Seguramente lo que más nos ha llamado la atención de Sudáfrica y con lo que nos hemos sentido más a gusto, ha sido que puedes hacer lo que quieras. Eso si bajo tu propio riesgo "at own risk". Esto nos ha permitido meternos en el mar, aunque hubiera mucha resaca. También parar para bañarnos en un río y tirarnos desde unas rocas, porque hemos visto a un tío en bañador que se iba a tirar desde el puente... En los parques naturales hay sitios donde pone "Ten cuidado con los leones", pero te puedes bajar del coche si quieres.
Este año, en realidad, íbamos a ir a Perú. Diez días antes Martín se hizo daño jugando al fútbol. Al principio parecía que no era nada, pero al final resultó ser una rotura de menisco. El nos dijo que nos fuéramos nosotros, que no era culpa nuestra. Pero nosotros no quisimos. Hacer un viaje para nosotros es hacerlo lo cuatro, con todo lo que ello conlleva. Nos imaginábamos enseñando las fotos del viaje o hablando sobre ello sin que el estuviera en el viaje y se nos hacía un mundo. Así pues decidimos renunciar. Llamamos a KLM, con quien teníamos los billetes, y les dijimos la verdad: no tenemos seguro de cancelación y no vamos a ir porque el niño se ha roto el menisco. Enseguida nos dijeron que no había problema, que podíamos cambiar el billete de fecha e incluso de destino. Así que nos decidimos por Sudáfrica y como fecha las vacaciones de navidad, para que así los niños solo perdieran unos días de cole.
Esta es la ruta aproximada que hemos hecho, hazlo más grande para ver los detalles:
Cuesta hacer la maleta teniendo que pensar en que vas a un país que está en verano, donde va a hacer mucho calor, mientras que aquí es invierno y ya empieza a hacer mucho frío. Tras un buen puñado de horas de viaje, llegamos a Ciudad del Cabo (Cape Town). Allí cogemos un coche de alquiler en el aeropuerto, haremos un recorrido de unos días con él y lo dejaremos en el aeropuerto de Port Elizabeth.
Cape Town (Ciudad del Cabo)Entramos en Ciudad del Cabo con un poco de miedo y las puertas del coche bien cerradas. Hemos leído que hay que tener cuidado por las noches, sobre todo en las ciudades y que si alguien quiere hacerte algo, que salgas pitando saltándote semáforos y lo que haga falta. Creemos que esto es un poco exagerado, ni hemos tenido ningún problema ni hemos visto nada raro. Eso si, por las noches no nos hemos metido en ningún sitio conflictivo y si creemos que puede haber problemas en ellos. Seguramente el problema es que hay poca iluminación en las calles y muy poca gente caminando por ellas...
Tenemos reservado un apartamento que está fenomenal, en una zona céntrica. Muy temprano, a las 5 a.m. o así, se ha hecho de día. Compramos cosas para desayunar porque tenemos contratados alojamientos donde podremos hacerlo por nuestra cuenta. Además como vamos a tener coche de alquiler, no hay problema en llevar cosas.
En los restaurantes, de todo el país, te tratan fenomenal. Cuando llegas, enseguida aparece un camarero que te saluda, te dice su nombre y se interesa por como estás. Te atienden muy bien y no son nada empalagosos. Te dan las cartas y te preguntan que quieres de beber, para ir trayendo las bebidas. Cuando se acaba la comida y pides la cuenta, la suelen traer con un bolígrafo para que apuntes la propina que quieres dejar. En algunos sitios, pocos, ya viene relleno y en otros no hay esa opción. Algún camarero ha escrito o dibujado cosas en la nota incluso. La costumbre es que dejes un 10% del valor de la comida. Hemos visto que todo el mundo lo hace, al principio nos ha parecido raro, pero pronto nos hemos acostumbrado. En cuanto a la comida, nos ha decepcionado bastante. Casi todo lo que hay es comida tipo centro comercial: hamburguesas, parrillas, pizzas, fish & chips..., en este y otros sentidos nos ha parecido como si estuviéramos en EEUU. Bien es verdad que en muchos sitos, sobre todo en la costa, se puede pedir un plato de pescado del día. Eso si, salvo ensaladas no hemos comido prácticamente nada de verdura digamos, elaborada.
Hoy vamos a visitar el Cape of Good Hope (Cabo de Buena Esperanza). Es un parque natural que está en la península al sur de Ciudad del Cabo. Se tarda algo más de una hora en llegar. Para entrar a los parques hay que pagar o presentar la tarjeta Wild Card (www.wildcard.co.za). Esta tarjeta tiene validez para un año y vale para muchos de los parques naturales de este país. Nosotros hemos sacado una familiar y nos ha salido muy a cuenta pues se amortiza con que estés cinco días en el parque Kruger. El parque tiene dos lugares principales el Cabo de Buena Esperanza en si y otro cabo que se llama Punta del Cabo (Cape Point). Primero vamos a este último. Dejamos el coche y vemos que hay un funicular para subir hasta arriba. Nosotros subimos andando que no es mucha distancia. Las vistas son espectaculares pues el cabo tiene forma de barco y parece que estás navegando sobre el mar. Hay vistas espectaculares y acantilados llenos de cormoranes. Este cabo no es el más al sur de áfrica, pero si es significativo porque los marinos consideraban que este era un punto muy peligroso para la navegación. De echo fue conocido como Cabo de las Tormentas durante mucho tiempo. Hemos visto lagartos y algún animalillo pequeño. La mayoría de la gente que lo está visitando, igual que ayer en Table Mountanin y en el resto del país, son sudafricanos ya que estas son sus vacaciones de verano. Mucha gente nos ha preguntado, al oírnos hablar, de donde somos pues no les suena nada la lengua. Cuando nosotros les hemos preguntado a ellos, que de donde son, todos nos han dicho que de sudáfrica, por supuesto. Para llegar al cabo de Buena Esperanza, se puede dar un paseo por la playa de unos veinte minutos.
El sitio es más emblemático que bonito, de alguna forma se siente una energía especial. Hay un cartel indicativo y el mar está ahí mismo. Nos hemos acercado a verlo, hay muchos bichitos en las piedras. Se me ocurre una idea de bombero, "voy a tocar el agua". Menos mal que Eva me ha dicho que le diera la cámara. Al acercarme el mar me lanza una ola más grande que las anteriores, me ha pillado desprevenido y he echado rápidamente mano a los audífonos para que no se me moje. No he podido sujetar las gafas de sol, que se las ha tragado el mar, como tantos naufragios que ha tenido que haber por estos lares. Para proteger la vista y nuestras cabezas del sol, nos hemos comprados unas gorras en Simon's Town, un pueblecito pesquero bastante agradable donde hemos comido un fenomenal pescado.
Nos vamos de Cape Town hacia Hermanus, allí trataremos de ver al White Shark (tiburón blanco). De momento nos dirigimos a la población de Stellenbosch. Es una pequeña ciudad que se encuentra al pie de las montañas. Como todas las ciudades de este país esta rodeada de un cinturón de suburbios. La mayoría son casas de ladrillo de una planta con aspecto bastante humilde y la ropa tendida en tendederos improvisados. Eso si, bastantes de ellas tienen antenas parabólicas. Al llegar al centro la cosa cambia, los edificios tienen aires coloniales y la vida parece más relajada, más fácil. Damos un buen paseo recorriendo el centro y disfrutando del calor y de lo agradable que es este lugar. Llaman la atención las iglesias que tienen torres con formas estrechas y muy afiladas. También hemos recorrido un jardín bonito con una cafetería muy fresca y agradable dentro, donde seguramente hubiéramos comido fenomenal si fuera hora para ello.
