10 de octubre de 2004

Saludos desde Estambul

Hola a todos y a todas!

Ya estoy en Turquía, se termino mi periplo por Grecia. La verdad es que me parece un país muy interesante, pero la gente no me ha gustado mucho, más bien poco. Son muy suyos y no hay manera de que te traten amablemente ni siquiera si intentas hablar un poco de Griego, si consigues que te respondan lo que quieres saber puedes darte por satisfecho. Además como todo está escrito en griego no hay quien se entere de nada, en ningún sitio tienen un puesto de información ni nada por el estilo. Bueno eso ha sido en general, por supuesto que ha habido gente encantadora que te hace olvidar todo esto, por ejemplo un hombre que me hoyo preguntarle algo a alguien e hizo suyo el problema, hasta que no dimos con lo que estaba buscando, no se dio por satisfecho, o una mujer de una pensión también encantadora, o los dos griegos con los que compartí el viaje hasta Estambul….

Bueno, yo llegué a la isla de Corfú procedente de Italia. Esta isla es muy turística por sus playas cristalinas, su vegetación y su gente, un poco especial. No pude disfrutar mucho de sus aguas pues apenas si pude ver el sol, eso si pude comprobar cuan cristalinas son sus aguas, que no haya sol no quiere decir que no te puedas bañar.

Desde aquí fui a Zagora, ya en el continente. Fui a andar por el desfiladero de Vikos, lo más bonito fueron los pueblos que hay por allí, con las casas de piedra y los tejados de pizarra, la mayoría de los pueblos estaban desiertos, pues ya no va casi nadie. Tanto es así que cuando caminé por el desfiladero no me encontré con nadie y tengo la impresión que hacía mucho que nadie caminaba por allí, probablemente hasta el verano que viene nadie volverá. La gente recorre el lugar en coche por la carretera y poco más.

El siguiente destino era el más esperado para mí en Grecia, Meteora. No me defraudó para nada, antes al contrario. A diferencia de Zagora aquí si hay turistas, la mayoría griegos, pero no éramos muchos y nos soportábamos. El camino hasta allí en el bus, ya es espectacular pues se sube un puerto larguísimo que parece no acaba nunca y al poco de empezar a bajar ya se pueden observar las rocas de Meteora. Nada más llegar al pueblo de Kalambaka te llevas la primera impresión, parece que las rocas salen del propio pueblo pues esta pegado a ellas. Las rocas son como dedos que surgen de la tierra, algunas más grandes y otras más pequeñas y afiladas, es una zona parecida a Riglos (Huesca) pero la piedra es marrón. El recorrido por Meteora empezó andando por entre las enormes rocas hasta llegar al primer monasterio. Los monasterios están encaramados encima de las rocas en el mejor de los casos la distancia al suelo puede ser de unos 40m, por otros lados los cortados son enormes. Los primeros monjes subieron hasta allí clavando estacas en la roca y después usaron una red con una polea para subir a la gente y los materiales para construir los monasterios. En la actualidad han construido escaleras talladas en la propia roca o puentes desde un lugar cercano. No por ello deja de impresionar cuando subes arriba, las vistas son espectaculares. En algunos se conserva todavía el sistema de red y polea que se usaba para subir cosas. El más espectacular en cuanto a la vista es el primero que vi, el de Aglios Trinita (o algo así), además fui el primero que llegaba allí esa mañana y el monje que estaba en la puerta para cobrar estaba practicando cantos religiosos, lo que daba al lugar un toque más auténtico. Las iglesias ortodoxas son diferentes a las españolas, suelen ser más pequeñas, no tienen altar, las figuras pintadas son como las que se pintaban en las iglesias católicas en los siglos XI, XII, con figuras alargadas y representando a los santos con áureas doradas. Tienen en el centro una especie de corona en forma de lámpara que está a no mucha altura. Los griegos son muy religiosos, muchos cuando pasan frente a una iglesia se persignan, también suelen encender velas en pequeños
templos fuera de las iglesias o en los iconocasti (que están por todos lados), son pequeños templos que se encuentran en cualquier lugar y que sirven para dar las gracias a un santo determinado. Continuando con Meteora, visité varios más, todos con vistas muy espectaculares, hasta llegar a más grande y que fue además el primero el Gorgeus Meteorous (quizás no se llame así, no me acuerdo bien). En este se pueden ver más cosas, un pequeño museo, una antigua cocina, el refectorio donde comen los monjes, una sala donde tienen guardados los esqueletos de estos (los cráneos están en una especie de estantería y los huesos todos mezclados). La iglesia de este monasterio es espectacular, en las iglesias ortodoxas hay una especie de sala antes de la iglesia en si, en esta están representados los martirios de los santos, se puede ver a algunos encima de una parrilla, otros decapitados, tres están dentro de una olla…., parece un museo de los horrores. Pero luego dentro de la iglesia están representado bellamente estos mismos santos. No se como explicarlo pero lo más bonito fue caminar entre las rocas alzando la vista y viendo un monasterio desafiando toda lógica allá arriba.

