El Ezcaurre por la arista NE

En el valle de Zuriza, pirineo navarro. Escalamos la arista NE del pico Ezcaurre (2.045m). Con Tomás, Andrés, Jose Luis y Jontxu.
Anoche, después de hacer el barranco de Althagneta, no conseguimos cenar en ningún sitio. Capitan Churrasco y los demás tuvimos que meternos en los sacos con algo de embutido, queso y poco más… Entre que unos no se quieren despertar, bajar a echar gasolina al coche y desayunar algo, nos ponemos en marcha un pelín tarde.

Varias cuerdas y algo de material es lo que necesitamos, no demasiado pues no hay muchos tramos de escalada. Tras un rato andando por un bosque siguiendo la subida normal al Ezcaurre, nos desviamos para tomar la senda que nos lleva hasta la arista. Es extraño porque nosotros queremos subir y no hacemos más que bajar. Jose Luis mira y remira todos los desvíos, dice que no le gusta nada bajar para luego tener que subir. No se tarda mucho, una media hora, en llegar al pie de la arista. Sin darnos cuenta, estamos en ella. Los primeros tramos son una pendiente fuerte por piedra y prados. Echando de vez en cuando las manos para subir más fácil vamos ganando altura. No te das cuenta de lo que vas subiendo hasta que no te das la vuelta y miras hacia detrás. Una gran caída nos indica que hemos subido bastante.

Llegan los tramos de escalada. Un poco antes se ha ido complicando la cosa y hemos pasado un par de metros con mucho cuidado por no habernos encordado antes. La escalada es muy fácil, hay muchos agarres, eso sí hay que asegurarse muy bien antes de poner manos y pies ya que la roca se rompe con bastante facilidad. Apenas son dos largos de escalada, el resto será andando, así que recogemos las cuerdas.

Bajamos un pequeño resalte, la arista parece perderse, “¿por donde vamos?”, hasta que alguien se acuerda de que tenemos que pasar un túnel, “ahí está!”. Si es verdad, un túnel y que sepamos Garrardón no tiene nada que ver. Se pasa por dentro de una roca para atravesar la arista de una vertiente a la otra. Tras otro rato de trepada por la arista llegamos hasta el rápel, para no tener que descender peligrosamente un gendarme, se baja rapelando unos treinta metros. Pasamos unos momentos de apuros al intentar recoger la cuerda porque han caído unas cuantas rocas sueltas que a punto han estado de darnos en la cabeza a alguno. Aunque llevamos casco, es mejor no probarlos.

A partir de aquí ya sólo resta buscar el mejor camino por la arista para llegar hasta la cima. Una subida muy fuerte en la que hay que echar las manos de vez en cuando. Como siempre pasa, la cima está un poco (bastante) más allá de lo que piensas. Arriba hace bastante aire, pero nos sentimos muy a gusto y felices. Capitán Churrasco saca una botella de champán (de las pequeñitas), para celebrar que ya tenemos “Otra clásica en el bolsillo”.

Ya sólo nos resta bajar por la normal, primero una fuerte bajada por zona de rocas y piedras y luego siguiendo un camino que recorre un bosque precioso, por el cual nos vamos contando batallitas, de otras montañas y lugares….