16 de diciembre de 2004

Crónica Expedición ONCE al Pico Orizaba (5.754m) – México

Hola a tod@s!

Ya estamos de vuelta, después de conseguir subir al volcán Orizaba (5.754m), también conocido como Citlaltépetl “cerro de las estrellas”. Somos 18 personas: los B! Manolo, Oscar, Sergio, Cani y Antonio, los B2 Fede, Domingo, Xavi, Angelito, Juan Carlos, Juan José y yo mismo, los guías: Pepe, Carlos, Ricardo, Rafa y Paco, y el doctor Juan Antonio que también ejercerá como guía.

Lo más importante ha sido sin duda que todos, todos, los miembros de la expedición hemos subido a la cima de este volcán sin ningún problema. La estadística dice que ha este pico suben 3 de cada 5 personas que van allí, por lo que subir los 18 es todo un éxito. La dificultad principal es la altura unido a la progresión por glaciar con pendientes muy inclinadas, que aunque no presentan grandes dificultades técnicas, requieren el esfuerzo de
subir por pendientes que se van elevando cada vez más hasta llegar al cráter del volcán. Una vez en el cráter una corta y no muy empinada arista de arena y algo de roca lleva hasta la cima. Lo más bonito para mí fue llegar en la primera barra que alcanzó la cima, no por ser los primeros, sino porque así pude ver la llegada de las demás barras y observar las emociones de los que iban alcanzando la cima. He de decir que me costó bastante alcanzar la cima y que tuve que pedir en varias ocasiones a mis compañeros de barra, Ricardo
y Manolo, que paráramos a descansar un poco, no sé si fue la escasez de agua y comida del día anterior, que físicamente no estaba en mi mejor momento, o el mal de altura y la falta de oxigeno, o simplemente que mis compañeros iban muy, muy, fuertes.

Tras las fotos de rigor, los comentarios exaltados de la belleza del cráter del volcán justo a nuestros pies, algo de comida, la alegría por lo conseguido, …, emprendimos la bajada que aunque no demasiado difícil en la primera parte, se hizo dura en la bajada desde el campamento al refugio por la cantidad de piedras y el cansancio acumulado. En el refugio, nos fuimos felicitando según llegábamos, pudiendo decir por fin que habíamos conseguido
nuestro objetivo sin ningún tipo de problema.

Tanto la subida como la bajada al/del refugio, fueron auténticas aventuras, ya que la única manera de llegar es usando coches 4x4, uno de ellos era un vehículo del año 45 +ó- y que parecía un vehículo de transporte de presos. A pesar de la cantidad de baches de la carretera / camino y de que de vez en cuando se abría el portón trasero, la gente que iba en este vehículo, no sólo aguantó estoicamente el trayecto, sino que lo hicieron jugando al mus!!!

Antes de atacar nuestro objetivo, estuvimos acabando nuestra aclimatación a la altura. Primero visitamos las ruinas de Teotihuacan, que se encuentran cerca de México, D.F. Salir de la ciudad de México es un verdadero infierno, al retraso de nuestros conductores (1-2 horas cada día) hay que añadir ¡¡2 horas para salir de la ciudad!!, la ciudad es un único
atasco inmenso en el que todos los vehículos están atrapados. Los trayectos en coche han sido muy largos y han transcurrido entre descripciones a los miembros ciegos de la expedición, charlas más o menos trascendentales y sobre todo entre partidas de mus, hasta el punto de que los jugadores siempre procurábamos ponernos en la misma furgoneta. Las ruinas de Teotihuacan me parecieron muy interesantes. Tienen un gran defecto/virtud que es el mismo, están muy reconstruidas, tanto es así que no parecen tener 1800 años. Lo bueno es que, gracias a esto, se puede apreciar perfectamente como fue este lugar en sus días de esplendor. El pequeño museo del yacimiento es muy interesante, tiene bastantes objetos recogidos en el lugar y también una gran maqueta en la que se puede ver el lugar completo de un solo vistazo.

El siguiente paso de la aclimatación fue la ascensión al pico Malintzi (4.450m), este es el nombre de la que fue mujer de Hernán Cortes. Dormimos en unas bonitas cabañas a 3050m e hicimos la ascensión desde estas hasta la cima del volcán, o sea 1400m de desnivel que no supusieron ningún problema para ningún expedicionario. Ni siquiera las fuertes pendientes de arena y ceniza, ni un tramo de rocas en el que hubo que soltar la barra y realizar una pequeña trepada tratando de ayudar a los B1, ayuda casi innecesaria dada la facilidad con la que suben usando sus manos y sus pies.

La última fase de aclimatación fue, primero dormir en el refugio de Altzomoni a 3980m y desde allí hacer una marcha hasta el tercer Portillo del pico la mujer durmiente que está a 4.460m de altura. Mientras vamos subiendo tenemos el volcán Popocatepetl al sur y ha echado alguna que otra fumarola de vez en cuando, las vistas que tenemos son espectaculares, también se puede ver al fondo el Orizaba, que será nuestro objetivo en los próximos días.

Después de la ascensión al Orizaba hemos tenido un par de días de asueto, en uno de ellos se visitaron las ruinas de Cantona, una ciudad cruce de caminos en la época maya. Tiene varias pirámides y varios terrenos de juego en los que se jugaba a la pelota. Una especie de fútbol antiguo que se jugaba con la cadera, no se podía tocar la pelota ni con las piernas ni con las manos y además el equipo “ganador” era sacrificado a los dioses…. Lo que más me ha gustado de estas ruinas es que es un lugar donde hay mucha vegetación, entre árboles, chumberas y algo parecido a las palmeras, se encuentran como parte del lugar los enormes muros de piedra y las pirámides de la ciudad de Cantona.

El último día y medio transcurrió entre atascos en ciudad de México.

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