La costa es bastante salvaje y bonita. Se supone que se pueden ver ballenas muy cerca, pero ahora no es temporada, ya se han marchado. Según vamos por la carretera vemos un sito donde hay gente bañándose, bajamos y salimos del coche.
En Hermanus nos alojamos en un backpackers (albergue de mochileros). Está fenomenal y el que lo lleva es un encanto, nos ha contado todo lo que necesitamos y nos ha ayudado en todo lo que le hemos pedido. Aquí es donde hemos gestionado el tema de la visita a ver al tiburón. La razón es que si hay algún problema podemos preguntar directamente en el alojamiento sin tener que llamar a ningún sitio. Lo malo es que el lugar de donde se zarpa es Gansbaai que está a más de una hora en coche...
¡El miedo metido en el cuerpo! (Tras el Tiburón Blanco)Pues sí, queremos ver tiburones blancos y lo que es peor, si es posible meternos en la jaula y estar con ellos en el mar. Lo primero de todos es confesaros que yo (Ricardo) le he tenido siempre pánico a estos bichos (Spilberg y su Tiburón han hecho mucho daño). Llevo varios meses viendo vídeos y tratando de mentalizarme para no cagarme de miedo. De echo se me ha hecho difícil pensar en cosas del viaje que venían después de esto, es como si no fuera capaz de pensar más allá.
La cosa empieza mal, nos levantamos a las 5 a.m. Nos metemos en el coche y arrancamos... ¡PUM!, "¿que ha pasado?". Nos hemos chocado con una farola, estaba en un ángulo muerto y ayer (de día, claro) no nos habíamos fijado en ella. ¡Tenemos la sospecha de que alguien la cambió de sitio por la noche para fastidiarnos! Bueno, un poco sombríos nos vamos para Gansbaai.
En este lugar, Gansbaai, te aseguran que hay un 99% de posibilidades de verlos, tanto es así que si no lo ves puedes volver a intentarlo al día siguiente. Tenemos que esperar un rato allí a que llegue el resto de los que vienen con nosotros que han salido de Cape Town. Cuando llegan, el que va a ser nuestro guía nos cuenta un montón de cosas. La peor parte es que parece que no va a haber mucha visibilidad. Pasamos un momento malo cuando tenemos que firmar unos papeles en los cuales queda claro que lo hacemos bajo nuestra responsabilidad (at own risk). Sobre todo, lo peor es cuando Eva tiene que firmar el de los niños...., se hace realmente duro y nos siembra la duda de si estamos haciendo lo correcto. En el papél, y el guía también nos lo ha dicho, pone que son animales salvajes y que no se puede prever que todo esté controlado. El hombre parece una enciclopedia andante sobre estos animales, sabe muchísimas cosas.
Subimos al barco en tierra pues un tractor es el que lo remolca hasta el agua por una rampa. Pasamos a través de unas cuantas olas y el capitán aumenta la velocidad del barco. Vamos unas 12 personas y se nota la tensión. Todos estamos expectantes y a la vez nerviosos, no es para menos. "No tiene que pasar nada, por supuesto, pero.... y si pasa hoy?". Llegamos a la zona donde se supone que están, hay un par de barcos más con turistas igual que nosotros. Nos ha contado el guía que es una zona de paso de muchas focas y por eso hay muchos tiburones. Lo normal es que los tiburones vengan aquí, estén de 2 a 4 días y se vayan. Por eso, lo normal es que no se vea a los mismos. Para atraerlos se tira por la borda una especie de sopa de restos de pescado que los atrae. Además ponen algo de carnaza atada a una cuerda (dos cabezas de pescado). Los animales se acercan y merodean cerca del cebo, hasta que se deciden a comerlo. Entonces, uno de los trabajadores del barco trata de tirar del cebo y acercarlo a la jaula. Además intentan que el tiburón no llegue a morder el cebo, ya que si lo muerde se da cuenta del engaño y se pierde, puesto que considera que le supone más trabajo de lo que va a conseguir. De momento no se ha visto nada todavía. Nos dicen que si vamos a querer bajar a la jaula, que nos pongamos los trajes de neopreno y estemos listos. David, Martín y yo, nos los ponemos.
Costa Sur y La Ruta JardínEn Hermanus hemos pasado la tarde paseando junto a los acantilados. Un paseo muy bonito, de vez en cuando hay alguna entrada que baja a una piscina en el mar, siempre con el cartel de que te puedes bañar "at own risk" bien visible. Una mujer nos ha llamado la atención, está sentada al borde de una de estas piscinas, las olas rompen constantemente a su alrededor y la bañan. Ella se empapa de este agua, da la impresión de que esté rezando, haciendo una especie de ritual pues mira al mar fijamente. Todas las poblaciones que hemos visto en la costa sur son parecidas, pueblos agradables con vida relajada y poco estrés. Suelen tener algún supermercado, bancos, varios restaurantes donde se sirve pescado o pizzas o hamburguesas o costillas...
Salimos de Hermanus hacia la Ruta Jardín. Se llama así a una parte de la costa sur donde hay mucha vegetación y varios parques naturales. El camino es largo, las carreteras son muy rectas y hay bastante tráfico. No hay autovías sino carreteras de dos carriles con bastante arcén. Para adelantar se usa una técnica en la que todos colaboran. El coche que va a ser adelantado se echa a la izquierda (recordar que se conduce por este lado) y se mete al arcén, por donde va circulando como si fuera un carril. El coche que adelante continua por su carril hasta que sobrepasa al otro vehículo. En ese momento pone las luces de avería para dar las gracias, a lo que responde el coche adelantado con un gesto de la mano o dando una ráfaga de luces. Todo se hace con mucho cuidado, sin grandes aspavientos, los vehículos lentos suelen circular por el arcén la mayoría del tiempo. No será el sistema más seguro, pero no está mal. Tras un par de horas de viaje, hemos sobrepasado el Cabo L'Agulhas, eso quiere decir que ya estamos en el océano Indico, hemos dejado el atlántico atrás.
Wilderness nos ha causado buena impresión al principio. Llevamos un rato por una carretera llena de árboles, hemos pasado por un río que desemboca al mar justo antes de llegar. El cielo está lleno de parapentes. Y la playa se extiende por varios kilómetros. Cuando ya nos hemos instalado resulta que el centro de la población es una especie de centro comercial con un par de supermercados y una plaza rodeada de restaurantes. Eso si, con bastante vegetación y encanto. Los alojamiento son hoteles en primera linea de playa. En uno de ellos nos hemos alojado nosotros, ya que no había otra cosa, todo está lleno. Tenemos una piscina justo debajo de nuestra ventana. Un grupo de niños está jugando con los flotadores de la piscina. Esos flotadores rojos y blancos con cuerdas que suelen decorar todas las piscinas. Lo curiosos es que en España nunca hemos visto a ningún niño jugando con ellos, ¡claro si los vas a coger te echan la bronca! Aquí está todo permitido, tirarse al agua, pelotas...., es mucho más divertido.
La playa es enorme, hemos bajado y hace un calor tremendo. David y yo nos hemos bañado por aquello de hacerlo en el océano Índico. No nos hemos podido meter mucho pues las olas son bastante fuertes y hay mucha resaca. Además la playa está llena de medusas muertas así que en el agua debe haber muchas más. Por no hablar de los tiburones que vimos ayer... Los niños se mojan ante la atenta mirada de sus padres, el resto de la gente o bien está pescando o bien paseando por la arena. Un caso especial son una pareja de novios a los que están haciendo fotos de boda. El traje de la novia está empapado así que creemos que la boda será o ha sido otro día.
