16 de noviembre de 2004

Encuentros por Jordania

Después de mi ultimo mensaje se me saturo la cuota y no pude recibir correos durante unos días, si alguno de vosotros me mando algo y se lo devolvió, que me lo vuelva a enviar. Gracias!

Vamos a lo que vamos. La entrada en Jordania fue más fácil que en Siria, o al menos me llevó menos tiempo del que yo creía, puesto que tuve que sacar el visado allí y no hubo ningún problema.

Desde la frontera me fui directamente a la ciudad de Jerash, a ver nuevamente unas ruinas romanas. Dejé la mochila en la entrada y a visitar. El foro, que era la plaza principal de la villa romana, es precioso, tiene forma oval y el suelo de losas de mármol se conserva casi intacto; la vista desde un alto muy cercano es muy bonita. En el circo (ni se sabe los que llevo vistos) hay unos gaiteros tocando y montones de españoles por todos lados. Siguiendo la calle columnada, se encuentran varios edificios, sin duda el más espectacular es el ninfeo, que era una especie de fuente decorativa, es precioso, de un color parecido al rosa de Palmira, quizás un poco más oscuro; Se encuentra muy bien conservado y es muy bonito. Esa noche fui a Ammam a dormir, es una ciudad que tiene poco o ningún interés, pero tenía que dormir en algún lado y hacer camino hacia el sur. Es casi imposible comer algo antes de la puesta de sol, por lo que no tiene ningún merito hacer Ramadam aquí. Cuando estaba pasando las horas de la noche en una cafetería, tomando un té y unos pasteles, de repente oigo voces familiares, levanto la cabeza y son mis amigas del Krak de los Caballeros, ellas se van ya a España, pero compartimos de nuevo un té, unas charlas y unas risas.

Lo más incierto de esta parte era la visita al Mar Muerto, pues yo quería ir y seguir viaje hacia el sur sin tener que dormir otra noche en Ammam. Me levanté pronto y me fui para allá. Hay que ir a una complejo hotelero pues la sal pica mucho y hay que ducharse después del baño. Según te acercas, vas pensando que eso es una atracción para turistas y que tu no pintas nada allí, que no es más que un charco y poco más. Lo único interesante quizás es que Israel está allí enfrente, lo que hace que pases varios controles policiales antes de llegar. Al meter los pies en el agua, está caliente como la de la manga más o menos y piensas que estas haciendo el camelo. Pero, cuando de dejas caer de espaldas para mojarte del todo y te quedas como clavado en el agua, sin hundirte, la sensación es increíble. Pones las manos detrás de la cabeza, estilas las piernas, y sin moverte te dejas balancear por el agua, un placer. Lo malo es cuando tocas agua con la boca, es asquerosa, no te puedes quitar el sabor de la sal hasta que te duchas con agua dulce. Me di un par de baños y disfruté del mar muerto para mi solo hasta que empezó a llegar la gente y aproveché para marcharme. Esa tarde quería llegar a Dana.

Este fue uno de los peores momentos del viaje, no me pasó nada, pero no me gustó lo que vi y sentí. En la estación me dijeron que el minibús al que me subí, iba a Dana, nadie me dijo que tenía que cambiar de minibús al llegar a un pueblo cuyo nombre ignoro completamente. Al llegar yo pensé que estaba en Dana, allí nadie hablaba inglés y tenía que buscar hotel haciendo gestos con las manos bajo la cara, la gente era más bien descortés y recibí alguna mirada desagradable. Yo no entendía nada, estaba a punto de anochecer y apareció un hombre que hablaba inglés y me explicó que Dana estaba a 30km, que hasta la noche no había minibús y que si quería ir tenía que tomar un taxi. También me contó que la gente de esa zona no aprecia a los turistas y que es una zona dura, la verdad es que lo único que quería era salir de allí cuanto antes. Tanto es así que según iba hacia Dana iba pensando en dormir y al día siguiente largarme a Petra y pasar del lugar.

