Montañas Sin Barreras se formó hace un año. Es un grupo cuya finalidad
es permitir que personas con algún tipo de discapacidad puedan hacer
montaña y esta es la primera expedición que realizamos.
Hemos conseguido muchos apoyos, tanto entre amigos y familiares, como en
diversas empresas. Entre otras, estamos muy agradecidos, por su apoyo
a: GMAM (Grupo Militar de Alta Montaña), Consejo Superior de Deportes, Universidad Politécnica de Madrid, AXA DE TODO CORAZÓN, Aragón Aventura, La casa de la Montaña, Tienda Desnivel, Ayuntamiento de Guadarrama
Y por supuesto a todos vosotros, que de alguna u otra manera nos seguís.
Os cuento un poquito lo que ha sido el viaje y la expedición, desde mi punto de vista, claro!.
Sólo hacía unos días que nos habíamos enterado de que yo viajaría en otro avión al resto de componentes del grupo, es decir, Miguel Ángel Gavilán, Valentín, César y el guía del GMAM Javier Barba. En el aeropuerto, conocemos a otros dos grupos que también viajan con la misma empresa que nosotros, Aragón Aventura, y que van a hacer el viaje en el mismo avión que yo. Cuando vamos a facturar nos enteramos que vamos a hacer una escala en un aeropuerto del norte de Brasil para repostar combustible, pero que el tiempo de vuelo no se verá modificado. O sea que, paramos en Brasil, repostamos y encima llegamos a la misma hora!, no se lo creen ni ellos. La compañía es AirComet, una filial de Aerolineas Argentinas. Empezamos a temer la posibilidad de perder el vuelo de enlace con la ciudad de Mendoza en Buenos Aires…
Mientras, en el aeropuerto, nos han hecho una entrevista para una televisión de Madrid por Internet. No tiene nada que ver con el tema que nos ocupa a nosotros, pero aprovechamos para decirles lo que vamos a hacer, por si les interesa.
Efectivamente, la conexión con el avión a Mendoza, la hemos perdido. El viaje ha sido horroroso, en nuestra vida habíamos visto un avión igual. La distancia entre asientos era mínima, muy mínima. La mayoría de las luces de lectura no funcionaban, tampoco las televisiones. Muchas de las mesitas plegables, se caían. Y lo mejor de todo, había un WC en medio del avión, que cada vez que alguien tiraba de la cadena, parecía que se había tragado a la persona, del ruido que hacía. Ya en Buenos Aires nos dijeron que no llegábamos al enlace con Mendoza. El problema es que hay que cambiar de aeropuerto, se tarda una hora. ¡Que se le va a hacer!
En cuanto llegamos al aeroparque, el aeropuerto de vuelos nacionales, facturamos y nos fuimos a buscar un lugar para comer. Este aeropuerto está frente al Río de la Plata, uno de esos lugares que desde hace mucho tiempo quería conocer. No es bonito, más bien feo, un río que baja lleno de barro y basura, además hay mucha bruma o polución con lo que todo es de color muy gris. Lo que impresiona es que al otro lada del río se encuentra Paraguay que que es tan ancho que no hay manera de ver la otra orilla. Tras dar un paseo buscando algún sitio donde comer, y con muchísima hambre ya, alguien nos recomienda que tomemos un taxi y vayamos a “Siga la Baca” una parrillada con buffet libre de carne, allá vamos! La carne argentina es inmejorable, que a gusto nos hemos quedado todos, tenemos otra cara después de comer. Un respiro nada más, porque al llegar al aeropuerto nos enteramos que el avión se ha retrasado, no sale ni en las pantallas del terminal. Resulta que no tendrían mucha gente y han unido dos aviones en uno, que saldrá tres horas más tarde de lo que estaba previsto.
