Quince años después… a Tenerife (13-11-2007 al 19-11-2007)

Rakel, mi hermana, está viviendo desde hace un tiempo aquí, en Tenerife, con Jesús. Así que me he pasado, una semanita, a hacerles una visita.

Mi amigo Agus, también ha venido a visitarles, coincidiremos un par de días. Me recogen en el aeropuerto y aprovechamos el viaje para acercarnos a la playa de Benijos, que se encuentra en la zona Este de la isla. Ellos dicen que es de las playas más bonitas, si no la más, de la isla. ¡Mejor recibimiento no se puede tener! Así que nos vamos para allá.

Para llegar hay que atravesar un puerto, la carretera no para de girar y girar, hasta que finalmente empezamos a bajar hacia el mar. Taganana es la población más cercana, al salir dejamos el coche y nos metemos por un senderito que sale detrás de una casa. En seguida tenemos la playa a la vista, hace muy buen día, el cielo está limpio y soleado, el mar azul. Varias rocas parecen muy cercanas a la playa, una tiene forma de castillo vista desde arriba. En este tipo de playas, se practica el nudismo, o más bien la gente está como quiere.

No creo que haya diez personas en la playa además de nosotros. Rápidamente nos desvestimos y al agua. Las olas son fuertes, pero no parece haber peligro, así que nos pasamos un buen rato jugando con ellas. Sobre todo Agus, Jesús y yo, ya que Rakelita se ha tenido que salir cuando ha empezado a sentir frio. Un par de baños, un bocata en medio y una siestecita suceden sin que nos demos cuenta de que el sol ha, prácticamente, desaparecido. En su lugar hay muchas nubes y una nieblina en el agua muy chula. Agus dice que parece como si en cualquier momento fuera a aparecer un barco pirata de detrás de una de las piedras.

A la vuelta paramos en un mirador, desde el cual se puede ver La Laguna. Al fondo está el Teide también ha salido la luna.

Rakel y Jesús viven en Garachico que se encuentra al NorOeste de la isla, y que fue capital de Tenerife antes de quedar sepultada por una lengua de lava que bajó desde el Teide. El pueblo ha sido reconstruido y en la parte de la lava que llegó al mar se han construido unas pasarelas para aprovechar las entradas del mar como si fueran piscinas naturales. Hay escaleras para entrar y salir y también muchos sitios para saltar al agua. Como es el mar el que las llena, pues hay algo de oleaje que resulta muy divertido ya que lo mismo te acerca hacia una escalera como te aleja. Nos cuentan que un vecino sacó de una de estas piscinas un pez morena y dos pulpos.

Agus ya se ha marchado, Rakel y yo nos hemos acercado a tomar el bus a Icod de los Vinos. Tenemos que ir a Santa Cruz a pedir el permiso para poder subir al Teide. Entre guagua y guagua un paseo por Icod, hay varios Dragos, algunos espectáculares que se elevan muchísimo.

La punta de Teno está en la parte más occidental de la isla, es decir más al oeste. Desde ella las vistas son alucinantes. Por un lado, al sur, están los acantilados de los gigantes y el barranco de Masca. En frente tenemos la isla de la Gomera. Por detrás tenemos un volcán y muchas montañas. Al norte una gran extensión plana, llena de tomateras. En esta punta hay un espigón de cemento construido sobre el mar, es un muy buen lugar para tirarse o para hacer snorkel, ¡si el mar lo permite claro! Por lo visto, cuando la marea es fuerte el agua llega prácticamente hasta arriba del espigón para posteriormente bajar y alejarse, la gente se tira al agua y deja que el agua les aleje para volver tranquilamente con la siguiente ola. Se está poniendo el sol, el atardecer es magnífico, entre brumas se puede ver la silueta de La Gomera.

Hace quince años, cuando estuve aquí, subimos en el teleférico al Teide. Cuando llegamos allí, pensé en voz alta, que tendría que volver para subir andando. Así que aquí estamos. hemos pedido el permiso para poder acceder a la cima el día de hoy, sábado. Este permiso sólo se lo conceden a cincuenta personas, más aquellos que suban a ver el amanecer desde el refugio de Altavista que está un poco más abajo que el teleférico. Rakel y Jesús ya subieron hace unos meses, pero ambos tienen ganas de repetir. Y ¿por que no?, bajar andando en vez de en el teleférico como lo hicieron la otra vez.

