Nos hemos librado de una buena. Llegamos el lunes 24 de madrugada y nos despertamos con la noticia de que en El Cairo se habían iniciado las revueltas. Mientras hemos estado en este país no nos hemos enterado de nada, no hemos visto nada raro, ni nadie nos ha dicho nada. Seguramente seamos de los últimos turistas en visitar el país durante una larga temporada.
El viaje nos ha gustado mucho, sobre todo el tema de la cultura egipcia. Lo que no nos ha hecho mucha gracia ha sido que parece que todos visitamos los mismos monumentos a la vez, con muy pocas posibilidades de salirte de lo “establecido”. Esto es debido a que la mayoría de la gente viajamos de la misma manera, haciendo una travesía en barco desde Luxor a Aswan y paramos en los monumentos más o menos a la vez. Da la impresión de que después de que se vaya el último turista de los barcos, debe quedarse prácticamente vacío durante el resto del día. En este sentido lo peor ha sido la visita al magnífico templo de Abu Simbel, que os contaré más adelante. Como diría nuestro guía.
Otra cosa curiosa son las propinas. Se supone que las tenemos todas
pagadas, que damos un dinero al representante de la agencia en Egipto
para que este reparta las propinas. Pues el hombre las repartirá como le
parezca, pero todos los trabajadores te piden la propina. Muchos no lo
hacen directamente, sino haciéndose querer, te dicen que si quieres
toalla o más jabón, o te hacen formas muy chulas con las toallas al
limpiar el camarote o se pasan toda la comida deseándote buen viaje el
último día…
Llegamos a Luxor por la noche con tiempo sólo para cenar y que el guía nos cuente algo de lo que vamos a hacer al día siguiente. Nuestro guía no nos ha gustado demasiado, sus explicaciones han sido más bien escasas y muy dispersas sin ningún tipo de guión ni coherencia. Sin embargo, nos ha gustado que nos haya dejado bastante libertad tanto en los templos como en el barco en los momentos de descanso.
El primer día nos toca madrugar mucho. A las 5 de la mañana ya hemos desayunado y estamos fuera del barco para tomar una barca que nos lleve al otro lado a visitar el Valle de los Reyes. Este es el lugar donde eran enterrados los faraones. Según la cultura egipcia la forma perfecta para una tumba era la pirámide ya que creían que el alma del emperador salía por la punta hacia el cielo. Para tratar de evitar los robos enterraron a los faraones en las faldas de esta montaña que tiene forma piramidal. Todas las tumbas han sido saqueadas salvo la de Tutankamon gracias a que el siguiente emperador construyó la suya justo encima. La entrada nos da derecho a visitar 3 de las más de 60 tumbas que hay. Quizás ver un par de ellas más no hubiera estado mal, aunque por otro lado son muy similares unas a otras. Se entra por un pasadizo descendente amplio y alto que está lleno de jeroglíficos, tanto en las paredes como en el techo. Muchos aún conservan colores y están en muy buen estado, otros no tanto. Al final de este pasadizo suele haber una cámara cúbica aún más amplia que da acceso a la cámara donde se encontraba el sarcófago o a las salas donde estaban los tesoros del faraón. Estos tesoros eran todas sus pertenencias para que las usara en la otra vida y había desde vestidos y zapatos hasta su cama. Todos estos objetos no se encuentran en estas tumbas, los que se han encontrado se han llevado al museo egipcio. Cuando vas allí y lo visitas resulta que sobran muchas cosas ya que ver 30 camas de faraones o 100 sarcófagos seguidos es demasiado. Se echa en falta que no hayan dejado alguno de estos objetos, los menos valiosos o los menos frágiles, en sus tumbas para que al visitarlas nos hiciéramos una idea de lo que había.
Ni se pueden hacer fotos ni los guías pueden entrar dentro de las tumbas. A cambio los vigilantes te señalan algunas cosas para que les des una propina al salir. Fuera hay varios grupos de personas cavando en busca de una nueva tumba o restaurando una de ellas. Nos imaginamos lo que debe ser esto en verano con un calor tremendo.
El lugar es espectacular, tiene una especie de aura mágica alrededor. Nos ha gustado mucho una maqueta que hay en la entrada al recinto donde se ve la montaña y por debajo de ella (hay que agacharse) se encuentran las tumbas que se han encontrado hasta ahora.
De camino al templo de Hatshepsut se pueden ver muchísimas tumbas, las de los nobles que querían ser enterrados cerca de los faraones. La costumbre egipcia era enterrar en la orilla Oeste del Nilo y vivir en la Este. Muchos jeroglíficos representan al faraón en una barca pasando de la muerte a la vida.
Hatsheput fue una faraona. Debió de ser bastante polémica pues se declaró a si misma diosa para poder ser faraona. El templo no parece egipcio, pues consta de tres niveles a los que se sube por una rampa o escalera. Quedan figuras en algunos puntos, donde más hay es en la parte alta que tenía todas las columnas llenas de figuras de la faraona, ahora quedan unas cuantas en pie. También hay pinturas y jeroglíficos muy chulos.
Aquí se empieza a notar el calorcito, ya ha avanzado la mañana y el sol está alto, esta mañana cuando salimos del barco hacía bastante frío y tuvimos que ponernos los abrigos. El lugar es muy agradable, poco a poco vamos entablando conversación con nuestros compañeros de viaje con los que compartiremos comidas, explicaciones, traslados y descansos. Nosotros hemos venido con Reyes (la hermana de Eva) y su marido Jesús, también están Enma y Ángel de Madrid y los asturianos Belén y Prieto. Nos lo hemos pasado fenomenal con ellos, nos hemos reído muchísimo.
De vuelta al barco paramos para ver los Colosos de Mem’Non. A primera vista son impresionantes, las dos moles allí sentadas… Pero cuando te acercas ves el paso del tiempo sobre ellas, están bastante rotas y una de ellas tiene la cabeza blanca por las cagadas de las palomas, un operario se ha subido a las piernas de uno de los colosos con una escalera enorme y está limpiando algo.
Sin duda lo que más nos ha gustado del día de hoy, ha sido el templo de Luxor. Este ya no es un templo funerario y por eso está en la otra orilla del río. Se encuentra en medio de la ciudad. Parece ser que este era un templo de culto, que los faraones construían en vida para que les veneraran. La estancia más grande del templo está llena de columnas enormes, según ha dicho un guía tienen 20 metros de circunferencia. La verdad es que no lo parece a simple vista, pero cuando las rodeas si notas que son muy grandes. Tanto las paredes como las columnas están llenas de jeroglíficos, el techo ya no existe, se debió caer hace tiempo. Una de las cosas más impresionantes es una estatua del faraón Ramses II sentado con la figura de su mujer y su amante favorita a sus pies. Tanto el asiento como el pedestal donde se encuentra están llenos de jeroglíficos tallados en la propia piedra.
En la vía principal hay una mezquita. Según nos dice el guía fue cuando construyeron la mezquita que descubrieron el templo. Nos dice que como es una mezquita no se puede quitar. Resulta un poco difícil creer que no se dieran cuenta de que había un templo justo allí hasta que no la acabaron de construir puesto que los cimientos descansan en los propios muros del templo. Luego nos ha contado que el gobierno está tratando de recuperar la avenida de las Esfinges que se prolonga durante 5km desde este templo hasta el del Karnak y nos dice que el principal problema es que hay que tirar dos iglesias, dice que no entiende tanto problema ya que el gobierno les paga la construcción de otras iglesias en otro lugar… ¡O sea que la mezquita no se puede mover de en medio del templo porque es suelo sagrado pero las iglesias si!, no parece una decisión demasiado justa.
Fuera del templo se encuentra la avenida de las esfinges, un pasillo lleno de esfinges a ambos lados. Tenía en mente la descripción que de esta avenida sale en el libro “Sinué el Egipcio” y aunque era bastante fiel me ha parecido más impresionante en la realidad.
El Templo del Karnak es la unión de muchos templos ya que cada faraón construía el suyo dentro del recinto o bien agrandaba uno ya existente. Incluso hay un lago que mandó construir uno de los faraones para su mujer. También hay una figura de un escarabajo sobre un pedestal. Como dicen que quien da 10 vueltas alrededor de él le va a sonreír la fortuna, pues Eva y Prieto se han puesto manos a la obra. Prieto debe tener más prisa pues las ha dado corriendo. Uno de los obeliscos está derrumbado, lo que permite ver bien tanto los dibujos como el acabado tan fino con el que lo hacían. Uno de los puntos más impresionantes es una sala con un montón de columnas todas decoradas con jeroglíficos así como también las paredes del propio templo.
Ha sido un día largo, ya nos avisó el guía, lleno de visitas. Es la hora de comer cuando llegamos al barco. En general las comidas han estado bien, eran de tipo buffet, y había un poco de todo. A nosotros nos hubiera gustado que hubiera más comida egipcia que cocina internacional, pero es lo que hay. Una noche hicieron la cena egipcia donde si que había más cosas del país y que nos gustó mucho.