Muy cerca de la población hay un parque natural, alquilamos unas canoas para todo el día. Primero vamos río arriba hasta donde el río deja de ser navegable. Hay varías canoas en la orilla, todos venimos a hacer lo mismo.
Salimos de Wilderness temprano, hacia nuestro siguiente punto en la ruta. Por el camino hemos decidido parar a desayunar,
Estamos comiendo en el restaurante del parque cuando aparece.... Papa Noel, viene en un barco y se acerca a la playa. Estamos a día 24 y aquí en el verano las cosas se viven y se hacen de otra forma. Después de comer nos vamos a ver la zona de las pasarelas (son las fotos que habíamos visto de este lugar). Un camino de tablas nos lleva hasta allí, las han construido para pasar al otro lado de la desembocadura de un río algo encañonado. Es un sitio bonito, pero no tanto como nos pareció en la foto. También hemos subido hasta un mirador que hay al otro lado. Pensábamos que estaría cerca y hemos tardado un buen rato en llegar. De echo hemos bajado casi a la carrera pues aún nos queda un rato de camino hasta Port Elizabeth. Ya en el coche y camino a la salida del parque nos hemos encontrado con los primeros monos babuínos. Son los primeros porque hemos visto muchísimos carteles en todas las carreteras de precaución con estos animales y aún no los habíamos visto. Han sido varios que han cruzado la carretera y se han quedado a un lado, haciendo sus monerías como si nosotros no estuviéramos allí. Les decimos adiós y continuamos nuestro camino.
El alojamiento de Port Elizabeth está fenomenal. Es una casa colonial con los techos altos. Los niños están encantados pues les ha tocado la habitación mejor, tiene una nevera y es más grande... Es nochebuena, nos vamos a cenar!
La navidad y el Addo Elephant ParkLa navidad en Sudáfrica nos ha resultado algo "desconcertante". Trataré de explicarme, resulta que no hay muchos adornos por las calles, ni luces ni nada de eso. En algunos sitios, como por ejemplo restaurantes y algún comercio, hay algún adorno, pero no muchos. Con esta tesitura hemos cenado la noche de Nochebuena en un restaurante cerca del alojamiento. En las mesas hay unos adornos en forma de árbol de navidad y poco más. Ha sido una cena internacional pues cada uno hemos pedido un plato de un sitio diferente. Sin embargo al día siguiente, día de Navidad, no había casi nada abierto. Los restaurantes de al lado de casa están todos cerrados y también todos los comercios y centros comerciales. Es más la ciudad parece desierta, apenas si hay nadie por la calle. Cuando hemos salido a cenar, todo estaba cerrado. Sólo había abierto sitios de copas para beber, donde la gente iba algo pasada. Hemos encontrado, por fin, donde cenar: en un McDonalds!!! A mi que no me gusta nada!!!, lo mejor ha sido que los niños han entrado cantando "Navidad, navidad, dulce navidad", están encantados y no paran de reírse de mi!.
Por suerte el Addo Elephant National Park (Parque nacional de elefantes Addo), está abierto todo el año incluso hoy, día de Navidad. Está a una hora del alojamiento, más o menos. Estamos nerviosos pues va a ser el primer parque de animales que veamos. Los trámites de la entrada no nos llevan mucho tiempo, sobre todo porque tenemos la Wild Card. Nos dan un mapa del parque y un folleto donde vienen la mayoría de animales que se pueden ver, además tienen una casilla para marcar aquellos que ves. Los niños van eligiendo el camino, donde les parece mejor, todos vamos con los ojos abiertos al 120%, no sabemos que tal se nos dará encontrarlos. Vamos muy despacio, los coches nos adelantan algo más rápido. De repente, cuando vamos por un camino, aparece el primero. Es un Kudu, una especie de ciervo enorme y muy majestuoso. Sus cuernos son el emblema de los parques sudafricanos. Está en la carretera comiendo de un matorral. No nos ha hecho ni caso, cuando le ha parecido bien se ha dado la vuelta y se ha perdido entre la vegetación, muy espesa en esta zona. Un poco más adelante hemos visto otro, este está entre los matorrales y pasa más desapercibido. Nos vamos relajando, ya vemos que no es tan difícil verlos, solo hay que ir un poco pendientes. Salimos a una zona más abierta y vemos coches parados, nos fijamos y vemos lo que están viendo, "son elefantes". Hay unos cuantos, están alejados debajo de unos árboles. Debemos tener una cara de bobos, estamos alucinados viéndolos... y ellos a su bola, como si no estuviéramos. Tenemos prismáticos para verlos mejor.
También hemos tenido dos momentos de "tensión": estamos parados viendo un numeroso grupo de elefantes que están todos juntos, como si se dieran sombra unos a otros, por la pista viene un elefante enorme. Se dirige hacia donde esta el grupo de elefantes, pero nosotros no lo sabemos, empezamos a pensar que como se enfade con nosotros nos pasa por encima y nos deja hechos papilla. En la curva del camino se sale de este para dirigirse a donde están los demás. Esto nos ha dado mucha confianza y hemos estado muy cerca de otros. No ha pasado nada, pero hay que tenerles mucho respeto como veremos unos días más adelante en el Kruger. El otro momento de tensión ha sido cuando hemos parado en medio de una pista a mirar algo con los prismáticos, de repente ha salido de entre la vegetación un pavo, un poco más grande que una paloma, ha venido andando hacia nosotros, dando la impresión de que iba a coger el coche con su pico y lo iba a volcar. En el último momento, también, se ha metido entre la vegetación... jajaja
Valle de las 1000 colinas (One thousand hills valley) y en camino hacia las DrakensbergMenos mal que cambiamos de idea y no hemos pasado dos días en Durban, como habíamos pensado al principio.
Es difícil explicar la sensación que hemos tenido en este valle. Supongo que ha sido agridulce. Agria porque lo que habíamos leído sobre la zona no se corresponde, para nada, con la realidad. Veníamos esperando encontrar pueblos tradicionales con gente Zulu en ellos. La realidad es que en esta zona es donde vive la gente adinerada de Durban, dada la proximidad a la ciudad. Pensábamos encontrar amplias zonas con escasa población y no es así, en realidad hay muchísimas casas lujosas por todos lados. También nos ha decepcionado, algo, el tema de la comida, pensábamos poder comer comida tradicional, pero pronto nos hemos dado cuenta que la única opción es los restaurantes franquicia de los centros comerciales, igual que el resto del país. La sensación dulce ha sido los paisajes y la belleza del lugar. La mezcla entre civilización y naturaleza, junto a una casa lujosa o más modesta hay un mirador con unas vistas espectaculares a un cañón. O un grupo de monos saltando y correteando entre los árboles cercanos a la cerca de una casa.
El alojamiento en el que estamos es una pasada, una casa en medio del campo con un caballo y varios perros. Uno de los perros es muy gracioso, ha salido a recibirnos y un rato más tarde le hemos visto detrás de una valla junto a otros dos perros. Al salir de la casa, ha pegado un salto tremendo por encima de la valla para venir a nuestro encuentro, los otros dos perros no pueden saltar tanto y por esa razón no salen a recibir a los visitantes. Está lloviendo, todo está mojado y reluciente.