Por fin llegamos a Mendoza, bastante tarde, con tiempo para una ducha rápida y salir a cenar al puesto de la esquina. Por suerte para mi, mis compañeros tuvieron un vuelo normal y llegaron a Mendoza con tiempo para comprar. Los otros dos grupos, tienen que hacerlo a la mañana siguiente a toda prisa. Aunque somos tres grupos separados, al final compartiremos toda la expedición y más o menos, haremos las cosas juntos. Los tres que vienen de Aragón son: Javier Garrido, Pablo y Jose Ignacio. Los de canarias: Santi, Marce y Javi.
Ya tenemos los permisos para entrar al parque. Hay que sacarlos en la oficina de turismo de Mendoza y el precio, ¡alucina!, 1000 pesos, unos 250 euros. Cargamos nuestras cosas en una furgoneta que nos llevará a Penitentes. Por el camino hemos parado a comer en una parrilla, todos hemos pedido biffe de chorizo, lo mejor, un pedazo de carne de casi medio kilo para cada uno. Luego nos pasaremos los días en la montaña añorando bajar para volver a comer biffe de chorizo. Penitentes es un lugar desangelado, parece abandonado. Está en medio de la carretera que conduce a Chile y es una estación de esquí, ahora como es verano parece un pueblo fantasma. Aún así, estamos ya en las montañas y muy cerca de empezar a andar, con tanto viaje, ya tenemos ganas de ponernos mochila y botas y comenzar.
Antes de entrar en el parque, visitamos Puente del Inca. Un puente natural sobre el río Horcones. Todos nos quedamos alucinados mirando esta maravilla de la naturaleza. Lo malo es que la mano del hombre ya se ha encargado de estropearlo un poco. Justo debajo del puente, hay una construcción (parece un restaurante o algo así) que resulta desagradable en un lugar tan bonito. Por el Puente no se puede pasar ya que hay peligro de que se venga abajo, yo me pregunto si la construcción esa, tan horrible, no tendrá algo que ver.
En la entrada al parque presentamos todos los permisos, nos toman nota y sale un guardaparque con un montón de bolsas. Pregunta quien es Miguel Ángel, le da las bolsas y le dice que será su ayudante. Nos cuenta que las bolsas son para guardar la basura y que si cuando bajemos no las entregamos la multa será de unos 100 dólares. Va nombrándonos a cada uno, nos entrega el permiso y Miguel la bolsa correspondiente. Al terminar, le dice q Miguel que gracias por darle la mano (en Argentino eso significa, gracias por la ayuda). Cuando se está marchando, empieza Valen, “Oye, devuélvele la mano y va Miguel enseñándole el muñón!!, jajaja, que cara ha puesto el menda, casi le da algo hasta que se ha dado cuenta de la broma. Mira que es difícil dejar a un Argentino sin habla, pues no ha conseguido decir nada.
Comenzamos a caminar, por fin! El camino es muy fácil y ancho, enseguida tenemos delante el Aconcagua, que prácticamente veremos siempre delante durante todos los recorridos que hagamos. Estamos viendo la pared sur, la más impresionante, la que presenta mayor dificultad para su escalada y que sólo está al alcance de los más grandes y arriesgados escaladores. En el hemisferio sur, las caras sur de las montañas suelen ser las más difíciles, el equivalente a las caras norte del otro hemisferio.
En unas tres horas y media hemos llegado a Confluencia, el primer campamento. Entre risas, chistes, bromas y demás se nos ha hecho muy corto el camino.
Confluencia es un campamento anterior al campo base y que se utiliza como lugar de aclimatación. Vamos a pasar dos noches aquí y aprovecharemos para visitar Plaza Francia, que es donde se encuentra el campo base para aquellos que quieren escalar la cara sur. El camino hasta Plaza Francia, es muy agradable, primero hay una subida un poco más fuerte, luego el camino se vuelve casi llano aunque siempre subiendo un poquito. Tenemos, casi todo el tiempo, la pared de frente, va creciendo poco a poco conforme nos acercamos. Hemos visto cuales son las vías que se utilizan para subir por ellas y nos parece imposible. Está llena de cascadas de hielo, seracs a punto de desmoronarse, roca en no muy buen estado… Según parece, subir por aquí, a parte de la dureza y la dificultad, encima es una lotería. Plaza Francia se encuentra a más de 4000m de altura, con lo que la pared tiene cerca de tres mil metros hasta la cima. En el campamento hemos hecho una ofrenda a la Pachamama, César ha oficiado de chamán, para que la montaña nos permita llegar hasta ella. La Pachamama es la madre tierra , la principal deidad para los pueblos andinos.
