Aprovechando que Rakel (mi hermana) y Jesús viven en Garachico, nos vamos a unos días allí. Se vienen también Paloma con sus hijos, David y Javier.
Sin tiempo para recoger nada, nos vamos a hacer una barbacoa. Por la zona del monte de Teno, que estaba lleno de lagartos.
En casa de Rakel y Jesús, hay unos huéspedes más, son Ana, con su hijo Marcos y su hermana.
Es la noche de San Juan. La playa de Garachico está tomada desde hace unos días. Los jóvenes se han ido allí de acampada, esperando que llegue la noche del 24 de Julio. Hay hogueras y velas encendidas por todos lados. La tradición dice que a las 12 de la noche hay que meterse en el agua. Cuando llega la hora, la gente se pone junto al agua y cuentan las campanadas (como si fuera nochevieja), cuando acaban, todos al agua. Una gozada darse un baño a estas horas. La primera impresión es que el agua está fría, luego resulta muy agradable.
Les ha gustado tanto a los niños esto de la noche de San Juan que preguntan al día siguiente si también esta noche se hace lo mismo. Cuando les explicamos que no y el porque, dicen, que debería haber noche de San Juan todos los meses…
Teníamos muchas ganas de hacerlo. Hemos pedido el permiso para subir al cráter. Hace mucho calor, lo peor es esperar la cola para sacar el ticket de subida en el teleférico. Donde nos deja el teleférico, salen dos caminos, tomamos el equivocado por un rato, nos damos cuenta pronto y volvemos sobre nuestros pasos. Tras mostrar el permiso iniciamos la subida a la cima. Vamos despacito para que los niños suban relajados y no se aburran. En apenas media hora estamos en la cima. El cráter es precioso, a los niños les encanta. Como es la hora de comer pues nos hacemos unos bocadillos, la gente está alucinando viendo tantos niños por allí como si nada.
A los niños no les hace ninguna gracia que Jesús fume, andan todo el día diciéndole que lo deje. El día anterior habían apostado que si subían todos los niños a la cima, romperían un paquete de cigarrillos de Jesús …
En el viaje al Aconcagua conocí a unos tinerfeños, hemos quedado con ellos. Santi nos ofrece ir a montar en piraguas por Teno. Hace un poco de aire, pero no demasiado para que no podamos dar una buena vuelta hacia los acantilados.
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Desde el principio David lo de jó bien claro. El quería ver los partidos de la selección. Así que había que estar atentos para llegar a la hora correcta a casa. Los veíamos en la tele-ordenador. Así que había que estar atentos para llegar a la hora correcta a casa. Los veíamos en la tele-ordenador.
De vez en cuando sucede esto, les da por vestirse de lo que sea. Ellos se lo pasan bien, pero nosotros nos reímos un montón.
Una playa con arena, no se necesita mucho más para que se lo pasen pipa.
Otra idea que teníamos, bajar el barranco de Masca. No estamos seguros si será demasiado para ellos. Quizás fue un poco largo, 4h de bajada, que aguantaron como unos campeones. El recorrido es precioso. Vamos haciendo bromas y cantando caciones infantiles para que no les resulte pesado. Ellos por su cuenta van tirando con el tirachinas y buscando lagartos.
Les teníamos un poco engañados. Les decíamos según bajábamos que había que darse prisa pues al llegar a la playa si la marea ha subido mucho se cubría un camino que nos llevaba al pueblo donde teníamos el coche. Efectivamente, al llegar abajo sólo se ve la playa, les decimos que ha subido la marea y que hay que volver a subir el barranco. En seguida se olvidan del tema y se dedican a jugar en la playa con la arena y el agua. Se les ha olvidado el cansancio que tenían en la última parte de la bajada. Un barco nos lleva a la playa de los gigantes, tenemos suerte y avistamos dos delfines que viven junto a los criaderos de peces.
Aprovechando que es fin de semana y Rakel no tiene que trabajar, nos vamos a la playa de Benijos, que está en el otro extremo de la isla. Hoy es la final de la eurocopa y queremos volver pronto para ver el partido. Se nos da un poco mal, salimos tarde. En Santa Cruz de Tenerife nos hemos dado cuenta que no vamos a llegar al inicio del partido así que decidimos buscar un bar para poder verlo. Entramos en el sitio ideal, un pequeño bar en el que no hay mucha gente, sólo algunos parroquianos. Lo llenamos nosotros y podemos ver el partido perféctamente. Hay muy buen ambiente, no dejan de sacar comida de la cocina, gambas, patatas… Y encima gana España, para que queremos más. El viaje de vuelta, todo el tiempo pitando por la carretera…
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