Desde Meteora, a Monte Olimpo. Como son tan amables en las estaciones y no te explican nada, resulta que el bus no llega al pueblo al que yo quería ir, menos mal que andaba con la mosca tras de la oreja y se lo dije al conductor. Pero lo más alucinante fue cuando me deja en medio de la autopista, junto a una salida, tuve que salir de la autopista caminando con las dos mochilas y cagandome en todo… La subida al monte Olimpo es preciosa, se sube por un desfiladero y cruzando una vegetación exuberante hasta llegar a 2100m que es donde está el refugio, el pueblo está a 395m. El refugio está francamente bien, lo malo es que no había nadie con quien conversar, no había subido nada de leer y las revistas que había allí eran de temas que me encantan, moda, cotilleos…., y además en griego. Bueno el caso es que además había una niebla terrible y al día siguiente la previsión era la misma, niebla y nubes. Decido intentar subir, salgo del refugio y entre que iba como una moto y la niebla o yo que sé, no vi el desvío que había que tomar, el caso es que me fui hacia otro lado y tuve que volver, perdiendo por lo menos una hora que no tenía. Una vez en el camino bueno, se llega hasta la Skala (2866m) y desde allí se baja por una pedrera guarra y luego se sube trepando hasta el pico Myticas (2918m), él más alto, en la trepada yo iba perdiendo los puntos rojos de las piedras y decidí darme la vuelta, encima no había nadie por allí y además si no quería otra noche en el refugio tenía que bajar 2600m de desnivel, total que me di la vuelta a apenas 50m de la cima. Justo cuando bajaba un hombre subía, pero ya había tomado la decisión y decidí continuar bajando. La bajada se me hizo eterna, probablemente anduve cerca de 5000m de desnivel acumulado. Todavía tengo los muslos cargados.

Desde aquí me voy a Alexandropolis, la idea es ir a visitar la isla de Samotracia. Resulta que el día siguiente, cuando voy a comprar el ticket me dicen que no hay barco, sin más explicaciones, total que tendría que estar allí otros tres días y ya estoy harto de griegos. Cojo mis cosas y tomo el tren a Estambul. En el tren coincidimos en la frontera dos griegos, un turco, una estadounidense y yo, nos piden el pasaporte, los polis griegos, y sin más explicaciones se los llevan. Tenemos que esperar un montón hasta que llega un tren que nos llevará a Turquía, el pasaporte nos lo dan cuando estamos ya subidos en el tren. Entramos en Turquía por un puente que separa un río, la mitad está pintado con banderas griegas y la otra mitad con turcas. El viaje ha sido muy largo, llegamos a Estambul a las 22h, hemos salido a las 12h. Pero muy interesante, vamos charlando, jugando, comentándonos lugares de interés el Turco, filosofando a última hora, hablando mal de Bush con la americana (creo que le gusta menos que a mí).

