En mi último correo estaba a punto de entrar en la cuenca del amazonas, hoy acabo de salir de ella. Han sido un montón de días navegando y visitando la selva.
El día siguiente de escribiros en anterior correo, fui a una comunidad indígena de la tribu de los Shipibos, en el pueblo de San Francisco. Allí entré en contacto con una familia y me quedé a pasar el día y la noche con ellos. Por la tarde tras un paseo en barca y un bañito en el lago, donde por cierto había pirañas, aparecieron unos españoles, dos catalanes Jordi y Alicia y un asturiano Manuel, que por cierto se dedican a hacer quesos artesanos (que alguien se lo diga a Agus). Les gustó lo de quedarse allí a pasar la noche y se quedaron, ellos iban a navegar al día siguiente hasta Iquitos y lo iba a hacer al siguiente día por lo que decidí irme con ellos. Tomamos el barco por la tarde bajo un chaparrón de cuidado, el motocarro (taxi) que cogimos no pudo llegar hasta el puerto por culpa del barro así que cargamos las mochilas y andando hasta el puerto, allí te asaltan como 50 personas para llevarte la mochila y para que subas a su barco, es una locura, no sabes casi donde estás hasta que conseguimos ver el barco que habíamos cogido, que al final resultó ser el mejor y más rápido. Nos llevó en tres días a la ciudad de Iquitos, en el barco dan comida, os podéis imaginar como era ibas a la cocina cuando sonaba la bocina con un tupper y te servían el rancho, los que hayáis hecho la mili de verdad sabréis lo que es, pero como yo soy de buen comer, no tuve ningún problema de todas formas completábamos la dieta con unos bocadillos de atún en lata que llevábamos por si acaso. Empezamos en el río Ucayali que el segundo día al juntarse con el río Marañon forma el río Amazonas, es una pasada, era una de las ilusiones que tenía para este viaje, navegar por el Amazonas. En el barco conocimos a mucha gente entre ellos a una señora muy maja que nos invitó a alojarnos en su casa de Iquitos, como nos calló bien, decidimos aceptar. Para devolverles el favor decidimos prepararles comida española y les hicimos una paella para comer (que me tocó hacerla a mí) y una tortilla de patatas para cenar. La paella era en realidad arroz con pollo, porque no pudimos encontrar muchas cosas. Esto nos dio ocasión de tener que buscarnos la vida en el mercado buscando las cosas y regateando.
Mis compañeros de viaje
iban a hacer un trecking por la selva en la reserva Pacaya-Samiria, la
idea era comprar la comida y combustible e ir en barco hasta un
pueblecito y allí buscar un guía y una barca. Como me pareció buena
idea decidí que iría con ellos. Luego nos enteramos que está prohibido
entrar en la reserva sin llevar un acompañante, por lo que tuvimos que
buscarnos una empresa, contactamos con Asiendes, una asociación
indígena de la comunidad de San Martín de Tipishca. Con
ellos entramos en la reserva, primero estuvimos en la comunidad porque
celebraban la fiesta de la liberación de las taricayas. Esto consiste
en que las comunidades se encargan de recoger huevos de taricayas
(tortugas acuáticas) para que no sean comidos por predadores y
cazadores furtivos, los llevan a una playa artificial en la comunidad y
cuando salen las taricayitas las vuelven a soltar en el río, la fiesta
es sobre todo para los niños, para que se involucren en el cuidado,
durante la fiesta os podréis imaginar que éramos el centro de atención,
los cuatro guiris (aquí nos llaman gringos). Las niñas nos sacaban a
bailar a Jordi y a mi, aunque el baile es un poco soso y siempre es el
mismo. Al final de la fiesta resultó que no podían liberar las
taricayas porque hacía mal tiempo. El día siguiente lo empleamos en
ayudar a hacer tareas en la comunidad y también les preparamos la
comida, otra vez paella y tortilla.
Luego hicimos un tour de 3 días por la selva. Hemos visto un montón de monos, el coto ó mono aullador que grita como un poseso para marcar su territorio, el frailecillo, el mono negro y otros que no me acuerdo como se llaman. También vimos caimanes por la noche, bufeos (delfines de río) y Jordi y Manuel pescaron un montón de pirañas. Pasamos incluso una noche durmiendo en tiendas en medio de la selva, bueno en realidad no eran tiendas sino un plástico debajo y otro encima por si llovía y una mosquitera por supuesto. La otra noche la pasamos con los guardas de la reserva que son una gente encantadora y que nos trataron muy bien. Por supuesto que me di un par de bañitos en sitios donde había pirañas, la primera vez tubo que meterse primero uno de los guías y después ya me tiré yo al agua.
Al volver de la selva a la comunidad, nos separamos ya que ellos iban a Iquitos a coger un avión para Lima y yo he tomado la dirección contraria hacia Yurimaguas. Si la navegación en el primer barco fue fascinante, esta última no lo ha sido tanto, ya que el barco no era tan bueno, además iba lleno hasta la bandera y hemos llegado con unas 10 horas de retraso, por lo demás he pasado dos días jugando con un niño que estaba en mi camarote y una niña del camarote de al lado.
He conocido gente encantadora, sobre todo los de la selva donde todavía no ha llegado mucho turismo y tratan a la gente como amigos sin pedir ni vender nada. También con los españoles, sobre todo con Jordi con el que me he reído un montón y he aprendido muchísimo, Manuel y Alicia (hija de Jordi) son todavía muy jóvenes y no se enteraban mucho de la película.
Ya me quedan pocos días por aquí, mañana voy a Tarapoto, después a Chiclayo y luego a Trujillo allí veré lo que hago dependiendo de los días que me queden.
Ahora hay mucho follón por aquí, ya que dentro de tres días son las elecciones y todo el mundo está viajando al lugar donde tienen que votar (acá dicen sufragar). Por cierto el voto es obligatorio y si no votas hay que abonar 120 Nuevos Soles, unos 36 euros que aquí es mucho.
Por cierto llevo ya más de dos meses en el hemisferio sur y estoy un poco mareado por andar todo el día boca abajo.
Muchos besos a todos y a todas
Ricardo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario ...