18 de febrero de 2006

Cascada de Hielo en Canal Roya (Feb-2006)

Combinación perfecta, esquí de travesía y escalada en hielo, en el pirineo oscense.
Voy con mi amigo Agus Abarca.

Hemos dejado el coche en el parking del Portalet. Nos ponemos los esquís y subimos paralelos a la estación de esquí hasta un collado desde el que se accede al valle del Anayet. Hace un día fenomenal, de un azul intenso. El Anayet destaca sobre la nieve blanca con sus rocas negras. Las cascadas de Canal Roya están justo debajo del pico. Bebemos algo de agua y nos quitamos las pieles de foca para bajar esquiando hasta allí.

Hay una pareja que están escalando una cascada imponente. Agus dice que lo hacen muy bien, que esa es muy difícil. En varios sitios la cascada extraploma y todo. Nosotros vamos a intentar una, en teoría fácil, que está justo al lado. Es la primera vez que voy a hacer esto, no se como me encontraré. Agus me ha explicado unas pocas cosas para que sepa lo que tengo que hacer. Mientras le estoy asegurando, me parece que no es tan difícil, será que él lo hace muy bien.

No se puede mirar mucho para arriba porque al ir Agus golpeando en el hielo, van cayendo trozos, los siento golpear sobre el casco. Agus ha llegado arriba, ha ido poniendo unos tornillos de hielo para asegurar, me dice que los quite con cuidado para que no se me caigan. ¡Vamos pa’ya!

Con un piolet en cada mano, los crampones en mis botas y muchas ganas me lanzo a subir. Esta parte no es muy empinada, se sube bien. Voy golpeando fuerte el hielo, a veces clavo mejor los piolets otras no y tengo que golpear varias veces hasta que siento que está bien colocado. Con las puntas de los crampones me pasa lo mismo, a veces bien otras no tanto. Voy progresando hasta el primer tornillo. ¿Que hago ahora?, tengo las manos ocupadas, ¿con que saco el tornillo? Me coloco bien para liberar una mano y desenroscar el tornillo del hielo, tardo bastante porque tengo miedo de que se me caiga. Ahora viene un trozo más vertical, aquí si que se nota cuando no has clavado bien, se me van los piolets un par de veces. Tras un par de intentos y varios tornillos más, se llega a una especie de repisa. Un poco más arriba está Agus asegurando y grabándome con la cámara, ¡venga que vas muy bien, ya llegas! Pero si no tengo fuerzas!, el brazo izquierdo parece que se mueve a su aire y no golpea el hielo. Un poco más y ya estoy arriba, que pasada, ha estado muy bien. Bajamos rapelando hasta el inicio de la cascada. Vamos a intentar otra más difícil. Me dice Agus que si quiero subir, le digo que vaya el primero que necesito descansar.

Me vuelve a parecer muy fácil cuando Agus va subiendo. Hasta que me meto yo, claro! Esta es mucho más vertical, cada vez tengo menos fuerzas. Me está entrando en la cabeza la técnica, no se trata de golpear muy fuerte, es mejor dar un golpe seco con la muñeca, el piolet queda mejor clavado. Además yo pensaba que habría que subir como en la escalada en roca, primero un pie, luego una mano, luego un pie, luego la otra mano. Aquí es mejor subir primero los dos brazos lo más que puedas, luego subir los pies y así.

Agus me dice que me meta más a la izquierda hacia unos chupones de hielo azul que cuelgan, me parece, en el aire. Ya no tengo fuerzas, más que clavar los piolets estoy destrozando la cascada. Con el brazo derecho me siento seguro, el izquierdo va a su aire. Agus me llama, ¡baja que vas a acabar clavando el piolet en la cuerda!

Estoy encantado, aunque algo cansado. Hemos vuelto a subir hasta el collado con las tablas y nos tiramos esquiando hasta el Portalet. Bueno, esquiar es lo que hace Agus, yo bajo rebozándome en la nieve, no tengo fuerzas.

1 comentario:

  1. Recien termino de leer tu crónica de la escalada,
    Ricardo, eres afortunado por tener un amigo como el tal Agus, que te instruye en estos menesteres y vela por ti.
    Según avanzaba en la lectura de tus ascensiones, sentía el cansancio y la falta de fuerzas, como si yo fuera el protagonista de la gesta, la verdad es que las imagenes que aparecen, provocan una sana “envidia” y una profunda admiración del paisaje y de las aventuras que día a día van enriqueciendo tu experiencia vital.
    Ricardo, enhorabuena.

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