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En Confluencia hay unas vistas muy bonitas. Sobre todo la de la parte de atrás, donde se encuentra el Cerro Almacenes, que tiene ese nombre porque tiene muchos colores, sobre todo al atardecer.
Playa Ancha, uf, vaya tela! Hoy nos toca atravesarla para subir a Plaza de Mulas, el campo base. Playa Ancha está en frente de Confluencia, aunque se tarda casi una hora en llegar, ya que hay que bajar hasta el río, atravesarlo y subir por la otra vereda. Una vez allí, te encuentras con una extensión enorme, desolada y prácticamente llana. Un valle glaciar enorme, de unos trescientos metros de ancho en algunos lugares. La mejor definición sobre este lugar nos la dio Pablo (el responsable de Inka, la empresa que nos lleva aquí, en Argentina), “Cuando estés harto, muy harto, de caminar, entonces te queda la mitad”. Creo que hemos necesitado tres horas para recorrerla. El problema es que desde Confluencia hasta Plaza de Mulas, hay mil metros de desnivel y en tres horas por la Playa Ancha, no hemos debido de subir más de diez metros. Así que están todos reservados para el final. Durante una hora y pico vas subiendo poco a poco,. Cuando menos te lo esperas, como siempre, aparece la “Cuesta Brava”, una pared que hay que subir con cuidado y despacio. Despacio por la altura, que estamos a cuatro mil metros y con cuidado porque por aquí bajan las mulas cargadas y ellas no se van a apartar del camino, ¡tu verás si te quitas o no de su camino!
Plaza de Mulas es el campo base para la subida al Aconcagua. Un campamento bastante grande lleno de tiendas y de letrinas que, sin embargo, se encuentra en muy buenas condiciones de limpieza. Nos habían dicho que había unas seiscientas personas en él. No se si las habría, pero lo cierto es que no hemos tenido sensación de agobio, más bien al contrario. Hemos estado encantados, tanto por el trato recibido por parte de Inka (la empresa Argentina), como por el resto de expedicionarios.
Aquí, entre otros, se encuentra Fernando Garrido. Toda una leyenda en el Aconcagua, ya que estuvo en la cima más de sesenta días (creo que tiene el record de permanencia en altura). Es una persona muy apreciada por todos, su palabra aquí es la que más peso tiene, todos los porteadores y guías le tienen una admiración y respeto increíbles. Él es de esas personas encantadoras y sencillas, con la que da gusto tratar. Por suerte, viene con nosotros Javier Garrido, su hermano, con lo que hemos disfrutado mucho con sus consejos y ánimos. Nos señala cual es la cima, ¡está ahí mismo!, a cerca de tres mil metros de desnivel. Todo el tiempo pasará lo mismo, parece estar ahí, al alcance de la mano y sin embargo sabes que está muy, muy lejos ahí arriba.
Un día de descanso y empezamos a portear y a aclimatar. Hay que ir subiendo y bajando por la montaña para conseguir que nuestro cuerpo se adapte poco a poco a la altura. Aprovechamos estas subidas para llevar material y cosas que necesitaremos a los campamentos de altura. Crampones, botellas de gas, raciones de comida, tiendas, son cosas que iremos subiendo entre todos, durante varios días. El primer viaje subimos hasta Nido de Cóndores. Cuando vamos a montar la tienda, mierda!, ayer revisamos la otra pero esta no, resulta que tiene dos varillas más cortas de lo que deben ser. Menos mal que Javier ha sido precavido y ha echado dos varillas más por si acaso. Ponemos una y de nuevo, mierda, no vale! Hay un momento de pánico, no sabemos que hacer. Hasta que Javier se da cuenta de que las varillas de los extremos son un poco diferentes, la quitamos y la ponemos en medio, ¡funciona!, menos mal. Todo esto, a más de cinco mil metros, donde hacer una acción tan sencilla como es levantar una piedra y clavar una piqueta supone empezar a jadear. Tras cada acción hay que levantarse y quedarse quieto unos segundos respirando para volver a recuperar el ritmo. Javier nos ha dicho, varias veces, que no hay que hacer nada de golpe, ni levantarse ni agacharse ni ponerse la mochila, nada. Ya que te puedes marear y caer desplomado. Nos encontramos muy bien, muy fuertes todos.