Por suerte, la gente de Dana y en concreto del hotel donde estuve, hizo que nada más llegar me sintiera como en mi casa. Quería quedarme un día y me quedé otro más de lo a gusto que me encontraba allí. Todo el tiempo estaban sirviendo té, de charla con los turistas y conocí a varias personas muy interesantes allí. La primera fue una canadiense que con la excusa de escribir un libro sobre los beduinos iba a estar 6 meses allí, ya llevaba 1 y aún no había escrito nada, yo dudo que lo haga, pero a cambio se lo está pasando en grande. Llevaba algún tiempo sin andar por el monte y esta es una reserva natural, con muchos tipos de ambientes, desértico, mediterráneo e incluso preserlvatico, (aviso para navegantes, esta es una zona donde hay un montón de cañones, algunos con agua, por lo visto, muy bonitos), por lo que me bajé por el valle de Dana sin ver a nadie en todo el día, completamente encantando con el paisaje que me rodeaba. En la parte de arriba del valle, se encuentra el pueblo de Dana con una vista espectacular sobre este, la zona tiene poca vegetación, esta va aumentando conforme se baja el valle, en la parte de abajo te llevas una gran sorpresa, pues de repente sobre el cauce del río hay un montón de vegetación, casi parece la jungla. Hizo mucho calor pero fue muy bonito. Ya la noche anterior había charlado con una pareja, el suizo y ella sueca, me había ofrecido ir con ellos por una zona muy bonita, pero yo pensaba estar solo un día y quería recorrer el valle. Cuando les dije que me quedaba otro día y que quería ir a donde ellos habían ido se ofrecieron a hacerme de guía y salí con ellos el día siguiente. El circuito que hicimos lo han descubierto ellos, es un paso entre los precipicios del borde del valle de Dana, para llegar a una zona con unas formaciones rocosas muy, muy bonitas, donde se pueden ver varias tumbas Nabateas, y algunas inscripciones. El camino es muy entretenido, subiendo, bajando, trepando, descendiendo, pasando por espectaculares precipicios, abriéndote paso entre la tupida vegetación, viendo flores, insectos y reptiles, vimos un camaleón!!! Arriba hicimos un pic-nic, me invitaron mis guías, exquisito y volvimos por otro camino igual de interesante. Un gran día sin duda.

Por la noche, antes de comer llegaron muchos grupos, la mayoría de franceses, ingleses…. y también tres chicas españolas. El del hotel, Hamzi, me dijo que había eran españolas y me fui a hablar con ellas. Habían venido sólo a cenar y se iban a Petra a dormir, pero ya nos caímos bien y decidimos que nos encontrábamos en Petra al día siguiente y seguíamos viaje juntos. He pasado unos días encantadores, han sido 4 y me han parecido meses, sobre todo por la cantidad de cosas que nos han pasado en tan poco tiempo.

