amigos y tengo miedo de no verlos antes de entrar, están allí justo antes de entrar en la meta, Silvia, Agus, Eva, David y Martín, me paro para saludarlos y entro en la meta, 13h16’20”. Allí está el director de carrera, Kenneth Gsque, que da la mano a todos los que llegan, tienen una expresión en la cara de alegría total, como si acabaras de ganar la prueba o como si él acabara de acabar la carrera contigo. Estoy aturdido y de repente, Alberto, nos damos un abrazo, estoy muy emocionado, ¡lo hemos conseguido!.

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