Como la mayoría de los barcos celebran la fiesta egipcia y dicen a la gente que se vista con ropa del país, en el barco hay una tienda de chilabas. También en las calles hay tiendas y en las entradas de los templos. Pero lo mejor es que el barco para durante unas horas para pasar unas esclusas y somos “abordados” por barcas que venden chilabas, manteles, sábanas… La gente se suele asomar al oír sus gritos a la cubierta o bien por las ventanas de sus habitaciones. Ellos, con muy buena puntería, lanzan la ropa a la ventana…., un espectáculo. Si le dices que no te gusta te ofrecen de otro color o de otro tío o si no te ofrecen otra cosa. En cuanto se abre una ventana se van para allá y lanzan una pieza, a ver si hay suerte. Todo esto de noche con muy poca luz.
La llegada a Edfu nos ha encantado, como es a media mañana estamos todos en cubierta. Hay pocos embarcaderos por lo que los barcos se van moviendo dejándose sitio unos a otros. Parece increíble que bichos tan grandes se muevan con tanta facilidad y precisión. Lo mismo parece suceder en tierra firme, donde las calesas se disputan los mejores sitios para atraer a los turistas.
La puerta de entrada al templo de Horus, el dios Halcón, es la mejor conservada de todo Egipto. Solo están destrozadas algunas caras, parece que algunos fanáticos religiosos las rompían por ser figuras paganas, aunque es algo raro pues están destrozadas figuras de manera un tanto aleatoria. La pared de la entrada se encuentra inclinada hacia atrás, como muy bien nos explica Ángel, esto es para que los fieles no se sintieran abrumados por la presencia de sus dioses. En caso de que la pared fuera vertical se tendría la impresión de que las figuras se abalanzan sobre el que las está mirando, sobre todo de cerca.
Todas las paredes están repletas de imágenes y es tan grande el recinto que es fácil observar tranquilamente alguna de las paredes prácticamente solo, a pesar de que hay bastante gente en el templo. En una de las salas interiores se encuentra la barca del faraón, creo que es una réplica, con la que se supone que cruzaría el río después de su muerte.
Dos estatuas del dios Horus flanquean las puertas de entrada a cada recinto. El gesto de la figura es serio o enfadado, no me extraña que la gente humilde se sintiera bastante intimidada al entrar en estos recintos.
Hoy el día es mucho más relajado, regresamos al barco donde pasaremos la tarde navegando río arriba. Como hace mejor temperatura que ayer, me doy un baño en la piscina de la cubierta, el agua está helada, me tenía que haber fijado que los niños que hay por allí no estaban dentro….
Es muy agradable la navegación viendo los laterales del río, como la vegetación se extiende hasta donde llegan las aguas. Justo detrás se encuentran las arenas del desierto. De vez en cuando adelantamos a una o varias falucas, barcos veleros tradicionales, que son remolcados por una embarcación a motor. Imaginamos que hay gente que realiza el viaje en estas embarcaciones río abajo y que luego suben ayudados a buscar más turistas.
Los atardeceres han sido espectaculares, todos distintos y todos muy bonitos. Una mezcla entre la luz rojiza del sol, la magia del río, o la de la ciudad del Cairo los hace muy recomendables.
Ya es de noche cuando visitamos el templo de Kom Ombo. No sabemos como será la visita por el día pero el hecho de hacerlo de noche nos ha encantado. Este templo está dedicado al dios Cocodrilo y al Halcón, en realidad son dos templos unidos y simétricos. Parece ser que era un templo muy rico pues todos los barcos que pasaban por aquí hacían una ofrenda (¿impuesto?), para intentar calmar a estos animales tan peligrosos y abundantes en aquella época.
Me he traído el trípode y me he hartado de hacer fotos. Encima para hemos tenido suerte y la luna nos acompaña durante la visita. Algunos de los jeroglíficos son instrumentos médicos, alguno explica remedios médicos e incluso intervenciones quirúrgicas. Hemos escuchado a otro guía a de un grupo de españoles, como les explicaba que uno de los jeroglíficos explicaba como hacer una circuncisión.
Ha habido un rato muy gracioso cuando el guía nos ha dejado a nuestro aire y Eva se ha puesto a imitarle y a contarnos su versión de los jeroglíficos que veíamos.
Para mí, la visita más esperada de este viaje es la de Abu Simbel, sin duda es la más espectacular. También es la que más corta se hace y de la que te quedas con muchísimas ganas de poder estar más tiempo visitando el sitio y recreándote en todos los detalles. Todo hace que sea especial, desde que te tienes que levantar a las 2 a.m., que vas en un “supuesto” convoy, que está junto a un lago que parece el mar, hasta que el templo no estaba en este lugar sino por debajo del nivel del agua y que un gran proyecto a nivel mundial lo trasladó piedra a piedra hasta aquí.