La subida hasta Nido, nos llevará alrededor de unas seis horas. Las bajadas son otra cosa, ya que se puede bajar en línea recta por una pedrera que te lleva en apenas una hora hasta el campo base. Una de las cosas más importante para aclimatarse bien es la hidratación. Se recomienda beber entre cinco y seis litros de líquido al día. Eso supone que todas las comidas son sopas de primero y que hay que beber cualquier cosa. Como el agua a estas alturas no tiene sales, se le echa “tang”, para darle sabor. Hemos acabado hartos de beber agua con tang, litros y litros, continuamente. Y claro, ¡si bebes mucho!, pues te pasas el tiempo en la letrina, el trasiego hasta ellas es constante, generalmente con bastante prisa.
En el segundo porteo se sube además el material para dormir, sacos, aislantes… Ya que pasaremos la noche en Nido de Cóndores. Tenemos que buscar nieve o hielo para derretir agua con el fin de preparar comidas y líquidos. Nos acercamos al glaciar cercano con el piolet en la mano. Valen descubre un trozo de goma, ¡qué bien!, hemos hecho una obra de ingeniería, aprovechando un hilillo de agua que sale del deshielo del glaciar, construimos una pequeña presita y con el tubo de goma vamos llenando las cantimploras de agua. Así sólo tendremos que hervirla, ahorraremos mucho tiempo y también gas.
Aunque cuando se marcha el sol hace mucho frío, merece la pena salir fuera de la tienda para disfrutar del paisaje. Son más de las 22h cuando se hace de noche. El sol parece no querer marcharse, se va poniendo muy despacito.
La mañana siguiente la empleamos en subir hasta Cólera, el siguiente campamento de altura. Nos vendrá muy bien tanto para ir aclimatando como para dejar allí material. Son apenas trescientos metros de desnivel, a mi se me hacen muy, muy duros. Cuesta subir por esas pendientes fuertes a tanta altura. La cima, sigue pareciendo estar ahí al lado, sabemos que no es así, aún está mil metros de desnivel por encima nuestro. No nos entretenemos en cólera, dejamos un depósito con cosas e iniciamos la bajada hasta Plaza de Mula, buscando la comodidad del campo base.
Algunos ya se han marchado a la tienda, a leer, a pensar en sus cosas o simplemente a dormir. Otros seguimos en pie, pasando un poco de frío, hablando de todo un poco. Para fotografiar el atardecer, he sacado el trípode, estamos fuera de la tienda comedor. Hacemos varias fotos, cada uno dice como saldría mejor. Se nos ocurre hacer una cosa, vamos a poner la cámara en exposición larga y tratamos de hacer unas letras con los frontales (frontales). La luna está de fondo, sobre el pico Cuerno, sin querer se nos irá colando en las fotos. Desde el principio ha sido una risa, hemos tardado por lo menos una hora y media en hacer alguna foto decente. A nadie parece importarle el frío que hace. Queremos poner MSB (Montañas Sin Barreras), el que hace la “M”, en teoría lo tiene fácil, las otras dos letras son algo más complejas ya que hay que hacerlas al revés para que salgan al derecho en la cámara. Cuando no es uno es otro, uno de ellos lo hace mal. O si no es que a alguno se le ha ido la mano, o que están demasiado cerca las letras una de otra y se mezclan, o que uno de ellos se ha tirado un pedo y hay que salir de allí corriendo….. jajaja. La gente pasaba por allí y nos preguntaba que hacíamos, se quedaban alucinados viendo a tres payasos haciendo el tonto con los frontales, y otros dos dirigiéndoles desde detrás de una cámara.
El pronóstico del tiempo dice que el mejor día será el 22 así que retrasamos un día la subida. Estaremos un día más descansando. Aunque hemos hecho planes distintos, al final, intentaremos todos subir el mismo día. Los canarios iban un día por delante de nosotros, que también íbamos por delante de los de Aragón. Nos alegramos todos de cambiar los planes y así ir todos juntos. Es una seguridad que haya gente conocida en la montaña por si hay algún problema.
Los días de descanso hemos ido al hotel, que está al otro lado de la morrena glaciar a una media hora, para hablar por teléfono. Es desde allí desde donde hemos llamado a casa. Hay un par de cabinas de monedas y sale realmente barato hablar con casa. En el campo hay Internet y teléfono, pero sale bastante caro. Este último día de descanso decidimos subir a las faldas del pico Cuerno, para ver los penitentes, aunque sobre todo por hacer algo de ejercicio y no se nos coman los nervios esperando.
Los penitentes son formaciones de hielo que sólo se dan en el continente americano. Tiene que ver con el tipo de nieve, el frío, el viento y la cercanía del océano pacífico. Suelen tener forma de punta, son como estalactitas que salen del suelo hacia el cielo. Es una delicia, pasear entre ellos y recorrerlos, pareces estar en un bosque encantado, en un lugar irreal.
Ya estamos listos para intentar el asalto a la montaña. Nos vamos a poner todos en marcha. Atrás quedará, apenado, Marce que se ha hecho daño en la espalda y no podrá subir. También quedará Carlos, que pertenece a un grupo de Cántabros y que cumplirá su sueño/objetivo de subir por encima de los 5000m alcanzando la cima del pico Bonete, que está al otro lado del campamento.
De nuevo una pequeña paliza para llegar a Nido de Cóndores. Aunque subimos lo más descargados posible, tenemos que llevar aún así el saco y la ropa de abrigo que parecen tirar de la mochila hacia atrás. Esta vez no hemos podido utilizar el caño que preparamos la otra vez para el agua, hace más frío y no corre, así que hay que derretir hielo.
Me encuentro bien en altura, duermo y me siento perfectamente. Nos hemos tomado las pulsaciones, tengo 73 a 5.300m, abajo en el campo base tenía 59, a 4260m. Pero, no se muy bien que me pasa, hay algo que no va bien, es más interno, como si no tuviera ganas del todo. La cabeza no la tengo en la montaña, no estoy del todo centrado, he subido hasta aquí como un autómata, sin estar del todo aquí. He hablado con Javier Garrido, no estoy del todo aquí, no me veo con ganas ni capacidad para sufrir en la subida.
Estoy en la tienda con Miguel Ángel, en la otra están Javier, Valen y César. Nos hemos repartido así para que podamos “dormir” todos. A Miguel le duele bastante la cabeza, me tengo que encargar de hacer las cenas, los tes y preparar el agua para las marchas. Nos da tiempo a hablar mucho, aquí no hay nada más que hacer, con el frío que hace, tampoco puedes salir a charlar con los demás.
La noche ha sido muy fría, hasta que no sale el sol, nadie se mueve de los sacos. Poco a poco el campamento empieza a cobrar vida, los desayunos se preparan, cada uno en su tienda. Después a recoger las cosas, hay que desmontar las tiendas para subirlas a Campo Cólera, desde donde intentaremos acceder a la cumbre. Si montarlas en Nido fue costoso, hacerlo trescientos metros por encima, a cerca de seis mil, será una odisea. Las montaremos entre todos ayudándonos unos a otos y parando un rato a descansar después de hacer cualquier cosa. Junto a nuestra tienda hay una grande de Inka que podemos utilizar para comer o para lo que queramos. Por las tardes, estos días, se ha puesto a nevar luego se despeja y se queda la montaña totalmente limpia. No deja de impresionar andar por el campamento que tiene una fina capa de nieve sobre las piedras. Tampoco dejas de preguntarte que te espera allá arriba, sobre todo el tema del frío y el viento que pueden ser muy fuertes a pesar de las buenas previsiones que llevamos.