La verdad es que no habíamos encontrado casi nada de información de la zona, ni en las guías que llevamos ni en internet. Por esa razón buscamos una oficina de turismo para saber lo que podemos hacer por aquí. Cuando llegamos a donde dice que hay una oficina de turismo, resulta que no es así. Hay un vigilante que no sabe nada y un cartel con algo de información, más tarde nos hemos dado cuenta que en realidad los puntos de información son los carteles, que no hay oficinas. Un ciclista, al vernos algo perdidos, para y nos indica que podemos preguntar en un café que hay más atrás, Volvemos sobre nuestros pasos hasta el lugar donde hay además un par de tiendas de recuerdos, algo hippies. Nos han dado un folleto y poco más, nadie parece saber lo que se puede visitar por aquí. Martín ha dicho una de esas frases sabias que suelta de vez en cuando, "en los viajes siempre hay un día que todo parece salir mal". Nos encontramos un poco perdidos, dando vueltas de aquí para allá en la niebla. En el folleto que nos han dado hay un edificio con una pinta muy chula, al estilo Zulú. Tras preguntar a varias personas hemos llegado a entender que solo se puede visitar este edificio en una excursión organizada, tampoco sabemos donde contratar esta excursión. En esas estamos cuando Eva ha parado en lo que parece un sitio con unas vistas interesantes ...
Resulta que a nuestros pies tenemos el cañón de un río, con unas formaciones de roca bien chulas.
Cenamos en un sitio muy curioso, un "Spanish-Grill!!". Ha molado y hemos cenado fenomenal, pero vamos que era la misma comida de todos los sitios pero con un toque algo latino y algunas cosas como "chorizo" escritas en castellano en la carta. Lo mejor ha sido cuando nos han traído una sangría, que no estaba mala. Los camareros se han quedado flipados al decirles que somos españoles. La verdad es que no era el sito al que queríamos ir a cenar. Eva había visto en internet un sitio de "comida zulú" en Durban (a unos veinte minutos), que tenía buena pinta. Cuando hemos llegado no hemos visto nada que se parezca a un restaurante (habría desaparecido ya), lo que hay es una plaza junto a un mercadillo llena de basura tirada por el suelo. Así que hemos desistido del sito de comida local y nos hemos tenido que volver en busca del centro comercial.
Pietermaritzburg no da más de si para nosotros, mirando unos folletos hemos visto que siguiendo nuestro camino pasamos cerca de una cascada de casi cien metros de altura. Está en Howick y según dice el folleto está en el mismo centro de la población. Al llegar descubrimos que efectivamente así es, una calle con tiendas para los visitantes lleva hasta un mirador. Tenemos la catarata a nuestra derecha y la vemos algo desde arriba. Es bastante chula con una caída prácticamente vertical. En la pared, al otro lado del agua hay gente rapelando (bajando con cuerda). Hemos leído que alguna agencia lo oferta. También hemos visto a gente en la parte de abajo de la cascada, así que nosotros también queremos bajar. Hay una caseta cerca del mirador donde nos cobran para bajar y nos dicen que no se puede bajar con mochila, que no se puede llevar nada, también nos dicen que no nos podemos bañar! No lo entendemos, pero lo acatamos! Solo llevamos una botella de agua en la mano.
La bajada es fácil, al menos para nosotros. Para otros turistas, más urbanos, no tanto. Hay mucha vegetación y piedras, pero el camino no tiene pérdida y está bien trazado. Enseguida llegamos abajo, las vistas son bastante más chulas que desde arriba, nos hacemos unas cuantas fotos y nos acercamos a la laguna a donde cae el agua.
Al volver arriba una señora, blanca, nos ha preguntado que que nos ha parecido. Le preguntamos por que no se puede llevar mochila y nos dice que han abierto el camino hace poco y que hay gente que roba a los turistas. Con un tirón le quitan la mochila y salen huyendo! Le decimos que no nos parece un sitio peligroso y que no hemos visto nada así en lo que llevamos de recorrido del país. La mujer nos mira con suficiencia y nos dice "Esto es África", algo de racismo o de superioridad hacia las personas negras nos ha parecido notarle. La verdad es que no nos ha gustado nada, ni la señora y ni su actitud.
Seguimos camino hacia las Drakensberg, hacia nuestro alojamiento. Vamos siguiendo el navegador por una autopista, nos hemos despistado un poco cuando nos ha indicado que nos salíeramos y nos hemos pasado la salida. Así que hemos tenido que hacer unos cuantos kilómetros más, además hemos ido por otro camino que de repente era una pista de tierra en vez de asfalto. Ha sido un tramo de unos 5km, menos mal que ha vuelto a ser asfalto pues aún nos quedaba bastante para llegar. Como nos pilla de camino nos pasamos por el hostel Amphitheatre Backpackers, para coger una excursión a Lesotho para mañana. Nos queríamos alojar aquí, pero celebran estos días un festival de música y ya no había sitio. Continuamos camino, nuestro alojamiento está a unos 10km. Lleva un rato lloviendo, pero de repente se pone a diluviar. Nos cuesta muchísimo seguir la carretera, vamos a 20km/h o menos. La carretera tiene tramos que está bien y otros en obras, no tiene rayas pintadas por ningún lado. Por suerte no hay mucho tráfico y aún es de día, aunque se ve poco. La cabaña está bastante bien, tiene una cocina bastante equipada y una barbacoa fuera (esto en realidad lo tienen en todos los sitios). Como no hemos venido preparados y estamos algo cansados, cenamos en el restaurante del complejo donde estamos alojados. Nos gustó mucho cuando lo vimos por internet, sobre todo su eslogan: "Never trust a thin chef" (No te fíes de un cocinero delgado), junto con el dibujo de un cocinero con una buena barriga. El dibujo es igualito al cocinero que, sin duda hace honor a su eslogan.
Lesotho (Un país dentro de Sudáfrica)
Lesotho es un país que está completamente dentro de Sudáfrica, como si Cuenca fuera otro país.
Madrugamos mucho para la excursión, ya que tenemos que estar pronto en el Amphitheatrer Backpackers. Iremos en una furgoneta con el guía y conductor y otros ocho clientes a parte de nosotros. El camino es largo y la carretera no está muy bien. Aunque luego, viendo las carreteras que hay en Lesotho, estas nos parecerán buenas y todo. Tardamos una hora aproximadamente en llegar a la frontera, el último tramo por una pista de montaña en regular estado.
Bajamos por una zona donde hay mujeres y niños por todos lados. Los niños vienen corriendo y nos piden que les hagamos fotos, les encanta, se ponen a posar y a hacer gestos. Las mujeres están tumbadas sobre la hierba en la sombra. La mayoría llevan una especie de sombrero/turbante en la cabeza. Nos sonríen con amabilidad y nos miran curiosas.
Tomamos el camino de regreso en el 4x4 y pasamos por una especie de colmado (tienda). En ella hay unas cuantas personas con camisetas amarillas. Se trata de los miembros de un partido político que están de "campaña electoral" o de lo que sea. Hemos pasado un buen rato, pues no paran de reír y de bailar. Tras esto vamos a una casa donde nos dan a probar una comida tradicional. Se come, como no, con la mano. Se trata de una especie de pasta de un cereal que se apelmaza en la mano y se mezcla con unas verduras que están en un plato aparte. También han traído cervezas, esta vez de lata, que por supuesto nos han cobrado a los que han querido. Alguien ha preguntado por el baño, esta detrás de la casa. Se trata de una caseta alejada unos metros de la casa con una taza y un agujero en el suelo. Vamos que hay quien lo ha utilizado y quien ha decidido dejarlo para más tarde!
Las montañas DrakensbergLas Drakensberg son una cordillera que bordea gran parte de Lesotho y se dirigen hacia el norte. En ellas se inspiró Tolkien, que por cierto nació en Sudáfrica. Dan la impresión de ser unas montañas recién nacidas, es tan pequeña la huella del hombre en ellas que no deben ser muy distintas a como las conocieron los hombres de las cavernas. No se ve ni rastro de nieve en ellas, pero si muchísimo verde y picos con formas puntiagudas y desafiantes. Una de sus partes más conocidas es el Anfiteatro. Se trata de una formación casi circular, a la que se llega tras recorrer un largo valle. Esta es la excursión que vamos a hacer el primer día: acceder al Anfiteatro y tratar de ver las Tugela Falls (la segunda cascada más alta del mundo con una altura de 947m, repartidas en 5 saltos).