A las 2 a.m., como decía, nos hemos levantado. Tomamos una furgoneta para ir al lugar donde se reúne el convoy. Un militar toma nota de los vehículos que van llegando. Parece que no hemos llegado a tiempo de salir en el primero saldremos en el segundo a las 4h30. A mi me da la impresión de que esto del convoy es una patraña para que no puedas ir nada más que con una agencia. No hemos visto ningún vehículo militar ni policial, se supone que va uno delante otro en medio y otro detrás. Salimos unos 100 vehículos y más que un convoy es una salida lanzada pues en seguida se ponen todos a correr y a adelantarse. Hay momentos en los que no se ve ningún vehículo por delante ni ninguno por detrás…. La carretera va por el desierto, sólo se ven piedras y de cuando en cuando algún vehículo en sentido contrario.
Se tarda algo menos de 3 horas en llegar. Nos comemos el desayuno que nos han dado en el barco antes de llegar, en el vehículo para no perder tiempo. Este es el templo donde más gente vamos a ver, ya que todos venimos en los convoyes y da igual de que barco hayamos salido, prácticamente llegamos a la misma hora.
Cuando vemos los colosos del templo de Ramses II nos quedamos alucinados. Son enormes, esculpidos ahí en la montaña, parece que el tiempo no pasa para este lugar. Solo uno de los colosos se ha caído debido a un terremoto, al hacer el traslado lo han dejado tal y como estaba. Parece algo mágico con el enorme lago Nasser ahí al lado.
El interior del templo de Ramses II es aún más espectacular. Un
pasillo con columnas que tienen enormes figuras delante. Detrás de las
columnas las paredes están llenas de jeroglíficos, muchos de ellos
conservan aún la pintura. Lástima que somos muchos los turistas que lo
vemos a la vez, tenemos que caminar paso a paso como en un atasco. Lo
bueno es que vamos contemplando extasiados los dibujos que hay por todas
las paredes. Varias salas en los lados también están llenas de
pinturas, estas se ven mejor porque no entra tanta gente y la que entra
da una vuelta rápida. La sala que está frente a la entrada es la más
visitada y la que alberga un fenómeno singular. Este es que el sol
iluminaba la cara del emperador Ramses II al amanecer de dos días
concretos el 21 de febrero que coincide con el día de su nacimiento y el
21 de octubre que es el día que subió al trono y que al trasladarlo se
ha retrasado un día, es decir ahora es el 22 de febrero y octubre.
Esto es lo que nos dijo nuestro guía, pero leo en Internet que no es
así, que la fecha no tiene nada que ver con ningún momento concreto. En
cualquier caso, no deja de ser impresionante la capacidad técnica que
tenían para hacer una cosa así hace tres mil años.
A pocos metros se encuentra el Templo de Nefertari, la esposa favorita de Ramses II. Por si sólo es un templo muy interesante, pero está claramente eclipsado por el del faraón. Las dimensiones son menores y las figuras menos colosales. El interior es también mucho menos vistoso.
Nos parece muy triste que tengamos que marcharnos de aquí rápidamente. No hemos podido relajarnos ni un momento contemplando los colosos puesto que el convoy sale enseguida. Nuestro guía está en el coche, no aquí en el templo por lo que no podemos hacer nada. Cuando le hemos dicho que nos hubiera gustado estar más tiempo nos dice que si queremos nos quedemos, pero claro estamos fuera, hay que pagar la entrada y andar hasta los templos para estar diez minutos y salir corriendo. A mi me ha dado la impresión de que hemos venido en el segundo convoy y nos volvemos en el primero… No se si será así pero en cuanto se vayan los tres convoyes y ya no haya visitantes de los que vienen en avión el sitio debe estar completamente vacío, una pena!
La vuelta es igual, a la carrera, a ver quien es el que más coches adelanta.
Por la tarde vamos a dar una vuelta en una Faluca, barco a vela tradicional. Todos tenemos muchas ganas de hacerlo. Es una chulada cuando te has alejado de la costa un momento y ya empiezas a sentir el silencio y la tranquilidad del río. Poco nos dura la alegría pues enseguida uno de los que iba en el barco ha sacado un tambor y ha descubierto pulseras y más cosas que nos quería vender. Reyes, como es tan animada, se ha puesto a bailar y a cantar con el hombre Nubio. Lo malo es que ha perdido el encanto que tenía la travesía en silencio.
Mientras los demás van, con una excursión aparte, a conocer a los pueblos Nubios del otro lado del río. Nosotros nos bajamos en la Isla Elefantina donde también hay dos poblados Nubios. Se nota que no vienen turistas por aquí pues no hay ni puestos ni gente vendiéndonos nada, por el contrario la gente se nos queda mirando y los niños nos dicen cosas sin pedirnos un Euro. Eva incluso ha tomado en brazos a un niño que estaba con su abuelo, al hombre se le caía la baba. Este pueblo no tiene interés turístico pues sólo quedan los restos de un antiguo templo en forma de piedras tiradas por el suelo. Hemos visto a varios arqueólogos occidentales trabajando en ellas.
