A las 7 de la mañana en la orilla del rio hacia rasquilla, el agua debia estar como un cuerno. Aquello parecia una reunión de superheroes con trajes de neopreno, solo vi una mujer que participara luego me enteré que era la única en todo el RXT, iba a relevos con su padre
Sorprendía ver hombres bastante mayores con el pelo blanco, yo quiero envejecer así de bien.
En el río era difícil distinguir a Ricardo, sólo le localizábamos por
la piragua que le acompañaba. Una motora dejó en el muelle a tres
participantes que abandonaron, uno venia temblando de frío, otro decía
que se había mareado y que las algas eran un incordio, la organización
le permitió seguir con el triatlón diciendo que ya sacarían una nueva
categoría Duatlón, bien por los organizadores!
Ricardo llegó al muelle sorteando las algas, le dieron una capa de
barniz (protector solar) y salió zumbando en la bici, pura energia.
Aquí comenzó la carrera de avituallamiento, me recordaba a los dibujos
de Los Autos Locos. Agus y Alberto tenían siempre a punto el isostar y
la comida, Ricardo iba que volaba, parecia que no llegariamos a tiempo
a los punto de avituallamiento, en el segundo llegamos a la vez, dijo
que se habia caido, toda la espalda raspada, pero lo peor era que la
bici ya no cambiaba bien, no se dio cuenta pero en la caida perdió el
movil, lo recuperamos mas tarde, aun no se quien lo recogió.
A partir de aquí ya se veia el sufrimiento en la cara de los ciclistas,
pero Ricardo seguia sonriendo. En el tercer control hicimos un pequeño
picnic con cervecitas y cerezas, al lado tocaban los yambés y el sol
caia a plomo. Ya empezaba a reconocer a los que seguian a los otros
participantes. Alberto puso música bacaladera en el coche, creo que
solo le gustaba a él.
El recorrido estaba pintado en la carretera con fechas verdes q a veces
no se veian bien y a veces eran confusas, vimos como algún ciclistas se
equivocaba y le indicámos el camino. Cuando esperabamos en un punto y
tardaba en llegar, la espera se hacia eterna pensando que si le habría
pasado algo… si se habria perdido… cada vez que llegaba era un alivio y
pero se notaba que iba muy cansado.
Soliamos coincidir con un hombre mayor y una chica, iban acompañando a
un chaval con tatuajes y pendiente, en uno de los controles venia echo
polvo y al bajarse de la bici cayó redondo al suelo, creí que
abandonaria pero despues de comer un plátano y descansar un rato
siguió, creo q estuve repitiendo todo el tiempo ”están locos”.
Cuando Ricardo acabó la bici estaba echo polvo pero seguia sonriendo,
sigo sin entenderlo. Decia que haría parte de la maratón andando, Eva
le acompañó los primeros 13 km en la bici y los demás aprovechamos para
tomar unas cervecitas a la sombra, Gloria Bendita!! La cerveza con
limón se llamaba champú.
Vimos otras dos veces a Ricardo en el maratón, cada vez mas cansado,
seguia bromeando, le acompañe un ratito en la última parada parte
corriendo parte caminando a buen ritmo, al parar a descansar se mareó,
ahí me dije q este era mi primer y último Triatlón.
Fuimos hacia Riba-Roja ya para verle en la meta, nos dio tiempo a una
ducha reparadora y dejar la cena medio preparada. El tiempo esperando
en la meta se hizo eterno, estabamos algo preocupados pero consolaba
saber que iba acompañado por los dos Albertos, seguro que estaban
parlando y riendo.
Los organizadores estaban como de adorno, en un una mesa esperaban los
trofeos y la única animación eran tres niñas un poco repipis que
hicieron varias veces la coreografia completa de “Antes muerta que
sencilla”.
Por fin les vimos llegar, cuando entró en meta corriendo con los niños
fue muy muy emocionante. Es el mayor ejemplo de fuerza de voluntad que
he visto.
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