Los niños tenían muy claro que ellos querían ir un fin de semana a
hacer barrancos. Cuando hablábamos con ellos los fines de semana
anteriores nos decían que tenían envidia y que ellos también querían.
Así que quedamos nuevamente con Agus, Pilar y Javi para pasar un fin de
semana en la sierra de Guara.
Hoy sábado vamos a hacer el Barranco de la Peonera. Es bastante fácil y asequible, pero a la vez muy divertido y sobre todo bastante acuático. Con Agus y Javi vienen unos compañeros del cole de este, que son Diego, Marina y Sara. Dejamos el coche donde empieza la parte importante de la Peonera y pensamos en llegar, si la cosa va bien, hasta la presa de Bierge. Normalmente hay que hacer combinación de coches para esto, nosotros aprovecharemos que vendrá el padre de alguno de los niños para que nos lleven hasta el coche.
Una ancha pista primero y un camino más vertical después nos llevan hasta el río. Allí pasamos un rato poniéndonos los neoprenos y ayudando a los niños con el suyo. Dependiendo de como le quede, a alguno le cuesta más que a otros.
Comenzamos a bajar y empiza la diversión. Pequeños resaltes y cascadas con algún que otro tobogán hacen que los niños empiecen a disfrutar.
Ir con Agus es una maravilla. Primero porque conoce el río casi al dedillo y segundo porque va pendiente de los niños en todo momento. Siempre parece tener las palabras justas para explicarles como deben bajar el resalte y que se van a encontrar más abajo. Además de conocer muchos trucos y agujeros por los que ir pasando.
Martín siguiendo el curso del río por debajo de una roca.
De uno en uno bajamos un pequeño resalte bajo la atenta mirada de
Agus.
En este barranco viene bien tener unas gafas de bucear pues está lleno de agujeros en las rocas por los cuales se puede pasar buceando y se sale al cauce principal un poco más adelante.
Los niños van apareciendo detrás de la roca.
Está claro que lo de los saltos es lo que más emoción tiene. Los
niños no pierden oportunidad para saltar desde cualquier piedra,
preguntando primero claro. En algunos han saltado varias veces. Hay que
decirles que tenemos que continuar pues por ellos estarían saltando todo
el día.
Secuencia de saltos!
Eva también salta, tan valiente como los niños…
David es el más pequeño. Agus va pendiente de él. Cuando llega a algún punto conflictivo le llama, “David ven aquí conmigo”. Luego pasan los otros niños en diferente orden y acabamos Eva y yo que parecemos unos expectadores privilegiados a la vez que disfrutamos del barranco.
Tras una zona preciosa con varios saltos, llegamos a la fuente. Un punto en el que mucha gente termina el barranco ya que hay una salida. Nosotros decidimos que podemos continuar, los niños no parecen cansados sino todo lo contrario. Tras comer algo de lo que llevamos nos ponemos de nuevo en marcha.
Pronto llegamos a una zona estrecha. En ella se pueden hacer varios saltos. Hasta aquí llega gente sin traje de neopreno que suben andando desde la presa de Bierge.
Martín saltando desde el punto más alto. Lo menos lo hicieron 10
veces cada uno.
Junto al anterior hay otro salto un poco más bajito desde el que
también se tiraron varias veces.
¿Quien caerá?, ¿quien caerá?
Ya llevamos un buen rato en este lugar, con los niños venga a saltar. A partir de aquí el barranco se abre definitivamente.
Nos queda una hora de andar por el río. Los niños se dejan llevar por la corriente o juegan con piedras y palos hasta que llegamos a la presa de Bierge donde nos espera Pilar junto con uno de los padres que nos llevará de vuelta a recoger los coches. Hemos tardado más de 5 horas en hacer todo el recorrido. Le preguntamos a David cuanto ha durado el barranco y responde que 3 minutos andando hasta el agua y 5 minutos el resto. ¡Vamos, que se lo ha pasado en grande!
Salto final desde la presa.
Hola¡¡
ResponderEliminarSoy la madre de uno de esos niños afortunados que, de vez en cuando, se cuelan en el deporte de aventura gracias a la familia Abarca-Torres. Es muy activo y de todas sus experiencias la de los barrancos es la que más le llena. En concreto de esta excursión vino superencantado y, como para narrar es minucioso, casi me daba la sensación de que estuve allí con vosotros. El viaje, el traje, la compañía, el agua, el entorno…la sensación de estar en un “aguapark” pero hecho por la naturaleza y con miles de oportunidades en cada salto y en cada pequeño vértigo en la tripa. Aunque ahora ya piensa en el esqui de fondo, de vez en cuando ya está con la “vara” de que qué ganas tengo de que llegue el verano para un barranco. asi que por la parte que os toca a todos muchas gracias por enseñar esta parte del mundo a los críos.