Hemos quedado en despertarnos a las 4h de la mañana para salir a las 5h. Yo creo que no nos va a dar tiempo y así es. Cuesta mucho calentar el agua, a nosotros aún nos cuesta más porque nuestra tienda no tiene faldones que protejan del aire y el agua no se acaba de calentar. En teoría teníamos que haber preparado el desayuno y haber estado en el saco para no perder el calor, pero me he pasado todo el tiempo preparándolo e intentando hacerlo deprisa, el resultado es que no estaba del todo calentito para empezar a andar. Creo que el fallo ha sido no habernos levantado e ido a hacer el desayuno a la tienda grande de Inka. Salimos a las 6h, Valen está un poco nervioso, se quiere poner en marcha ya, en seguida. Yo no estoy del todo cómodo, estoy preocupado por el frío. Andamos una hora y media de noche, a la luz de los frontales, hasta que amanece. No voy mal, tampoco bien, no paro de ponerme algo en la cara que me molesta en cuando empiezo a andar ya que cuesta respirar, lo peor es que los pies no acabo de tenerlos calientes, tengo miedo a que se me puedan congelar. Intento animarme pero no encuentro el modo, ni siquiera me ha venido a la cabeza una canción de esas que te empiezas a repetir mentalmente y te hacen seguir adelante.
No me siento bien, entre unas cosas y otras. Decido darme la vuelta, creo que es lo mejor, hoy no estoy para sufrir. Miguel se baja conmigo, le he dicho que no hace falta que puedo bajar perfectamente sólo. No quiere, se viene. Deseamos suerte a nuestros compañeros y para abajo.
En el campo Cólera nos hemos dedicado a fundir agua para cuando baje la gente y a esperar noticias. A las 16h han llamado desde la cima, ¡están arriba! ¡lo han conseguido! ¡Que bien!, solo les queda la bajada. Hacia las 18h llegan al campamento, muy cansados pero felices. Primero han bajado los canarios, Javi tiene un poco congelada la nariz, unos guías argentinos le han dicho que lo mejor es que se baje, para que le curen en Plaza de Mulas. Valen tiene una pequeña congelación, en un lado de la nariz, pero no parece tan importante. Todo ha salido fenomenal.
Tras dormir en cólera, iniciamos el descenso. Recogemos todo y lo cargamos como podemos. Tiendas, botellas de gas, basura, la comida que ha sobrado, todo hay que bajarlo hasta Plaza de Mulas. A partir de allí ya lo bajaran todo las mulas. Estamos todos muy contentos, aún así la bajada por Playa Ancha se nos hace larguísima. Inenarrable es la ducha que nos damos en Mendoza, después de tantos días de almacenar polvo. Claro que aún mejor fue el premio posterior, en forma de biffe de chorizo regado con el muy buen vino que hay en estas tierras de Mendoza.
Ricardito: Enhorabuena por tu intento y por tu página. Si no cae éste ya caerá otro… lo importante es pasarlo bien y poder contarlo.
ResponderEliminarEres el MEJOR!, sin duda. No mporta que no hayas llegado a la cima. En mi opinión, ya has alcanzado muchísimas y me gusta que empieces a ser consciente de los riesgos que uno puede correr haciendo ese tipo de actividades, yo te propondría otras, ja, ja ja, pero ya te les diré personalmente. ¡Enhorabuena OSAZO!.
