26 de enero de 2012

Sicilia (30/11/2011 al 07/12/2011)

Un cierto regusto agridulce nos ha dejado Sicilia en este viaje. Es extraño porque algunas cosas, sobre todo las ruinas, nos han encantado, incluso maravillado. Sin embargo el ambiente general ha sido un poco decepcionate. Quizás tenga que ver con que hemos ido en invierno, por lo que las ciudades y poblaciones están prácticamente vacías. Tampoco hemos disfrutado de sus playas, ni nos hemos acercado a pesar de que nos ha hecho buen tiempo.

En esta ocasión además de Reyes y Jesús se vienen con nosotros unos primos de Eva y Reyes: Manolo y Maria Jesús.



El aeropuerto de Trapani, al oeste de la isla, nos recibe con sol y muy buena temperatura. El coche que hemos alquilado es un turismo/furgoneta enorme en el que estaremos muy cómodos todo el viaje. Nuestro primer destino es Segesta. Ruinas griegas que se encuentran en el interior de la isla. Como es por la tarde nos dicen que subamos primero a ver el teatro griego que está en la parte alta y a la bajada vivistar el templo que se encuentra en la parte de abajo. Aunque un minibus hace el recorrido para subir a los turistas (no hay ninguno), preferimos subir andando y así disfrutar del recorrido y por que no?, hacer un poco de ejercicio. Pronto tenemos una magnífica vista del templo que se encuentra por debajo de nuestra altura. Tenemos que luchar contra las ganas de bajar a verlo inmediatamente y dejarlo para más tarde. Antes de llegar al teatro pasamos por los restos de la antigua ciudad de Segesta. Muy poco se puede ver pues apenas si hay algún muro o restos de alguna columna. El teatro nos impresiona por su situación, ya que sentados para ver el espectáculo la ciudad se encuentra a nuestras espaldas y de frente, detrás del escenario, tenemos una expléndida vista de las montañas y de un valle que se encuentra detrás. No es el más espectacular que veremos en este viaje y si tenemos la suerte de verlo el primero, si lo hubieramos dejado para el final, no sería lo mismo.

La bajada la hacemos un poco a campo a través, por los restos de la antigua muralla de la ciudad. Descubrimos algunos restos de casa más. Pero vamos más bien anonadados con la vista del templo inacabado al que nos dirigimos. Los templos griegos en su época estaban pintados y forrados de mármol, además de tener techo, pero no por ello deja de ser menos impresionante contemplar este. Parece que está completo desde lejos y que únicamente está esperando a que vengan los griegos a terminar su construcción.

De cerca es aún más chulo pues no se nota apenas el paso del tiempo y te puedes imaginar como sería si estuviera terminado. Es más alto de lo que nos parecía según nos acercábamos. El hecho de que no haya nadie ayuda a que salgamos del recinto encantados, apenas si hay dos parejas más de turistas en este lugar.

En Palermo vamos a dormir dos noches, aprovecharemos para visitar la ciudad y sus alrededores.

A mi lo que más me ha gustado ha sido la Capilla Palatina. Me ha parecido como la Capilla Sixtina, pero en vez de pintada, con mosaicos. Con muchísmas velas y luces que hacen que los mosáicos brillen con muchísimos tonos. Los motivos son, por supuesto, religiosos, un poco simples aunque hay algunos que cuentan pequeñas escenas. Aunque la decoración pudiera parecer muy recargada pues no hay hueco sin mosaico ni rincón sin un candelabro u otra cosa similar, la verdad es que el conjunto me ha resultado muy armónico.

El resto de la ciudad, pues no me ha resultado interesante. Hay muy poco ambiente, seguramente en verano la cosa cambie. En los mercados no se ve mucha gente ni en la calle casi. Hay bastante basura por el suelo y todo parece muy descuidado y chapucero.

Hemos visitado unas catacumbas que no nos han gustado nada. Yo había visto unas en Roma que me parecieron muchísimo más interesantes ya que estaban excavadas en el suelo. Estas son un sótano con jaulas o estantes donde están los cadáveres. Impacta bastante ver como algunos de estos se conservan perfectamente, el pelo o otras cosas, mientras que otros están bastante mal. Otra cosa curiosa es ver la vestimenta con la que fueron enterrados, ya que se ponían sus mejores trajes. Lo que más nos ha llamado la atención ha sido el monje que vigila la entrada. Un señor muy orondo con un hábito marrón y una soga atada a la cintura. Como en todos los sitios que visitamos nos dejan entrar gratis o prácticamente a los discapacitados, se lo hemos dicho al que vendía los tickets, que ha mirado al monje y este ha dicho que no mirándonos de arriba a abajo, con un gesto muy poco caritativo. Parecía estar más pensando en el dinero y en su barriga que en atender a unos turistas.