De vuelta a la ciudad de Aswan hemos paseado por su zoco y como nos sentíamos con ganas pues nos hemos dicho vamos andando hasta nuestro barco. Pensábamos que seria media hora o poco más y hemos debido tardar más de dos horas, nuestro barco está en el último embarcadero, ¡pa’vernos matao!
En nuestro último día de crucero sólo nos queda una excursión concertada, la visita a la Alta Presa de Aswan. Pues será muy importante para los egipcios en cuanto a que gracias a ella se controlan las crecidas del Nilo, además de obtener prácticamente toda la electricidad que necesita el país, pero es un poco rollo y no nos parece interesante.
De nuevo nos hemos separado para ir a la isla de Filae, nosotros lo hacemos por nuestra cuenta, los demás van con el guía. La gente de aquí son tremendos, nos han dicho que cojamos un taxi para llegar al embarcadero donde se toman las barca a Filae, estaba muy cerca, si lo llegamos a saber nos vamos andando. Nos hubiera venido mejor para luego volvernos por otro camino más relajadamente. En el puerto negociamos con una barca a motor para ir a la isla donde se encuentra el templo de Filae. El hombre nos esperará y nos traerá de vuelta cuando terminemos.
El Templo de Filae también ha sido movido piedra a piedra. La antigua presa de Aswan hacía que el agua estuviera por encima del nivel del suelo, con lo que los visitantes tenían que ver los templos desde las barcas. Para evitar esto lo han trasladado a una isla cercana a una altura superior. El día es muy bueno con una bonita luz que hace que los templos parezcan brillar. Las islas son formaciones rocosas de granito, da la impresión de encontrarse en La Pedriza madrileña pero con muchísima agua. Una de las cosas más chulas de este templo es que se encuentra rodeado de vegetación, como si esta formara parte del propio templo. Cabe destacar una estancia separada del edificio principal, un grupo de columnas forman la edificación a la que sólo le falta el techo. Pasamos el tiempo paseando entre templos y vegetación y contemplando más jeroglíficos.
Tenemos toda la tarde por delante hasta que vayamos al aeropuerto a tomar el avión a El Cairo. Nosotros cuatro decidimos irnos a dar un paseo con la idea de navegar un rato en Faluca. Primero tomamos una calesa que hay junto al barco, lo hemos hecho porque Reyes dice que hay que probar todos los transportes. Con el hombre negociamos la ida hasta las Falucas, pero el rápidamente asume que nos la va a conseguir y que luego nos traerá de vuelta a nuestro barco. Ha intentado pararnos en un lugar donde había algunas y le hemos dicho que no, que nos llevara al centro de Aswan que es donde queremos ir. Al llegar intenta negociar él, le tenemos que parar los pies y decirle que es cosa nuestra, aún así luego les ha pedido a los de la barca comisión, que creo que no le han dado. Aunque le decimos que no sabemos si volveremos con él, nos está esperando cuando acabamos y nos lleva al barco. Otro de una calesa que debía llevar más tiempo se ha enfadado y se han puesto a gritarse un poco, vamos lo normal.
Por fin estamos en una Faluca tranquilos, sin prisas y sin ruidos. Al negociar le hemos dicho al hombre que no queremos ni canciones ni venta de abalorios…, la verdad es que no hubiera hecho falta pues esta barca no está preparada como la que cogen las agencias y se limitan a llevarte y traerte. Nos dirigimos a la isla de Kirchner, la ida es rápida porque vamos a favor de viento. Sólo tienen que hacer unos pocos giros y llegamos.
La Isla de Kirchner es un jardín botánico con plantas autóctonas y otras exóticas. En muchas de ellas hay carteles indicando su nombre y procedencia. Pasamos un buen rato relajados y sin agobios hasta que nos acercamos al embarcadero pues aquí están todos lo que quieren venderte cosas.
El viaje de vuelta ha sido espectacular, el sol se está poniendo, las falucas tienen un color especial con esta luz. Como ahora el viento no sopla a nuestro favor las Falucas tienen que ir trazando diagonales de un lado a otro. Todo un espectáculo, sobre todo en algunos giros que parece que vamos a chocar con la barca que ha girado delante de nosotros. Además Eva se ha puesto a hablar con el niño que viene en la embarcación, que es el hijo de uno de los que la llevan. Tiene los mismos años que su hijo David y es una risa porque mientras el niño es Nubio, Eva le dice que su hijo es Rubio. Les ha enseñado una foto y dice que si quiere venirse a España a conocerlo, el niño está completamente cortado, el padre le chincha diciéndole que se venga con nosotros.