ResponderEliminarHOLA, GUAPO;
ResponderEliminarLO IMPORTANTE ES QUE HAS ESTADO ALLI, Y LO HAS VIVIDO CON TODO LO QUE CONLLEVA;EL TIEMPO, LA FALTA DE OXIGENO, ETC…Y ESO ES ALGO QUE YA TE DA UNA EXPERIENCIA PARA CUANDO QUIERAS VOLVER A INTENTAR OTRA HAZAÑA DE ESTE TIPO, TODO ESO LO TENGAS SUPERADO, Y PUEDAS TERMINARLA.DE TODAS FORMAS, SIEMPRE TE QUEDARAN MAS HISTORIAS QUE HACER Y CONTARNOS, ASI QUE SIGUE CON LO TUYO, QUE SIEMPRE TE APOYARE EN TODO LO QUE INTENTES.
Vale mas una retirada a tiempo que una derrota inutil (COMO UNO QUE CONOCEMOS). Que sepas que yo tambien estaba alli contigo en espiritu y apunto he estado de rezar para que no se te hiciera de noche por alli, pero no lo he hecho por que va en contra de mis principios. Espero verte pronto en la montaña y enseñarte mi mochila (y no es que me haya comprado mochila es porque voy delante de ti ). Aunque a la montaña no vamos a competir sino a disfrutar y es lo que te deseo, que sigas disfrutando.
ResponderEliminarRicardito enhorabuena por tu ultima hazaña de retirarte cuando viste que no te encontrabas en condiciones de coronar, eso demuestra que eres un verdadero montañero, pues consideraste la mejor opción para no perjudicar a tus compañeros de cordada. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo Román.
Muy bien Ricardito, pero que muy bien! Cuando uno no tienen el día lo mejor es tirar ‘pa bajo’ que montañas hay muchas. Ya te desquitaras en la cima de los Ojos del Salado, y si no dandonos cañita en el Stelvio.
ResponderEliminarBesitos
Acabo de leer tus aventuras por el Aconcagua y me alegra saber que te lo has pasado bien y más aún que has tomado la decisión sabia, correcta y no siempre fácil de renunciar a la cumbre en las circunstancias que comentas. ¡Chapó!
ResponderEliminarEn cuanto a lo del bife de chorizo que te has zampado que sepas que NO ME DAS ENVIDIA, porque todo buen comedor de carnes sabe que donde esté un buen bocata de gallinejas que se quite el lomo argentino.
Saludos montañeros de Paula y Salva, y mucha suerte en Ojos del Salado. Hasta pronto.
ANTES DE TODO NOS HA GUSTADO EL RELATO,ME RECORDASTES MUCHAS COSAS,QUE CREIA HABER OLVIDADO, ESAS DE CUANDO ESTAS EN LA MONTAÑA, Y EXPERIMENTAS LA REALIDAD DE LO PEQUEÑOS QUE SOMOS AL LADO DE LA NATURALEZA, Y COMO TE DAS CUENTA DE LA TRANQUILIDAD QUE MERODEA POR ESOS PARAJES TAN PRECIOSOS, UN FUERTE ABRAZO TE QUEREMOS,Y ESPERAMOS QUE LO LOGRES LA PROXIMA VEZ JODERRRRRRRRRRRRRRRRR…..................
ResponderEliminarLos dientes me arrastran por le suelo de pura envidia de ver las fotos e imaginar todo lo que debe ser aquello. Como mola al menos que alguien vaya por allí y nos lo cuente a los que estamos anclados en estos madriles. No importa que no se llegue, lo más emocionante es vivir la experiencia. Enhorabuena y gracias como siempre por compartirlo con nosotros.
ResponderEliminarenorabuena y yo tampoco llegue a la cima por poco y la montaña mas bella es la que no subes y para mi aconcagua sigue siendo la mejor la mas hermosa.
ResponderEliminarhola a todos increible su expedicion de echo quiero que me ayuden si pueden ha hacer un itinerario de viaje a la montaña de hecho tengo que saber todo lo necesario para poder subir a la montaña comida, agua, equipo,gas, todo lo necesario seremos un grupo de 25 personas porfavor les estaria muy agradecida me envian la informacion a mi mail de todas formas gracias mi nombre es Romina bonilla estudio turismo aventura la serena chile
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