El parque donde se encuentra se llama Royal Natal y como todos los parques sudafricanos está muy bien conservado y tiene buenos servicios (camping, tienda, barbacoas no puede faltar por supuesto...). Nada más dejar el coche aparece un cervatillo y unos pasos más adelante, aún en la carretera, un grupo de monos pasan junto a nosotros comiendo frutos en las orillas de la carretera. Estamos encantados, nos han dado un pequeño mapa y unas indicaciones. La verdad es que no es difícil seguir la ruta, lo cual no quita para que el recorrido sea una aventurilla y que esté lleno de sorpresas. El día está nublado, de vez en cuando nos mojamos un poco y nos tenemos que poner el chubasquero. Aún así la temperatura es alta y se anda bien. Además las nubes van entrando y saliendo del anfiteatro, lo que le da una belleza especial. Imaginamos que un día despejado tiene que ser espectacular, pero como no lo vemos despejado nos parece espectacular verlo con nubes.
A nuestro alrededor las paredes son bien grandes, estamos algo encajonados. Sobre nuestras cabezas se encuentra el Anfiteatro, aunque la vista completa era mejor más atrás, aquí podemos apreciar mejor la envergadura de las paredes que lo conforman. Llegamos a un sitio que llaman el túnel o algo así. Se trata de una cavidad en la roca por la que pasa el río. Tendrá unos 20 metros de longitud y se puede pasar por él dentro del agua o bordearlo. Como la temperatura no es demasiado alta, el agua baja con algo de fuerza y no lo conocemos: decidimos, como el resto de la gente que hay por aquí, bordear. Se trata de subir por una escalera primitiva, con listones de madera y una cadena, que está en la pared. No es difícil, pero no viene mal no tener vértigo. La cosa se complica un poco pues después de la escalera hay que trepar por una canal agarrándose a las raíces de los árboles y a algunas clavijas clavadas en la pared. Bordeamos, pues, el túnel y aparecemos al otro lado. Un chico sudafricano, que va con dos colombianas, dice que ya está que hasta aquí se puede llegar. Es verdad que no hay camino y que solo se puede avanzar por el río de piedra en piedra. No sabemos cuanto queda para poder ver la cascada. Estamos pensando que quizás haya que darse la vuelta, cuando aparece una familia que viene bajando..., nos dicen que sigamos, que enseguida se verá la cascada. Así que allá vamos, tras cruzar varias veces más el río (Eva ha decidido que lo cruza con las zapatillas puestas para que no le duelan los pies), llegamos al lugar desde donde se ve la cascada. El chaval sudafricano con las colombianas también ha seguido hasta aquí, se conoce que las veces anteriores que vino a este lugar no llegó a ver la cascada. La colombiana joven es la mujer del sudafricano y la otra es su madre que ha venido a visitarles. La madre es encantadora y tiene una marcha tremenda, se mete por todos los sitios, se la ve encantada! Nos han contado algunas cosas, tanto de su país como de su convivencia con los sudafricanos.
Ya de bajada, después de cruzar el río varias veces, de subir por las rocas y bajar por la canal y la escalera, ha salido un poco el sol. Así que aprovecho para darme un bañito rápido. Como me parece un sitio encantador he dejado en el agua la pulsera viajera de Conchiki que traía a este viaje. Cuando estamos a unos 20 minutos del lugar donde hemos dejado el coche una mujer nos para y nos pregunta que cuanto falta para ver la cascada. Le decimos que todavía faltan unas tres horas. Como somos extranjeros y no tenemos ni idea, saca un mapa y nos lo enseña. Con cara de estar tratando con niños que no se enteran nos dice que lleva andando media hora y que tal y como se ve en el mapa debe de verse la cascada enseguida en un par de vueltas! A pesar de que se lo explicamos y le decimos donde estamos, pues no tiene ni idea de lo que es un mapa, no nos hace caso y sigue su camino pensando que a la siguiente curva del camino verá las Tugela Falls.
Hoy será el último día del año. Estamos en un sitio idílico, pero también queremos tomarnos el día con algo más de tranquilidad.
Estamos en nuestra cabaña, escribiendo en los diarios, cuando comienzan a oírse fuertes golpes. Está granizando de lo lindo. Luego se pone a llover a cántaros sin parar. Tanto es así que para ir a cenar, al restaurante del sitio donde estamos alojados que se encuentra a apenas cien metros tenemos que ir en coche. Nos hemos calado corriendo desde el coche hasta la entrada. En este lugar el día no es demasiado especial, la cena es la habitual del menú. Como llegamos pronto nos sentamos en la barra a tomar una cerveza. Tienen un tocadiscos con una buena colección de vinilos, así es como pinchan la música, el ambiente sin duda es muy agradable y relajado. Como quien no quiere la cosa nos hemos puesto a hablar con otra gente y hemos hecho un buen grupo. Son sudafricanos que vienen a pasar las vacaciones a un lugar tranquilo. Nos cuentan muchas cosas del parque Kruger y de su país.
Viajamos hacia el Kruger el día 1 de Enero. No hay demasiado tráfico por la carretera y todo va bien hasta la hora de comer. Casi todo está cerrado, por lo que acabamos comiendo en......, ¡qué horror!..., un KFC. Desde luego no estamos teniendo surte con la comida en los días festivos!! Encima, es una pena porque un poco más adelante hemos visto un sitio que estaba abierto y que tenía mejor pinta.
Nos alojamos en Nelspruit. No tenemos nada reservado por lo que pasamos un rato buscando.
Parque Kruger (Animales, animales y más animales)Hemos visto muchos animales, ¡si!. Hemos tenido mucha suerte, ¡si!. Pero también nos lo hemos trabajado mucho... Mientras veníamos hacia aquí Eva ha comentado que quizás 7 días en el Kruger fueran demasiados... No vamos a decir que hayan sido pocos, pero tampoco son muchos y los hemos aprovechado a tope. Os contamos nuestro plan de cada día. Nos levantamos al amanecer, si tenemos contratada excursión a las 3h15 de la mañana y si no, a las 4h. Salimos con la excursión o en cuanto abren las puertas del recinto, ya que nos hemos alojado dentro del mismo parque. Hacemos una ruta de entre dos y tres horas. Normalmente es el mejor momento pues los animales grandes se suelen mover de noche. Volvemos a desayunar y cuando terminamos, volvemos a salir otras 2-3 horas. Regresamos a comer y nos relajamos un rato. Volvemos a salir, este es el peor momento pues es cuando más calor hace y los animales no se mueven casi. Según va atardeciendo vuelven a moverse los animales, tenemos que verlos a la carrera pues hay que llegar antes de que cierren las puertas del campamento, 30 minutos antes del anochecer. Esto lo hemos hecho los 7 días. En los traslados, cuando hemos cambiado de campamento para alojarnos en uno diferente, hemos hecho el viaje buscando animales también. Hemos llegado a la conclusión de que tienes que estar en el sitio en el momento preciso, los animales pasan junto a la carretera o la cruzan, si no estás en ese momento ahí, nos los ves.