La población de Monreales se encuentra en una colina junto a la ciudad de Palermo. Es como una copia en pequeñito de la ciudad. Su catedral es una mezcla entre la catedral de Palermo, de estilo normando, y la capilla palatina con sus mosaicos. La visita nos ha gustado mucho ya que había un coro ensayando en esos momento, lo que le confiere mucho más interes a lo que vemos. Junto a la catedral se puede visitar el claustro, que tiene muchísimas columnas todas con formas y dibujos diferentes. A parte de las columnas y un bonito jardín, el edificio en si no tiene nada de particular.

Cefalú es un pueblo costero a una hora de Palermo. Hemos ido por la tarde, así que lo primero que hacemos es subir a un mirador desde donde se puede observar todo el pueblo y la bahía. Llegamos justo antes de que lo cierren pues se está haciendo de noche. La vista es bastante bonita, más por el atardecer, que por el pueblo en si. Hemos dado un buen paseo y nos hemos perdido por sus callejuelas, buscando una puerta que da al mar y que hemos encontrado enseguida. Aún así Reyes ha dicho que esa no podía ser y hemos seguido buscándola un buen rato. La excusa ha sido buena para ir descubriendo callejones y escaleras por zonas poco iluminadas.

Podemos viajar de Palermo a Taormina por dos rutas. La primera nos llevaría por el interior, decidimos no hacerlo para así recorrer la costa que bordea la isla por el norte. Este segundo camino ha sido un error pues todo el trazado es una autopista bastante rápida pero con ninguna vista ya que o bien hay una valla alta que nos impide ver nada o vamos pasando por montones de túneles.

Taormina es un pueblo dedicado al turismo. En verano debe estar abarrotado de visitantes. En esta época da gusto pasear por sus calles e incluso ver tranquílamente alguna de sus muchísimas tiendas. Una atracción debe ser la situación de la ciudad, colgada en una ladera y encaramada sobre el mar. Su principal reclamo turístico es el teatro griego de Taormina, que sin duda es el teatro que mejor situación tiene en el mundo. Antes de que los romanos cerraran la parte de atrás del escenario, sería posible estar disfrutando de una tragedia griega con el mar en la parte de abajo y las fumarolas del monte Etna mirando hacia arriba. No cabe duda de que los habitantes de esta zona de la isla vivían y viven influenciados por la cercanía del volcán ya que en cualquier momento puede lanzar una lengua de lava y sepultar cualquier zona de los alrededores e incluso la misma ciudad.

También nos hemos acercado a visitar el Gole de Alcantara que es un cañon por donde cayó una erupción muy fuerte y que ha dejado algunas formaciones curiosas en la roca. Nos ha gustado dar un paseo por la zona acompañados de una guía, pero no nos parece que haya merecido la pena la excursión hasta allí.

Siracusa es una ciudad que se encuentra al sureste de la isla. Fue uno de los primeros asentamientos de los griegos en la isla y uno de los más importantes de aquella época. Antes de venir había estado leyendo un libro sobre Dionisio, el dictador de Siracusa. Esperando encontrarme con algo parecido a lo que he leido me he sentido algo decepcionado. Sobre todo en la parte de la Ortigia. Que es una isla separada de la ciudad por unos 50m. Pensaba que habría muchísima más animación en esa zona ya que son callejuelas de estilo árabe. La realidad es que no había casi nadie en la calle y lo que más nos ha gustado es que apenas si hay circulación en la zona por lo que la hemos podido recorrer sin preocuparnos de que nos atropellara un vehículo. La fuente de Aretusa que se encuentra por debajo del nivel del mar, muy cerca de este y unos bocatas que nos comimos en unas rocas junto al mar me ha parecido lo más destacado.

