24 de noviembre de 2009

Barranco del Formiga (5/09/2009) y Monasterio de Piedra


Nos levantamos bromeando con que si están cansados y no quieren hacer otro barranco hoy. Nada de eso, están como una rosa, deseando empezar. Aunque El Formiga lo hicimos el año pasado con Eva, a ella no le importa volver y creemos que puede estar bien para hacerlo con los niños. Hoy sólo viene Agus con nosotros.
El acceso ya nos resulta familiar. Entre huertos y viñedos la primera parte. Tras una subida un poco más fuerte, llegamos a los restos de una edificación que está en una cueva. Un poco más alante nos ponemos los arneses ya que el camino va por una ladera bastante inclinada y nos tenemos que asegurar a una sirga (cable de acero). Al final de este cable está el acceso al barranco tras hacer un pequeño rápel.

A la hora de ponerse los neoprenos se nota que están algo más cansados que ayer. Les hemos tenido que ayudar más, les cuesta mucho tirar del traje hacia arriba. Pero, es sólo un momento ya que están deseando meterse en el agus.

Enseguida empieza la juerga, un tobogán. Un par de metros apenas y curvado, muy bonito.

Martín hace el tobogán de entrada

David ayer pasó un poco de frío, así que hoy le hemos puesto la capucha y subido la cremallera hasta arriba. Se le nota que no va del todo calentito, va dando saltitos todo el tiempo. Aún así se le ve encantado.

Pequeños saltos, toboganes y pasos por debajo de las rocas se suceden.

En la parte más estrecha se encuentra un sifón, justo después de un rápel. Eva lo ha pasado y ayuda a los niños que van detrás ante la atenta mirada de Agus.

Se han puesto a contar los saltos que lleva cada uno. Los pequeños no valen, así que van preguntado si cuentan como uno o no.

El resalte más espectacular de este barranco es un tobogán-salto. Hay varias opciones, bajar rapelando, saltar desde la piedra que hay en medio o seguir el curso del agua para hacer un tobogán que acaba en el aire hasta el agua.

Martín hace el tobogán-salto

Agus y David saltan

Martín y Eva saltan a la misma poza

Un poco antes de acabar el barranco hay una zona estrecha donde alguien se ha entretenido construyendo pequeños hitos (unas piedras sobre otras). Los ha puesto en las paredes de ambos lados, como si fueran estanterías. El resultado es muy curioso ya que contrasta el color blanquecino de las piedras con el más oscuros de la roca. Por desgracia alguna gente se ha dedicado a tirarlas.

El día de vuelta a Madrid, decidimos pasarnos por el monasterio de piedra. Antes aprovechamos para visitar un puente medieval que está junto al camping donde hemos dormido.

El montasterio de piedra es precioso. No deja de sorprender la cantidad de agua que cae por todos lados contrastando con lo seco que parece todo alrededor.

Fuimos también a ver la exhibición de aves y cuando la chica que hablaba pidió un voluntario, Martín salto como un resorte. Una de las aves se posó en su brazo…

2 comentarios:

  1. Son impresionantes las fotos! Me estais dando muchisima envidia con ellas. Ojala algun dia pueda hacer yo un viaje asi, me encantaria..

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  2. Menos mal que habeis puesto las fotos por aqui y asi podemos disfrutar todos de lo que disfrutasteis vosotros, en menor medida, pero algo es algo! Que es lo importante.

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