En el aeropuerto de El Cairo nos espera otro miembro de la agencia para llevarnos a nuestros hoteles. El guía que teníamos hasta ahora volará en otro avión y le veremos mañana para visitar las pirámides. Nos hemos puesto a habar con él y a Prieto se le ha ocurrido decir que iba a conocer a su jefa en España, no sabemos si ha sido casualidad o no pero el caso es que el chaval se ha puesto un poco tenso y ha cambiado el itinerario para llevar primero a Prieto y Belén que van a otro hotel y luego a los demás. A pesar de que había dicho que nos dejaría a nosotros primero y que además hemos pasado por delante de nuestro hotel. Es una tontería pero nos hemos estado riendo de ello todo el tiempo.
Llegamos tan tarde que sólo podemos cenar en un McDonald que hay frente al hotel. No había nada más abierto y nos han dicho que no hay nada cerca. Aunque soy contrario (muy contrario) a estos establecimientos he de decir que lo que nos hemos tomado estaba muy bueno pues la carne está especiada a la manera árabe y estaba francamente rica.
Aunque yo ya había visto las pirámides de Guiza en mi anterior visita a Egipto, siento un ligero cosquilleo y nerviosismo por ir de nuevo a visitarlas. La primera impresión es fantástica cuando te acercas a la pirámide de Keops y la recorres un poco, subiéndote en las piedras del primer nivel.
El problema es cuando la recorres…, vas extasiado hasta que giras en la parte de atrás y te encuentras con un edificio de color marrón, que parece una broma de mal gusto. Resulta que aquí se encuentra la barca del faraón y han construido esto para preservarla. No es la único impresión desagradable porque entonces te das cuenta de que también han construido una “bonita” (la madre que los parió) carretera entre las pirámides y entre la esfinge. Y encima el guía te lo vende orgulloso, “¡¡¡no vas a ir caminando de una a otra!!!, de verdad es que es tremendo. No os podéis imaginar la decepción que siento al verlo así puesto que lo vi de la otra manera.
En cualquier caso, hay que centrarse en lo que hemos venido a ver y olvidarnos de estas cosas. Damos una vuelta completa, disfrutando de la gran pirámide. Después vamos a ver la siguiente, la de Micerinos que tiene de especial que la parte de arriba aún se conserva bastante intacta. Es decir que tiene el revestimiento que tenían las pirámides originalmente.
Hay que tener en cuenta este revestimiento para tener en cuenta los dos agujeros que hay en las pirámides, uno es la entrada original por donde metieron al faraón y sus tesoros y el segundo es la abertura que hicieron los ladrones cuando la saquearon. Ellos tuvieron que quitar primero el revestimiento antes de llegar a la piedra y seguir cavando hasta encontrar la cámara que llevaba a la tumba. Al caerse la protección ahora se ven los dos agujeros relativamente cercanos.
Hemos sacado entradas para entrar en la pirámide de Micerinos. A la gran pirámide no pueden acceder más de 300 personas diarias. Además el guía nos ha dicho que la de Kefren tiene una entrada muy chula con un pasillo de bajada muy singular. Al empezar a bajar lo entendemos es muy estrecho y empinado, por el mismo pasillo vamos los que bajamos y los que subimos. Hay que ir bastante agachados durante un buen rato, hay gente que se da la vuelta porque se agobia de la estrechez y el calor que hace. Una vez abajo se abre un pasillo un poco más grande que lleva a una antecámara, un poco más allá se encuentra la cámara funeraria. No hay nada que se pueda ver, salvo las paredes cuadradas y altas, todo se lo llevaron los profanadores de tumbas y lo que quedara sin valor estará en el Museo Egipcio o en cualquier otro.
Nos acercamos, también en coche, al punto panorámico que esta sobre una colina a unos trescientos metros. Antes se llegaba allí o bien andando o sino en camello o caballo. Ahora estos animales sólo se usan para hacerse fotos. También antes había muchísima menos gente pues sólo íbamos hasta allí a los que no nos importa caminar. El punto panorámico está bien, pero claro tener la carretera delante de las narices…, pues le quita algo de encanto.
Por último nos acercamos a ver la esfinge. Se la ve bastante demacrada, me parece recordar que la otra vez no estaba tan mal. Parece ser que tiene una enfermedad la piedra y se está desmoronando, dicen que le aplicaron un tratamiento y que fue peor el remedio que la enfermedad.