Eso si hablamos de la ciudad, porque si tenemos en cuenta las ruinas que se encuentran en las afueras la cosa cambia. Con el tiempo justo y medio corriendo recorremos las ruinas. Antes de ver el teatro griego vemos un jardín donde se encuentra la Oreja de Dionisio y la cueva de los Cordeleros. Son dos entradas en la roca que se usaban, la primera como cantera y la segunda para hacer sogas gracias a las buenas condiciones de humedad. El teatro es majestuoso, enorme. Aunque su estado de conservación no es demasiado bueno, si se puede ver el tamaño que tenía en su día. Muy cerca se encuentra el anfiteatro romano, que construyeron estos ya que estaban más interesados en juegos de gladiadores y carreras que en el teatro clásico. Es una pena que sólo podamos dar una vuelta por la parte alta del mismo y que no dejen bajar a la arena ni a las partes inferiores que suelen ser muy interesantes.

Una de las visitas que se dicen obligadas es el valle Barroco del Noto. Son una serie de pueblos construidos con este estilo, algunos de ellos fueron construidos así completamente pues tuvieron que reconstruir el pueblo desde cero tras una erupción del Etna. Me ha parecido menos interesante que las ruinas griegas y romanas, quizás porque el barroco no casa con mis gustos. Lo que si resulta curioso es ver un pueblo diseñado desde cero y que está construido con el mismo estilo sin las mezclas habituales en cualquier población. Hoy es domingo y a diferencia de España, en Italia no hay nadie por la calle y todo está cerrado. Resulta que este día suelen ir a casas de los padres y quedarse allí quietos todo el día. Sólo vemos algo de animación en un mercadillo de cosas antiguas.

Lo más chulo de todos estos pueblos es que están encaramados a una colina y se desparraman por sus laderas. Módica es famoso por su chocolate, así que nos hemos tomado uno que está bastante bueno, aunque es un poco líquido, a nosotros nos gusta más espeso. El último pueblo que visitamos es Scili, ha sido el que más nos ha gustado. Lo hemos visto de noche y quizás lo mejor ha sido que por fin los sicilianos se han decidido a salir a la calle y hay algo más de ambiente.

Una de las grandes sorpresas de este viaje ha sido la Villa Romana de Cesale. Se encuentra en el interior y aprovechamos el viaje desde Siracusa a Agrigento para pasar por ella. Un derrumbamiento de tierras la sepulto y gracias a esto se ha conservado en muy buen estado. No tanto las paredes y techos, que están prácticamente desaparecidos, como los suelos que están llenos de mosaicos. La mayoría de ellos están en muy buen estado. Me han gustado muchos, el que más un felino está cazando un ciervo, le está clavando los dientes y se puede ver como salta la sangre. También hay uno muy curioso en una habitación donde hay dos filas de mujeres en “bikini” jugando a la pelota. Hemos pasado un buen rato recorriendo las pasarelas y observando las diversas escenas a lo largo de toda la casa.

Agrigento es probablemente la atracción estrella de Sicilia, en cuanto al tema ruinas claro. El complejo se llama Valle de los Templos, aunque no sea propiamente un valle, más bien es un recorrido por un cordal en cuya parte superior se encuentran los templos más importantes. En paralelo y separada por un valle se encuentra la actual ciudad de Agrigento en la que dormiremos.

Estamos en la parte más elevada del recinto. Un templo se eleva en la cima rodeado de olivos. La situación es espectacular pues a nuestros pies se extiende una linea con los templos más importantes. Este que tenemos aquí está parcialmente levantado, apenas unas columnas que nos dan una idea de lo grandioso que debió de ser. Bajando hacia el resto de los templos nos encontramos con una escultura de un guerrero con aspecto de ser griego, le faltan partes y en un primer momento me parece una reconstrucción. Luego me doy cuenta (imagino que los demás ya lo habían visto al principio), que es de metal y que pertenece a la exposición de un artista que ha puesto varias de estas figuras junto a algunos de los templos. A mi no me ha gustado nada, hubiera preferido ver sólo los restos arqueológicos sin mezcla de modernidad.

Un par de templos se encuentran prácticamente enteros, sólo les faltaría el techo, las pinturas y quizás el recubrimiento exterior. Antes de visitarlos hemos estado comiendo nuestro menú del viaje que consiste en un bocata de las cosas que hemos comprado antes en alguna tienda o mercado. No es sólo que ahorremos algo, sino que nos interesa comer algo rápidamente para aprovechar las horas de luz que tenemos que no son muchas. Como no hay casi visitantes el camarero de la cafetería del sitio nos ha dejado comer en la terraza.