Nos hemos levantado pronto, a las cinco de la mañana. No hace mucho frio cuando empezamos a caminar, en cuanto empecemos a subir y el sol empiece a apretar tendremos que quitarnos ropa y quedarnos en camiseta.

La primera hora discurre por una pista ancha. En la parte final se pueden observar los huevos del Teide. Que son piedras muy grandes dispersas por aquí y que, digo yo, habrán caido rodando desde zonas más altas.

Al acabar la pista, empieza un camino estrechito con una pendiente mucho más fuerte. Jesús y Rakel lo pasaron muy mal aquí la otra vez, parece que empezaron demasiado deprisa, esta vez se lo toman con más calma. Llegamos al refugio en una hora y media. Hay un grupo numeroso de gente que ha dormido aquí y que han subido a la cima a ver amanecer, ya están de vuelta y comienzan a bajar.

Al poco de salir del refugio se empieza a ver la cima, el cono final de la montaña. Esta es una zona con bastantes rocas que se salva en un poco más de una hora. Ya estamos a la altura del teleférico. Aquí tenemos que presentar el permiso que nos permitirá acceder a la cima. El camino hacia esta es una via de piedras con escaleras para facilitar la subida.

Casi sin darte cuenta, te metes en el cráter. Lo detectas antes de llegar pues el olor a azufre es muy fuerte. El cráter es un círculo de arena gris, como ceniza, rodeado de rocas.

Lo hemos logrado, en unas cinco horas hemos alcanzado la cima (3.718m). Nos encontramos muy animados y bromeamos con algunos de los que llegan con nosotros.

La bajada será mucho más rápida, tardaremos unas cuatro horas. Eso sí, parando a comer un buen bocata que nos tenemos merecido. En la cima hacía bastante frio y cuando se va el sol y sopla viento también. Nos quedamos alucinados viendo a gente que sube casi sin equipo, con un par de bolsas de plástico y un chubasquero. Imaginamos que no se irán a quedar aquí por la noche, porque se van a congelar.

El día siguiente nos lo tomamos con tranquilidad. Iremos a la playa de los Patos. Antes nos pasamos por un mercadillo que hay en la plaza. Parece ser que aquí organizan cosas cada dos por tres.

Esta playa también es nudista, aunque hay mucha más gente, ya que además de ser domingo, está bastante cerca del Puerto de La Cruz. La playa es también de arena negra y muy grande, creo que medirá un kilómetro. Cuando la marea está alta, es difícil llegar a la segunda mitad, ya que hay que ir por las rocas, ahora la marea está baja y se puede recorrer bien. De todas formas el mar no está nada tranquilo, no hay casi nadie en el agua y los que hay están muy cerca de la orilla. Nos metemos como los demás, cerquita de la orilla. Lo pasamos bien, aunque hay que tener mucho cuidado ya que la fuerza que traen las olas es brutal. Nos levantan por el aire y nos arrastran hasta la orilla irremediablemente. Incluso alguna ola más fuete nos ha dado un buen revolcón.

En frente de la casa de Rakel y Jesús se encuentra la tienda de Juana. No hay cartel, pero todo el mundo parece conocerla. Tiene todo lo que se necesita para el día a día, lo mejor son las frutas y verduras bien frescas. Como no tengas mucha prisa, te puedes tirar un buen rato para comprar el pan, de charla con Juana o con cualquiera que aparezca por allí. Le he pedido que si podía hacer una foto, me dice que a la tienda si, pero que a ella no se la haga que es muy poco fotogénica. ¡Lo siento! no he podido resistirlo y la he sacado en la foto, espero que no se moleste si lee esto alguna vez y que me perdone.

Hoy es el último día aquí. Subo con Rakel a la parte de atrás del pueblo, por el monte, un camino muy bonito con unas vistas fantásticas. A nuestros pies tenemos el pueblo de Garachico con su Roque en el mar. Por el camino hay algunos pinos que dan muy buen olor y sombra, ya que el sol pega bastante.