Aquí se acaba nuestro viaje con el guía. Nosotros ya nos vamos por nuestra cuenta. Negociamos con un taxista para ir a visitar Menfis y Saqqara. Nos ha dado un precio que nos ha parecido tan bueno que no soy ni capaz de regatear. Como muchos que se dedican a esto lleva un cuaderno donde la gente le ha escrito cosas, también le escribiremos nosotros algo pues nos ha llevado a sitios interesantes que no le habíamos pedido y nos ha dado muy buenas indicaciones. Lo primero que hace es meterse por una carretera destartalada y dar la vuelta en un sitio rarísimo por una carretera que parecen estar haciendo pero que no está terminada. Llegamos a un punto donde hay una vista diferente de las pirámides. Es algo lejana pero muy curiosa ya que tenemos campos sembrados y palmeras delante. También unos hombres que se encuentran comiendo algo sentados en un camino.
Menfis era la antigua capital de Egipto, ahora no queda prácticamente nada. Solo restos y figuras colosales. El coloso de Ramses es el más significativo y aunque se encuentra tumbado pues se debió caer y romper hace tiempo no deja de ser impactante. Tenerlo a nuestra altura nos permite apreciar los detalles con los que hacían estas figuras hace más de cuatro mil años.
En Saqqara se encuentra la pirámide escalonada que es la más antigua de las que permanecen en pie. Se ve que en su construcción empezaron a sentirse más seguros de la técnica y lo hacían cada vez mejor. Cuando ves la pirámide de lejos parece algo fácil, sólo cuando te acercas y ves las obras de reconstrucción eres capaz de intuir la dificultad que tenía hacer algo así. Antes de ver las pirámides hemos entrado en el museo que hay donde se compran las entradas del recinto, nos ha dicho el conductor que lo visitáramos y aunque sin demasiadas ganas hemos accedido a entrar. Nos ha encantado, es pequeñito y muy manejable tiene cosas muy interesantes y bien explicadas. Lo más llamativo es una momia que se encuentra en una vitrina un poco rara con una ranura en medio. Desde dos pasos más atrás no sabes lo que hay allí, cuando te asomas y ves la momia te quedas helado. Es una figura pequeñita, pero bien conservada, lo mejor son los pies y las manos.
Después de esto ya le hemos hecho caso en todo lo que nos decía. Al acabar la pirámide escalonada nos ha dicho daros prisa e ir ahí que se puede visitar una tumba que está muy bien. Pues oye, sin pensárnoslo nos hemos ido para allá y efectivamente, una pasada. También se entra por un pasadizo bajando hacia el subsuelo y dentro de ella hay un sarcófago, además se conservan algunas pinturas en las paredes. Nos ha gustado más que la de Micerinos En una sala cercana también hay pinturas que son de las mejor conservadas que hemos visto. Incluso están coloreadas y todo.
Con Ángel y Emma nos vamos a cenar a un sitio que recomienda la guía que llevamos y que está relativamente cerca. Nos reímos mucho, aunque pasemos algo de miedo al cruzar las calles. Estamos muy cerca del museo Egipcio y tenemos que cruzar un par de avenidas grandes. En esta ciudad no hay semáforos por lo que se cruza a lo “bonzo”, se va uno metiendo entre los coches hasta que llega a la otra acera. El problema será a la vuelta de la cena pues hay muchos menos coches y pasan muy deprisa, ahí si que lo pasamos mal pues hay que lanzarse un poco a la locura entre las luces de los coches que vienen bastante rápidos.
Al día siguiente queremos recorrer varios sitios de la ciudad. Hemos tomado un taxi para ir a la ciudadela. El taxista es muy singular, un hombre bastante mayor y gordo, anda muy despacio y conduce con un guante en su mano izquierda. El taxi no es menos singular, es muy antiguo pero está muy nuevo y cuidado. Tiene un taxímetro de la época de los faraones y es el coche más lento que hemos visto estos días en la ciudad.
Hemos pasado bastante tiempo en la ciudadela. Visitando la Mezquita de Alabastro y todo lo que hay allí. Lo mejor son las vistas de la ciudad a nuestros pies, sobre todo la mezquita de Al Azhar que está justo delante.
Esta Mezquita se encuentra junto al Khan el Kalili y es una de las más importantes del mundo musulmán. Además es una universidad y está llena de jóvenes estudiantes que entran y salen. Un señor nos ha enseñado todo y nos ha contado un montón de cosas. Cuando nos ha pedido que le pagáramos su visita la situación ha sido un poco embarazosa, sobre todo porque el se ha puesto a contarnos cosas sin que nosotros se lo pidiéramos. Aún así nos ha gustado mucho lo que nos ha contado y como lo ha hecho. Nos ha llevado a varias estancias en las que no hubiéramos entrado de no haber ido con él. Algunas de sus ideas nos han parecido un tanto machistas y no nos han gustado nada, pero nos hemos guardado muy mucho de decirle nada.