Recorremos todo con mucha tranquilidad y se está haciendo de noche cuando llegamos al final. Los restos de un pequeño templo en el cual sólo hay tres columnas en pie. Volvemos sobre nuestros pasos para disfrutar de una nueva visión de los yacimientos. El sol se está escondiendo y transforma las piedras en un color rosa/anaranjado que resalta aún más el misticismo de este lugar. A los últimos (fueron los primeros al llegar) llegamos cuando ya es de noche. Están iluminados, dan ganas de seguir recorriéndolos una y otra vez. Ya está bien, es hora de ir a la ciudad y alojarnos.

Agrigento seguramente tenga las ruinas mejor conservadas y las más espectaculares. Varios de sus templos principales están reconstruidos. En Selinunte por el contrario, sólo hay un templo en pie y otro a medias, el resto está desparramado por el suelo. Sin embargo es el que más te hace desarrollar la imaginación y pensar en como vivieron los griegos en este lugar. Aquí no sólo hay templos, también hay casas, pabellones, calles… Todo ello lo recorres a tu aire, perdiéndote entre piedras y descubriendo rincones interesantes.

Según se entra al recinto nos encontramos con los templos principales. El primero está reconstruido y tiene el aliciente de que se puede entrar en el interior, cosa que no se puede hacer en el resto de templos de la isla. Paseamos por dentro, observando las enormes plataformas que hay a la entrada y que quizás servían para hacer sacrificios o vete tu a saber. Junto a este hay otro templo que no está reconstruido y que nos preparará para el resto de la visita. Salvo una columna, el resto de piedras está desparramado por el suelo. Hay que pasear entre ellas imaginando lo que pudo ser y como se unían las columnas y capiteles.

Con la sensación de que no hay mucho más que ver nos vamos al otro lado, a la ciudad propiamente dicha, para ello hay que caminar 15’. Salvo un pequeño grupo de columna que están reconstruyendo, del resto no se distingue nada a lo lejos. Poco a poco nos vamos metiendo por entre las ruinas dándonos cuenta de que estamos siguiendo el curso de una calle y que lo que tenemos a ambos lados son restos de viviendas o de edificios oficiales. A partir de aquí toca perderse y disfrutar de los pequeños descubrimientos que vamos haciendo, imaginándonos que podía haber allí. Otras veces nos topamos con un cartel explicativo que nos deja con más dudas que certezas, ya que somos incapaces de ver lo que se supone que había allí. Pequeñas calles u otras más anchas, lugares por donde desfilaban los ejércitos, pabellones que albergaban a estos, escaleras que llevan a rincones perdidos, todo ello salpicado con muchas plantas y algún olivo.

Con la sensación de haber pasado un día muy agradable volvemos a la entrada para irnos hacia Trapani, última parada de nuestro recorrido por esta isla.

Lo que más nos ha gustado de esta parte de la isla ha sido el pueblo de Erice. Se encuentra encaramado en una montaña a poca distancia del mar. Hemos subido por la noche y nos ha encantado. La carretera es estrecha y llena de curvas, Reyes se ha puesto algo nerviosa y lo ha pasado mal, decía que no podía ser que alguien viviera allá arriba. Ha sido acabarse las curvas, ver el pueblo y se le han pasado todos los males. !Hasta que bajemos claro! El pueblo parece una fortaleza medieval, todas las casas son de piedra con un aire antiguo y muy interesante. Seguramente ha sido el pueblo/ciudad que más nos ha gustado de la isla. Casi no hay nadie por la calle pues hace bastante frio. El castillo quizás sea lo menos interesante de la visita, está cerrado y no hemos entrado, por fuera no parece nada del otro mundo.

Nos ha gustado tanto que decidimos volver al día siguiente para verlo de día, antes de tomar el avión. No nos ha defraudado para nada ya que además de recorrer Erice hemos disfrutado de sus espectaculares vistas.

Nota: No he ido poniendo los nombres de los templos porque no me acuerdo de cuales son. No me he preocupado de aprenderlos porque algunos son letras (A, B, C…) y otros son nombres que les han puesto los descubridores (Concordia…), que a mi no me han parecido significativos.

1 comentario:

  1. Como siempre leer tu versión del viaje es como volver otra vez. Me encanta. Gracias por ser mi memoria.
    Te quiero.

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