Petra. Llegué al pueblo de Wadi Musa a las 9 y pico, a las 10 ya estaba entrando en Petra. Los primeros que te asaltan son los guías que se ofrecen para acompañarte, después están los que te ofrecen un caballo para llegar a la entrada, son apenas 10 minutos y a partir de allí, burros, camellos, carros, postales, piedras, monedas, tes, más guías… Todo se diluye cuando recorres El Siq, es un estrecho desfiladero de 1km, las paredes deben tener unos 80m de altura y en muchos sitios no se ve el cielo. Lo más espectacular es el color de las rocas, la parte de abajo está en sobra, casi negra en algunos sitios, mientras que arriba da el sol y parece brillar el color rosa junto al cielo. Sabes que pronto llegarás a El Tesoro, has visto muchísimas fotos, películas y has leído mucho sobre ello. Nada de esto te prepara para lo que ves allí, de repente el desfiladero se abre en una explanada y al frente está brillando, de color rosa, la fachada del templo más bonito y conocido de Petra. Sobre una pared de piedra tallaron, los Nabateos, la portada de un templo, creo que tiene 40m de altura y unos 30 de ancho. Es perfecto y apenas se nota el paso del tiempo, además el color de la roca hace que te sientas sobrecogido al verlo, apenas te lo puedes creer. Casi es imposible marcharse de allí para continuar viendo más cosas. Subo a ver la zona del altar de los sacrificios, lo que más me gusta es dos columnas labradas de la piedra, es decir que había dos rocas allí y a base de martillo y paciencia sacaron dos columnas quitando la roca de alrededor. También se ven varias tumbas más y muchos puestos de bebidas y regalos. Abajo me encuentro con las tres chicas españolas, nos vamos al monasterio, nos empiezan a seguir varios chicos, un chavalin encantador que nos esta haciendo de guía y que no pide nada a cambio, uno con un burro que se lo ofrece gratis a las chicas, Carmen acepta y es mas duro casi subir en el burro (Mónica) que andando. El monasterio es espectacular, es muy parecido al Tesoro, solo que un poco más grande y más tosco. Pero no hay casi nadie allí y le está dando los últimos rayos de sol, es precioso. Subimos un poco más hasta un mirador desde donde se divisan unas vistas increíbles de los valles al norte y al este, empezamos a bajar antes de que se ponga el sol. Cada vez nos sigue más gente, al llegar abajo ya es casi de noche. Somos los últimos saliendo de Petra, la estamos cerrando, en el desfiladero El Siq está tan oscuro que Alex, mi guía, apenas ve nada y un beduino nos echa una mano, vamos sorteando camellos, burros… Al salir tenemos un hambre de muerte, nos vamos al bar del centro del pueblo, es ese lugar donde va todo el mundo y donde todos se conocen, al día siguiente todo el mundo nos dirá que nos vio allí. Después de cenar y tomando miles de tes, fueron apareciendo diversos personajes, les llamábamos con un nombre clave pues el suyo nos resultaba difícil de recordar. El del globo, le llamamos así porque no paro de decirme que era muy guapo y que era para el más que un hermano, estaba bastante borracho, Alex me decía que al día siguiente iba yo a montar en globo, de ahí el nombre. El de la chupa nueva, Abdullah, como este día es el último del Ramadam, tienen la costumbre de regalarse algo, se compro una chaqueta y la estreno allí mismo. Aids (sida en ingles) a este no acabamos de ponerle ningún nombre, pero es un personaje absolutamente genial, creemos que es el que pasa hachis o algo así, le conoce todo el pueblo, la policía le llama por su nombre para que quite el coche, no tiene carnet de conducir pero todos los policías le conocen o se inventa una historia, además toca muy bien la flauta travesera, tiene una risa encantadora, se comporta como un niño, en fin un encanto. El fantasma, cuando nos hacíamos alguna foto, se escondía. El charlas, Teasser, no paraba a la pobre Charo no la dejaba casi ni respirar, pero es una buena persona. Todo el pueblo parecía estar pendiente de nosotros. Después de tomar montones de tes, decidimos irnos a hacer una hoguera a la pequeña Petra, vienen algunos de estos y alguno más, cuando llevamos apenas 20 minutos, aparece la policía. No sabemos quien la llamó, ni siquiera ellos lo tienen claro. Empiezan a echarles la bronca a nuestros amigos y nosotros tratamos de decirles que estamos allí porque queremos y que nos están tratando muy bien. Los polis tienen pinta de tipos duros de película de cine y hablan como si nos estuvieran salvando la vida. Nos dicen que los turistas no pueden estar por la noche en esa zona sin avisarles, que es peligroso, …. Total que se los van a llevar a comisaría y a nosotros al hotel. Por el camino les sueltan, no los llevan a comisaría. Al llegar al hotel, justo llega la poli detrás, quieren charlar con nosotros, el jefe parece un nazi, de la gestapo o algo peor, fuma con un aire de superioridad horroroso, nos dice que son mala gente, que no nos podemos fiar de ellos, que en aquel lugar hay escorpiones y que si patatín y patatan. Dos de las chicas se van a dormir y el muy capullo del policía le dice a la otra que quiere hablar con ella a solas, yo trato de hacerme el longui y bajo al restaurante también pero me dice que me suba que quiere hablar a solas, el capullo aprovechándose de su autoridad ¡intenta ligársela!, la pobre encima no sabe como hacer para deshacerse de él pues no quiere poner en problema a nuestros amigos los beduinos y tampoco quiere ser grosera, pero pasa un muy mal rato. Porque no quieres meterte en problemas, pero al capullo es para denunciarlo.