¿Que es una visita a El Cairo sin un rato de compras en el Khan al Kalili? Merece la pena pasar un rato perdiéndose entre sus callejuelas y pasándolo bien con la gracia que tienen la mayoría de los vendedores, que siempre quieren llevarte a su terreno. Hemos comprado algunas cosas y lo hemos pasado bastante bien con los regateos.
A última hora de la tarde nos vamos al barrio Copto, el barrio cristiano. El viaje en taxi hasta allí ha sido toda una experiencia. Hemos viajado con el Fernando Alonso de los taxistas, ¡Impresionante! Decir que iba rápido es decir poco, Reyes se ha sentado en la parte de atrás en medio y se ha pasado todo el trayecto riéndose histéricamente y haciendo un agujero en el suelo del coche tratando de frenar. Hemos pasado entre coches a milímetros de distancia, también por poco no nos llevamos por delante la pierna de un hombre que estaba sentado en un carro. A todo esto el conductor va tan tranquilo, conduciendo con una mano y fumando, hasta se ha permitido ofrecernos tabaco y todo, Reyes no se ha atrevido a cogerle un cigarro para que no le diera después fuego dándose la vuelta y sin dejar de adelantar coches. Para colmo el tío ha sido muy legal, hemos negociado con él al salir del bazar y nos decía que ponía el taxímetro como no nos fiamos le hemos dicho que no. Hemos negociado un precio pensando que estábamos cerca, en realidad estábamos muy lejos y al llegar nos ha dicho que el trayecto era largo que le diéramos algo más. Nos ha parecido que tenía rezón y así lo hemos hecho. Se ha bajado y nos ha ayudado a cruzar la calle diciéndonos que tuviéramos cuidado al hacerlo.
Ya no hay nadie en el barrio Copto, todo está cerrado. Aún así nos ha gustado la tranquilidad que se respira. Se hace raro ver iglesias y cruces en esta ciudad musulmana. La vuelta la hemos hecho en el metro, que funciona muy bien.
La mañana antes de tomar el avión de vuelta a casa la usamos para visitar el museo de El Cairo. Más que museo parece un gran almacén de antigüedades. Todo parece estar depositado sin demasiado cuidado en el lugar que les ha parecido bien. Acabas un poco saturado se ven un montón de cosas iguales, como sarcófagos. Aún así hay cosas alucinantes y merece la pena pasar un buen rato. Las figuras de barro que representan escenas de la vida cotidiana, a mi me encantan. También la máscara y el tesoro de Tutankamon, o el armario ropero, o sus ropas. Una figura minúscula del faraón Keops, que es la única representación del faraón que construyó la pirámide más grande. Unos colosos que pasan casi desapercibidos entre tantas piedras amontonadas a la entrada.
Para acabar el viaje hemos subido a la última planta del hotel a ver el atardecer.
Ye impresionante lo vuestro!!Tal parece que he vuelto a vivir el viaje, yo sigo aún seleccionando fotos….que Prieto estuvo dándole a la cámara sin parar….los comentarios no tienen desperdicio y cómo no, también aprecio el enorme trabajo, tanto de redacción como de fotografía.Besines para todo el grupo desde Asturies.
ResponderEliminarRicardo yes un gallu, ni la guia trotamundos, ni la planet. Y por cierto llamé a Herminda para darle el parte del viaje y comentarle del trato preferente hacia nosotros como muy bien reflejas.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
Eres muy expresivo….Impresionante! uno de las mejores ratos estresantes…el viaje en taxi con “Fernando Alonso” eso sí acompañada de vosotros… uao.
ResponderEliminarEl grupo ha sido fantástico…nos hemos entendido y divertido juntos. Gracias a esta costumbre maravillosa de Ricardo de escribir los viajes…nunca olvidaremos los ratos tan guays que hemos pasado juntos.
Abrazos y besos Ricardo que te los has ganado..Reyes
Joder, eso son fotos y no las que hago yo.
ResponderEliminarY joder otra vez! Qué bien viven algunos, todo el día viajando! ja ja ja!!
Tu blog es mi mejor guía de viajes.
ResponderEliminarMuy bonito el viaje a Egipto, pero no me das ENVIDIA, porque entre las Pirámides de Egipto y la Glorieta de las Pirámides en Madrid apenas hay diferencia, y pasa lo mismo si comparamos un crucero por el Nilo con un crucero por el Manzanares entre el puente de Segovia y el puente de Toledo.
ResponderEliminarUn abrazo de Salvador y Paula y a seguir viajando.
Jomío, ¡qué bien te lo pasas y cómo te cunde el tiempo! Tus fotos son magníficas, como siempre, y el relato, ameno. Y yo acudiendo a reuniones crispantes con tus vecinos y los míos…
ResponderEliminarMegabesos.