Día 1
Entramos al parque por la entrada Crocodrile Bridge. Rellenamos los papeles y permisos y compramos un libro donde vienen los animales que se pueden ver con sus nombres. Lo hacemos para ir marcando lo que vayamos viendo. Nos gustó mucho hacerlo en el Addo Elephant Park. Estamos nerviosos, no tanto como en el Addo, pero con mucha incertidumbre. Estamos deseando ver alguno de los grandes felinos... El inicio no puede ser mejor, nada más entrar cogemos una carretera y ¡allí! dos rinocerontes con una cría. Que pasada! Sin darnos cuenta las cosas se suceden, jirafas, impalas... Empezamos a sentirnos más seguros y con más experiencia, podemos ver muchas cosas nosotros solos, sin necesidad de otra gente. De repente vemos un grupo de coches parados... allá vamos! Nos colocamos, casi sin querer, junto a un todoterreno donde hay una señora con una cámara que tiene un objetivo enorme. Le preguntamos y nos dice que se puede ver un leopardo. ¡Saltamos de nuestros asientos, excitados! Allí esta, tumbado sobre una piedra a la sombra de un árbol. Tras un rato observándole, a veces mueve el rabo o una pata, la señora nos dice se va a mover porque le está dando el sol en la cara y cambiará de posición. Efectivamente se ha levantado y se vuelve a tumbar en la sombra. El objetivo de la señora es tremendo pues nosotros ni de lejos podemos ver que le da el sol en la cara... Allí se ha quedado el leopardo, nosotros nos tenemos que marchar pues es nuestra primera noche y queremos ver como funciona lo de los campamentos. Llegamos al campamentos unos cuantos impalas después. Nuestro primer campamento es el de Skukuza, sin duda uno de los mejores.
Día 2
Nuestro segundo día será completo y muy productivo. Hemos contratado unas excursiones, la primera la haremos hoy y comienza a las 4 a.m.! Nos dicen que hay que estar un cuarto de hora antes, allí estamos ¡los primeros! Según va llegando la gente se oyen ruidos fuera, nos parece la "risa" de una hiena. Efectivamente, cuando salimos allí están las hienas. Hemos estado viendo a una un buen rato, estaba tumbada en la carretera, a un metro nuestro. Nada más movernos el conductor-guía ve un leopardo, lo hemos visto cruzar la carretera y al acercarnos se ha metido en la vegetación. Dice el guía que somos un grupo con suerte, como sigamos así en 5 minutos acabamos la excursión. Vamos viendo pájaros, tortugas, de los impalas comenzamos a pasar... Douglas, el guía, nos va contando cosas. De repente se da una palmada en la pierna y comienza a reírse..., "leones"!! Un grupo de hembras y machos jóvenes está tumbado en el camino. A estos no se ha acercado tanto como a la hiena, pero aún así los tenemos al lado! Están tumbados y se mueven poco, ha sido una gozada. Nos quitamos la angustia de no ver leones. Seguimos ruta y paramos junto a unos elefantes. Douglas nos habla de estos animales durante un rato. Nos ponemos en marcha, al pasar junto a uno bien grande, empieza a bramar, se le ponen las orejas tiesas y se viene a por nosotros. Douglas avanza y se va riendo, el elefante nos sigue indignado. Nosotros nos reímos porque Douglas no parece nervioso. Nos damos cuenta de lo peligrosos que pueden ser los animales salvajes: las normas y consejos que hemos leído y nos han contado no son ninguna tontería. Alguno de los que viene en el camión, sobre todo una de las chicas que va atrás, están pálidos. El elefante nos ha seguido un buen rato, durante 1km o así, hasta que Douglas ha acelerado y le hemos dejado atrás. Al llegar al final de este camino un coche venía de frente, nuestro guía les ha advertido del suceso con el elefante.
Otro animal, nuevo, que hemos visto es un Blue Wildbeast, o lo que viene a ser lo mismo, un Ñu. Cuando estamos regresando al campamento y como quien no quiere la cosa un leopardo macho ha pasado junto a la carretera caminando!
Después de desayunar y ya por nuestra cuenta han aparecido unos búfalos con pájaros en el lomo. Vamos entrando en miradores frente al río hasta que hemos visto hipopótamos. La verdad es que cuesta verlos, parecen rocas en el agua. Eso si, cuando los ves ya es fácil distinguirlos. Sobre todo cuando sacan la cabeza y abren su enorme bocaza como si estuvieran bostezando. Cuando vamos de vuelta al campamento para comer vemos una aglomeración de coches con lo que nos acercamos a ver que pasa. Es un leopardo, primero está en el suelo y luego se sube a una rama. Los niños y Eva lo han medio visto, yo la verdad es que solo lo intuía. Nos hemos ido rápidamente pues no se ve bien y el jaleo que hay no nos gusta mucho.
Hacemos una braai, con carne de Impala y de Warthog (esta última es una carne algo dura).
Día 3
A las 4h30 abren la puerta, a las 4h20 estamos esperando. Somos los segundos, delante únicamente está una camioneta de una excursión privada. Al poco de salir vemos un hipopótamo. Lo vemos gracias a la linterna. Es aún de noche y al alumbrar con una luz, a los animales les brillan los ojos, con lo que es más fácil verlos. Un poco después aparece un grupo de hienas. Hemos ido un rato circulando con una hiena andando en paralelo a nosotros. Después de las hienas ha sido el turno de los monos. Han aparecido dos grupos de babuinos en la carretera, han estado jugando, despiojándose, comiendo de los arbustos cercanos... Lo menos había 40 miembros en cada uno de los grupos. Después ha llegado un momento con algo de tensión, nos hemos acercado a un grupo de elefantes, pero manteniendo la distancia y el coche en marcha, para que no nos pasara lo de ayer. No ha servido, pues han salido de entre la vegetación algunos animales por delante y otros por detrás. Ha habido un momento que estábamos atrapados con elefantes rodeándonos a apenas unos metros del coche. Menos mal que no se han enfadado y que han cruzado la carretera sin hacernos caso! Otra cosa que nos ha hecho mucha ilusión ha sido ver escarabajos peloteros. Tanto en el Addo Elephant Park como aquí hay señales de tener cuidado con ellos cuando cruzan la carretera, pero aún no los habíamos visto. Ya os podéis imaginar una pelota de mierda con un escarabajo empujándola y otro (la hembra) subido a ella. En otro momento nos contarán que la hembra elije al escarabajo que hace la pelota más chula!
Hoy nos vamos a dormir a otro campamento. A Talamati. El camino es algo largo y sin apenas cruzarnos con ningún coche. Hemos visto un nuevo tipo de antílope, el Waterbuck, que tiene una especie de diana pintada en el culo y que parece ser que nada muy bien, de ahí su nombre. También hemos disfrutado de un grupo de elefantes que se están dando un baño en el barro. El antílope más pequeño que vemos es un Steenbok, se suelen encontrar en solitario y más que huir lo que hacen es esconderse entre la vegetación, dan la impresión de estar siempre asustados de que algo les caiga encima. Cebras, ñues, pájaros y una garza muy chula con varios colores tanto en su cuerpo como en el pico. En Talamati cogemos otra excursión: "Sunset drive" (paseo a la puesta del sol). No es tan afortunado como el de ayer, aunque también ha habido cosas interesantes. Lo mejor que el conductor es capaz de imitar el sonido que hacen las cebras, cuando ha acabado nos ha dicho el conductor que no nos podía decir lo que habían hablado: ha dicho que "era muy íntimo". De verdad, no es broma, la cebra le ha respondido!!! Hemos visto pájaros de muchos tipos, unos parecen pavos de color negro con la cabeza de color rojo brillante, también un camaleón. Este campamento es más escueto que el anterior, no tiene restaurante ni tienda. Hemos comido arroz con pisto y unos huevos duros que traíamos para este menester, y mientras el resto de nuestros vecinos haciéndose su braai!