Al día siguiente todo el pueblo sabe, que paso algo. No se sabe quien llamó, no lo tiene claro nadie. El caso es que tras dormir medio mal, nos vamos de nuevo a Petra, el desfiladero y el Tesoro, nos hacen olvidar lo que nos paso ayer. Vamos encontrándonos con nuestros amigos, que están bien. Recorremos la parte que nos queda por ver, yo el teatro y la zona de las fachadas que permiten imaginar la grandeza de la ciudad en su época de apogeo. Por la tarde vamos a ir a Wadi Rum, al desierto, nuestros amigos beduinos quieren acompañarnos para estar con nosotros un día más, son tan malas personas que nos dicen que el taxi cuesta 15 dinares, cuando en realidad cuesta 20 y los 5 restantes los han pagado ellos, que van en su coche. Son tan malos que el precio normal para lo que hicimos en Wadi Rum son de 40 dinares en adelante y a nosotros nos cobraron 20. Además no pararon en ningún momento de cantar, de reír, de tocar música, de estar pendientes de nosotros,…. Ya es de noche en el campamento, hacemos una hoguera y pasamos unas horas charlando, tomando tes y fumando narguile (yo solo la probé un poco). A la mañana siguiente el despertar es fantástico, un espectáculo de colores está ahí fuera, la arena es rosa y va cambiando de color a lo lejos en las montañas que son marrones oscuras o claras según les dé la luz del sol, de vez en cuando hay pequeños arbustos verde mate, que resaltan aún más el rosa de la arena. Es un lugar de ensueño. El recorrido en jeep, transcurre entre risas, canciones y chistes. Visitamos varios puentes de roca, un estrecho y pequeño acantilado, subimos a una duna para tirarnos desde arriba a toda velocidad por su parte más inclinada. Comemos en un lugar idílico, en un pequeño entrante en la montaña a la sombra, la comida fueron sardinas y atún enlatado, con ensalada pan calentado al fuego y queso, pero nos pareció delicioso, junto con las canciones, la guitarra, la flauta travesera…. El último puente de roca que visitamos es el más espectacular, estará a unos 30m de altura y se puede subir y pasar por encima de él, estuvimos allí un buen rato sentados disfrutando del momento. La cena, la hicieron en un horno enterrado en la arena y estaba buenísima. El amanecer del día siguiente en el desierto también fue muy bonito, aunque ya se presentía la despedida. Nuestros malos amigos, no solo no nos pidieron nada, sino que regalaron alguna cosa. Han sido unos momentos inolvidables y divertidos, con Abdullah, Aids y Teasser. Sin duda alguna de las mejores personas que hemos conocido en estos días.

Un poco tristes nos dirigimos a Aqaba, donde nos espera la guinda del pastel. Queremos hacer esnorkel (o como se escriba) en el mar rojo. Las playas de la ciudad son privadas, pertenecen a los hoteles y hay que pagar para entrar, los mandamos al carajo y en un taxi nos vamos al jardín japonés, alquilamos el equipo de esnorkel y al agua. Tres chicas europeas en bikini, pues os imagináis, la atracción de la playa. El arrecife de coral está al borde mismo de la playa, a los tres metros ya se empiezan a ver los primeros pececillos, son negros y amarillo a rayas, también hay otros oscuros, es increíble la cantidad de ellos que llegamos a ver, ya solo los fondos marinos con los corales son de ensueño, pero con tantos peces, es como estar en una pecera llena de peces de colores. Hay un momento en el que estamos rodeados por un banco de peces tan brillantes que parecen reflejos es fantástico. Hemos visto montones de peces, uno espectacular que es negro y amarillo y que tiene como un montón de antenas saliéndole del cuerpo y que parece suspendido en el agua, también uno muy largo y amarillo que se perdía con los reflejos del agua, muchos naranjas, a Nemo entre ellos. Ha sido fantástico, no me esperaba ver tantos.

Por la tarde llega la despedida de las chicas, ellas se van a Ammam, para volverse ya. Carmen, Charo y Alex (esta me cae un poco mal, je, je), parece increíbles, han sido solo 4 días y parece que nos conocemos desde hace meses, por todo lo que hemos vivido y disfrutado en estas horas. Ha sido una verdadera gozada compartir estos días con vosotras.

Me quedo solo en Aqaba, ha finalizado el Ramadam y todo el mundo está alegre, de fiesta. Son días de vacaciones aquí, como la Navidad nuestra.

Ahora estoy en Egipto, en Dahab, para seguir disfrutando del mar rojo. Pero eso os lo contaré en unos días.

Salud, república y rock’n'roll.
Ricardito

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