Estambul nos recibe lloviendo. El primer día visito Aya Sofia y el Gran Bazar, esto último no lo tenía pensado, lo hago sobre todo para protegerme de la lluvia. Aya Sofía, me ha encantado, es una catedral inicialmente cristiana construida por Justiniano que después ha sido convertida en mezquita. Por fuera y en algunos sitios por dentro da la impresión de estar en ruinas. Tiene unos mosaicos preciosos, pero sin duda lo más espectacular es su cúpula, es enorme y además casi parece estar suspendida en el aire, pues los pilares que la sostienen están escondidos en los muros. Hay un montón de huecos desde donde ver la cúpula, además lo que más me gusto fue que están mezclados los símbolos cristianos con los árabes, en el altar hay una especie de templo que indica la dirección a la Meca, es hacia donde deben rezar los árabes, y un poco más arriba se encuentra un mosaico representando a la virgen Maria. Lo malo es que hay unos horrorosos andamios hasta la cúpula que impiden verla en su totalidad, ya me estoy acostumbrando a ellos. Por cierto esa misma mañana fui al cajero y saqué, 400 millones de liras, y me quedé tan pancho, un euro son 2 millones de liras, es un poco lioso hablar de cantidades tan grandes. Y la gente, encantadora, que ganas tenía de llegar aquí, todo el mundo te ayuda, es tu amigo, te hablan, aprecian que intentes hablar un poco de turco, así da gusto. Al salir de Aya Sofía me dirigí a la oficina de turismo y vi un cartel que no tenía que haber visto, leí maratón, istanbul marathon 10 de Octubre 2004, era viernes día 8, el veneno empezó a penetrar hasta las entrañas.

El gran bazar me ha desilusionado un poco, me ha parecido que está orientado a los turistas, casi no parece un mercado árabe de lo limpio y lujoso que parece, aunque hay algunos rincones interesantes, eso sí. Por la noche me conecto a internet para mirar lo de la marathon y recibo la puntilla, “Marathon Euroasiática, se empieza en Asia y se acaba en Europa”. Decido correrla, o por lo menos intentarlo, he corrido 4 días en los últimos 50 días y no he pasado de 40 minutos, además tengo unas zapatillas que son de montaña, muy duras para el asfalto, pero ¡quien dijo miedo!. Además es una oportunidad única de conocer Estambul de una manera diferente.

El sábado día antes de la carrera, nada de descansar a seguir trabajando. Me apunto y como está por la zona, recorro el barrio de Beyoglú, corresponde a la Estambul moderna, con tiendas, bares, restaurantes de estilo más occidental, aunque hay algún que otro mercado interesante. Lo malo fue ver a los niños que andan por la calle, algunos de ellos buscando en la basura, en uno de ellos había dos niños y el mayor parecía estar enseñando al pequeño, ¡una pena!.

A las 5h30, arriba, a desayunar algo y al lugar desde donde nos llevaran a la salida. Allí conozco, en el baño ya que en el hotel no he podido triunfar, a Juan que viene de Albacete a correr la carrera, nos reímos mucho y nos hacemos varias fotos antes de la salida. He comprado una cámara desechable con la idea de ir haciéndome fotos durante la carrera. Estamos en Asia y lo primero es cruzar el puente del Bósforo para volver a Europa, aquí hay mucha gente pues hay también una carrera de 15km que es la que hace casi todo el mundo. Voy animando, chocando las manos de los niños, haciéndome fotos en los sitios que me apetece, charlo con algún guiri, también con Carlos un mexicano muy simpático… Hasta el Km 30 llego muy bien, a partir de ahí tengo que sacar fuerzas de donde no las tengo hasta que por fin veo el estadio del Besitkas que es donde está la meta, antes de llegar hay una subida muy empinada, hay que apretar los dientes y seguir, entro en el estadio encantado, el tiempo 3h54′ no es para tirar cohetes, pero dadas las circunstancias estoy muy contento, sobre todo porque no he parado de correr (salvo para que me tomaran alguna foto y para beber agua pues era en vasos y sólo consigo echármela encima si voy corriendo), además es la primera que corro fuera de España, por dos continentes (Asia y Europa) y sobre todo con un entrenamiento tan duro (4 días en un mes y medio). La llegada ha sido un poco desagradable, estaban entregando los premios (esa fea costumbre de entregar los premios cuando los últimos todavía no han llegado) y debía haber alguien que no les gustaba al público pues estaba silbando. Lo mejor los saludos y abrazos con otros corredores a los que no conocía de nada, algunos españoles y otros de otros sitios. Ahora estoy molido y encima en mi albergue hay tres pisos de escaleras que tengo que bajar para ir a cenar y mañana para salir.

Bueno that’s all folks!, besitos.
Ricardo (para que luego digáis que mi trabajo es fácil)

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