Día 4
Día curioso, por un lado los avistamientos a lo largo del día no han sido ni numerosos ni espectaculares, por otro el último avistamiento ha sido probablemente el más espectacular de los que llevamos hasta ahora! Salimos de Talamati en dirección a Satara, para desayunar allí. Es difícil transmitir la sensación de estar desayunando en una terraza rodeados de vegetación con una valla a unos 20 metros de donde estamos y detrás de la valla: un par de búfalos pastando. Nos hemos acercado para verlos de cerca, estaremos a unos 5 metros. Aún así hemos visto alguna cosa, jirafas, unos zorros, otro grupo de hienas junto a la carretera, kudus, steenbok.... Eva ha intentado hablar con una cebra, imitando al guía de ayer, pero no le ha hecho caso, salvo que le haya dicho que se fuera, pues es lo que ha hecho el animal. Hemos comido en Olifants, el campamento donde pasaremos unos días, una braai que ya vamos haciendo cada vez mejor. Salimos después de una siesta, nos acercamos a una pequeña laguna y vemos un cocodrilo y muchas tortugas. Al parar se han acercado a nosotros. Las tortugas salen del agua y están a la expectativa, el cocodrilo se ha acercado sigilosamente a la espera de que metamos la mano en el agua para merendar. Se le ven los ojos y la punta de la nariz, únicamente, y está completamente inmóvil.
Aunque hemos visto cosas, no han sido tantas como los días anteriores. Quizás por la siesta o por lo que sea, estamos un poco defraudados con el día de hoy... Eva trata de animarnos y dice que no nos preocupemos que después de la siguiente curva veremos un león. Después de la curva salimos a la carretera principal, de camino al campamento pues ya es la hora de regresar. Han pasado unos minutos cuando Martín dice, ¡para, un león! Es un macho grande, melenudo. Lo tenemos a unos 30 metros. Lo ha visto de casualidad. Se pone en pie y da un pequeño paseo, se le ve muy relajado y está junto a una leona que está tumbada en el suelo y a la que apenas si vemos. Se ha sentado frente a nosotros, como mirándonos. Aunque vamos con algo de retraso, no queremos irnos. Lo hacemos cuando no queda más remedio y tenemos que volver deprisa. ¡Estamos exultantes!
Día 5
Seguimos usando la palabra "constancia". Bromea con ella David, exigiendo que estemos atentos constantemente. Resulta curioso que sea él el que lo dice pues está todo el tiempo despistado, apenas si aguanta unos segundos mirando y sin decir nada. Sobre todo me lo dice a mi, que estoy casi todo el tiempo concentrado! Eso si, los que más avistamientos han hecho han sido Eva y Martín, que no se les escapa nada. David ha hecho algunos sonados, como abrir los ojos después de estar durmiendo un rato y decir "un rinoceronte".
Por la tarde después de ver al cocodrilo de ayer y a otros dos más grandes tomando el sol, se produce un momento chulo. Estamos volviendo al campamento por la zona donde ayer vimos al león melenudo cuando Martín se arranca a cantar, con la ventana abierta, "Pedro Navaja". Nos hemos quedado en silencio escuchándole, ha sido muy bonito!
Seguimos con nuestro plan de cada día, excursión pagada por la mañana donde no vemos muchas cosas. El mismo conductor va preguntando en voz alta "¿donde están los animales?". Como no se veían cosas, se ha bajado del coche y ha cogido algunas plantas para contarnos cosas de ellas. Ya por nuestra cuenta vamos camino de Letaba para tomar un café y recorrer la zona norte, todos estamos medio dormidos pensando si no sería mejor volver al campamento y descansar. En esas estamos cuando vemos un coche parado junto a la carretera, nos dicen que ellos están descansando un poco pero que más adelante se puede ver un leopardo. Allá que vamos. Se encuentra en una zona de rocas y lo vemos subir y bajar un par de veces, bueno, los vemos pues se trata de dos o tres leopardos. Ha estado fenomenal, sobre todo la facilidad con la que suben y bajan las piedras, uno de ellos ha estado a punto de caerse. Desde luego ha sido el mejor avistamiento de leopardos que hemos tenido. También hemos estado siguiendo la pista de un cheetah (guepardo) pues alguien nos ha dicho que le parecía haber visto uno, nos hemos movido alante y atrás pero no ha habido suerte.
Por la noche cogemos otra excursión: "night drive". Ha estado muy bien pues hemos visto la vida en la selva por la noche, bueno un porcentaje muy pequeño por supuesto pero significativo. De lo más curioso ha sido ver varios conejos. Están en la carretera y se mueven cuando nos acercamos con el coche, dice el guía que no son demasiado listos pues se alejan por la carretera en vez de apartarse. También nos ha gustado mucho ver un canguro africano, es pequeño, como un conejo, y va dando saltitos con sus patas traseras, la parte de atrás del rabo la tiene de color negro. Hay un pájaro que resulta muy curioso, se le puede ver tumbado en la carretera comiendo. Está tumbado porque, según el conductor, no tiene fuerza en las patas. En el camino de vuelta hemos visto un búho moteado posado sobre la carretera.
Día 7
Hoy será nuestro último día en el Kruger. Vamos a Tamboti a dormir, un campamento que en vez de cabañas lo que tiene son tiendas de lujo que se encuentran sobre una plataforma de madera. Este campamento no tiene ningún tipo de servicio y hay que pasarse por Orphen que es donde te entregan las llaves y donde puedes comprar cosas. Como estamos algo cansados nos hemos tomado un respiro dándonos un chapuzón en la piscina. Hemos vuelto a ver elefantes con frecuencia, llevábamos unos días sin apenas verlos, bromeábamos con que estaban teniendo una reunión en algún lugar lejano. También hemos visto leones aunque algo lejanos. Desde la tienda podemos ver un río frente a nosotros, al otro lado del mismo hay una hiena tumbada. Está dormitando, de vez en cuando levanta la cabeza y mira en derredor. Salimos para la que creemos que será nuestra última excursión en el Kruger. David lleva desde que entramos diciendo que quiere ver Wild Dogs (perros salvajes), lo hemos intentado pero no ha habido suerte. Hasta hoy, que nos hemos topado con ellos junto a la carretera. Estábamos a punto de darnos la vuelta pues por la carretera por la que vamos no hay manera de hacer un recorrido circular. Como no sabemos si más adelante hay algo interesante o no, decidimos que sería buena idea preguntar a algún coche que venga de frente. Aparecen un par de ellos pero no nos hacen caso al hacerles señas de que paren, claro como no nos podemos bajar del coche no se dan cuenta de que queremos decirles algo hasta el último momento. A David se le ocurre una idea: "vamos a parar como si estuviéramos viendo algo, que seguro que paran". Efectivamente ha funcionado a la primera, el siguiente coche que venía de frente ha parado a ver si estábamos viendo algo. les hemos dicho que no y les hemos preguntado si hay algo más adelante. Nos dicen que si, que hay unos Wild Dogs un poco más allá. Son 5 animales que están tumbados y que de vez en cuando se levantan y se ponen alerta. Tienen unas orejas muy grandes y el cuerpo lleno de grandes manchas negras.
Día EXTRA
Ultima excursión en el Kruger y sin duda: ¡¡¡la mejor, espectacular, que despedida!!! Salimos por la noche, como siempre en cuanto abren las puertas. El plan es fácil, ir por la carretera hacia Satara rápidos a la ida y lentos al volver. Al poco de tomar la carretera nos topamos con un chacal! Está comiendo algo en lo que parece una mierda de elefante, ¡uhm qué rico! Un poco más adelante volvemos a ver a los wild dogs de ayer, bueno nos parecen los mismos. Ya estamos contentos, ha merecido la pena el madrugón. Estamos pensando en darnos la vuelta así que decidimos utilizar el truco de ayer preguntando a alguien que venga de frente. Nos dicen que se pueden ver unos leones un poco más adelante. Allá que nos vamos. La verdad es que yo no he llegado a verlos, están muy lejos. Los demás los han medio intuido con los prismáticos. Decidimos darnos la vuelta y volver.
¡La perrada padre!
Salimos de nuevo a la carretera, de repente vemos algo que viene hacia nosotros de frente... son wild dogs seguidos de una caravana de coches. Lo menos hay 40, así pues si es verdad que van en grupos tan grandes. Nos quedamos parados y los perros van pasando a nuestro lado, algunos van observando otros van jugando... Ha sido alucinante, una buenísima sorpresa. Seguimos camino cuando de repente Martín dice "parece que allí a lo lejos hay unas hienas" .....
Un poco más adelante Eva decide entrar en un "view point" (mirador), dice que tiene un pálpito. Justo cuando está entrando sale alguien que nos dice que se puede ver un rinoceronte, que está tumbado. Cogemos el sendero hasta un punto cercano a un río, allí abajo tumbado en la arena está el rinoceronte. Lo vemos fenomenal, es enorme. Tras un rato durmiendo ha decidido levantarse, se queda un rato en pie sin moverse, como despertando. Luego se ha ido moviendo un poco pero no mucho. Nosotros nos despedimos de él, nos vamos. Por la carretera seguimos despidiéndonos de los animales que vamos viendo. Volvemos al campamento a recoger. Cuando estamos desayunando Eva dice "mirar los elefantes han venido a despedirse". Están al otro lado del río y no habíamos visto a ninguno esta mañana.
Ruta Panorama, la decadencia de Johannesburgo y el orgullo de Soweto
De camino a Johannesburgo queremos ir por la Ruta Panorama. Se trata de una carretera que pasa por sitios donde hay vistas bastante chulas.
La ciudad de Johannesburgo es muy grande, tenemos reservado un alojamiento en una zona residencial y tranquila. Nos ha costado encontrarlo pues las calles son un poco liosas. Da un poco de cosa que la casa está llena de verjas y tiene algunas medidas de seguridad. A nosotros este tipo de cosas más que darnos seguridad nos crea algo de incertidumbre. Dejamos las cosas en el alojamiento, cuyo interior, está fenomenal y nos vamos a Soweto. Mañana tomamos el avión por la tarde y queremos dejar cerrada una excursión por la mañana para recorrerlo en bicicleta. Lo hacemos con un albergue de mochileros, el Lebo' Soweto Backpackers. El albergue está fenomenal, con las puertas abiertas, la música sonando. En definitiva muy buen ambiente. Después de arreglar la ruta de mañana volvemos a la ciudad para hacer un pequeño recorrido. Nos vamos a la Top of África, el edificio más alto de África. Tiene 50 plantas, Martín ha cronometrado lo que tardamos en subir en el ascensor, 45 segundos. Las vistas son chulas, tenemos toda la ciudad a nuestros pies y nos permite hacernos una idea de lo grande que es esta ciudad. La verdad es que nos ha costado algo llegar hasta aquí arriba ya que el edificio se encuentra sobre un centro comercial y no hay demasiadas indicaciones para acceder a la parte de arriba. A la vez que vas dando una vuelta completa y viendo todos los puntos de la ciudad puedes ir leyendo cosas sobre como se construyó el edificio.
Para ir a cenar la del alojamiento nos ha dicho que podemos ir caminando a una zona donde hay varios bares y restaurantes. Hay poca luz y la gente con la que nos cruzamos no nos da buena espina. Decidimos coger el coche e ir con él. Al aparcar ha venido un "gorrilla" que nos dice que le demos dinero y el nos cuida el coche. Por no buscarnos problemas le hemos dado algo, a lo que el hombre responde que "vale, pero a la vuelta me dais más". Hemos pensado que ni de broma le vamos a dar más. Cuando estamos bajando la calle para elegir donde cenar, vemos a uno de los "gorrillas" que tiene un bate de béisbol! Eva ha dicho: "cuando volvamos le damos más al nuestro, nos guste o no!". Por entender si hemos hecho bien, le hemos preguntado a unos sudafricanos que están cenando a nuestro lado, nos han dicho que le hemos dado el dinero correcto y que no nos preocupemos que cuando volvamos al coche, el hombre ya no estará pues se estará bebiendo lo que le hemos dado.
Soweto ha sido una sorpresa agridulce, grata porque nos ha gustado mucho recorrerlo en bici y por las sonrisas de sus habitantes, pero a la vez triste por ver como viven algunos y las razones que les han llevado a ello. Vamos con dos guías que son muy animados y nos cuentan muchas cosas, también cantan canciones y en general cuidan de todo el mundo. No hemos sentido peligro en ningún momento, más bien al contrario. Nos hablan de dos chimeneas enormes que se ven al borde de Soweto. Son de una central términa y es un símbolo de lo que es este lugar. Resulta que la colocación de la fábrica está alejada de la ciudad de Johannesburgo, dentro de Soweto, sin embargo la energía producida iba a la ciudad mientras que en Soweto no había ni electricidad ni agua corriente, pero si malos humos! Ahora mismo están pintadas con grafitti y hay empresas que las utilizan para la práctica del puenting. Nuestra ruta en bici pasa por unas calles de arena, las casas a ambos lados son chabolas de aspecto humilde. Por en medio de las calles circula un agua verdosa con un aspecto y un olor realmente asqueroso. Por contra los niños están alegres y jugando descalzos en la calle, también las personas mayores parecen alegres. Además es domingo y hay mucha gente vistiendo sus mejores galas. Se hace curioso hacerle una foto a una niña vestida como una princesita al lado de su choza y junto al reguero de agua verde. Todos los niños quieren que les hagamos fotos, nos dicen "shoot me" (dispara) y ponen poses de artistas. Vemos como la gente se pasa la plancha de una casa a otra, todo debe ser compartido por aquí.
Paramos en un sitio, junto a una carnicería, que es un pequeño chamizo con varias cosas sangrantes colgando de unos ganchos. Junto a la pared exterior hay una pila de agua donde lavan los cuchillos y demás enseres. Aquí hacemos una pequeña turistada, nos dan a probar un poco de carne asada y una cerveza similar a la de Leshoto. ¡Si, hemos comido de la carne, a pesar de saber que viene de la carnicería que hay en frente! Unos del grupo han aprovechado este momento para sacar unas camisetas (de fútbol) y regalarlas por allí, nos ha parecido muy buena idea. Por cierto, durante todo el tiempo que hemos estado en Soweto nadie ha venido a pedirnos nada, ni niños ni mayores. Justo antes de entrar en una zona con casas lujosas hay una esquina llena de basura, hay gente en frente charlando sentados a la sombra, para ellos debe ser lo más normal del mundo, a nosotros nos choca mucho. Visitamos un monumento a aquellos que lucharon por la democracia y la libertad, levantado en el lugar donde la policía mató a uno de los estudiantes que protestaba contra el apartheid. Es alucinante como esta gente no pasó a cuchillo a sus opresores! Es, sin duda, un ejemplo de civismo y altura de miras. También pasamos junto a la casa de Mandela y a la de Desmond Tutu, que están en la misma calle y que debe ser la única calle del mundo donde han vivido dos premios nobel.
Aquí está el montaje con las fotos y vídeos del viaje.
Pincha aquí si prefieres ver las fotos y vídeos a tu aire...
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