Dos semanas por marruecos.
La primera con César, Isabel y Sonia recorremos las gargantas de Dadés
y Todra, vamos al desierto a la zona de M’Hamid (Zagora) y acabamos
relajándonos en Essaouira.
Han sido dos semanas, pero parece que haya pasado una eternidad. Primero porque he vuelto a un lugar donde ya había estado y que ha cambiado muchísimo, en algunas cosas, en otras sigue siendo el mismo lugar apasionante al que fui hace unos años. Segundo porque me lo he pasado de fábula compartiendo momentos con unos cuantos amigos.
En mis primeras visitas ha Marruecos, vine con la sensación de que era un país que iba cincuenta años por detrás del nuestro. Han pasado apenas seis años desde aquella visita y ahora creo que ya no van tantos años por detrás, quizás diez o quince años. Sus costumbres siguen siendo, por supuesto, muy distintas a las nuestras. En muchos aspectos nos llevan una gran ventaja, sobre todo en el de la hospitalidad y amabilidad de sus gentes. Es muy fácil hablar con cualquier persona, mantener conversaciones o cantar en un autobús. Fuera de aquellos que se dedican al turismo con malas artes, son unas gentes maravillosas, en los zocos te intentan vender cualquier cosa. Todos quieren que entres en su tienda, que mires sus productos, pero si no te interesa y les dices con amabilidad que no, en seguida te dicen “Bienvenido a Marruecos” y es una bienvenida amistosa, de verdad. Otra de las cosas en las que nos aventajan es la tranquilidad con la que viven, como ellos dicen “La prisa mata”, si uno se quiere involucrar en la vida de este país, lo mejor que puede hacer es no tener prisa y tomárselo todo con muchísima calma. Por ejemplo, hacer cualquier compra es un pequeño acto social en el que se incluye el ofrecimiento de un te al posible cliente. Aceptar el te no implica tener que comprar la mercancía. Tomar un autobús significa que se sabe a partir de que hora va a salir el autobús, a veces se sale puntual y otras no, pero no hay manera de saber la hora de llegada al destino. Es posible que a una hora de la salida o de la llegada, el bus pare para que el conductor y los viajeros tomen un te, o puedan comer, o quizás porque en el pueblo hay muy buenos albaricoques y se pare para que la gente los compre. Como quien no quiere la cosa, en la parte de atrás del autobús se han juntado un grupo de jóvenes que tienen instrumentos musicales y comienzan a tocar, a cantar, se pasarán así buena parte del viaje, cantando y riendo, aprovechan la ocasión para pasar una gorra y recoger unas monedas, en el autobús somos nosotros los únicos turistas, vamos dando palmas y disfrutando. Es un país en el que la magia puede surgir en cualquier momento, sólo hay que estar en el momento adecuado y disfrutarlo. Para mi la magia es que te inviten a tomar una comida típica en su casa, o que les pidas a unos chicos que canten una canción y lo hagan, o que una mujer nos enseñe como poner un turbante, o hablar de poesía con un chaval que vende especias y que se ponga a recitar a Neruda, Goytisolo, Benedetti y otros … Otra cosa que ha cambiado mucho es el tema de las mujeres, en las grandes ciudades cada vez se ven más mujeres marroquíes vestidas al modo europeo. En las poblaciones más turísticas se ve a alguna, pero la mayoría siguen llevando el tradicional velo, eso si, las turistas pasan bastante desapercibidas. La gente de las pequeñas poblaciones se ha ido acostumbrando a los modos occidentales.
Antes de venir tengo un poco de miedo por que deparará este viaje, voy con unos amigos que quieren viajar por este país y que quieren que lo hagamos a mi manera. No estoy seguro de estar a la altura, de que se cumplan todas las expectativas que tienen puestas en el viaje. En cuanto llegamos a Marrakech se me pasa todo, nada más bajarme del taxi y respirar me siento a mis anchas. Ya estamos en marcha, el viaje ha comenzado. Mis amigos no esperan nada, sólo quieren disfrutar y que pasemos juntos unos bonitos días. Vamos buscando alojamiento por la zona cercana a la plaza de Jemma-El-Fna, son demasiadas cosas nuevas para ellos, todo parece anárquico y sin sentido, pronto se irán adaptando y serán capaces de percibir más cosas, de escuchar a los cazaclientes hablar en castellano decirnos gracias para que nos acerquemos. Una vez alojados en un bonito riad (casa tradicional habilitada como hotel), nos acercamos a la plaza a tomar un zumo de naranja, el primero. La plaza ha cambiado, algo pasa …., ya lo veo, no hay tráfico, apenas si pasan algunos coches y bicicletas. Salvo unas horas por la mañana, el tráfico está prácticamente prohibido. La primera impresión que tengo es que se ha perdido con ello algo del encanto de este lugar, parece que circula menos gente por ella, que hay menos vida. No es así, sólo sucede que son las horas de más calor, por la tarde la plaza se va llenando poco a poco de la gente más variopinta. A parte de los numerosos puestos de zumos, están los encantadores de serpientes que no dejan de tocar la flauta. También las mujeres que se dedican a pintar henna en las manos y los pies de los turistas, o pequeños puestos que venden cosas inverosímiles como dentaduras postizas. Por la tarde aparecen los puestos de comida rápida que llenarán la plaza del humo de las barbacoas, o los grupos de músicos que harán espectáculos para conseguir unas monedas, o una especie de atracción que consiste en coger botellas de coca-cola con una caña de pescar, …. Quizás a perdido un poco de encanto, a mi me pareció en las anteriores visitas que era un lugar con muchísima vida en el que los turistas nos metíamos un poco en el ambiente marroquí. Ahora parece un lugar para turistas (tanto extranjeros como marroquíes), de donde poco a poco ha ido saliendo la vida local. Sigue, sin embargo, teniendo mucho del encanto anterior y buscar la vida marroquí es tan fácil como perderse por la parte de atrás del zoco, fuera de las primeras tiendas más orientadas al turismo extranjero.
Sigue siendo una gozada pasar los últimos ratos de luz en la zona de la Kokoubia (un minarete gemelo a la Giralda Sevillana). El calor ya no es tan fuerte, una ligera brisa nos hace estar muy a gusto. Me parece obligatorio cenar en los puestos de la plaza, llenos de humo y de gente, sus trabajadores tratan de atraer al mayor número de clientes posibles y sus reclamos son buenos (”hola me llamo Carlos Ardiñano….”, “Qué pasa nen?”, …). Elegimos un sitio porque nos ha caído bien el chaval que ha hablado con nosotros y cenamos encantados, no tanto por la calidad como por estar en este lugar.
Al guardar el equipaje en los maleteros del autobús hay que pagar 5dH (medio euro). La primera vez que me pasó en un anterior viaje, no lo entendía y tuvimos una fuerte discusión con el hombre que las guarda, en aquella ocasión me acompañaba mi amigo Agus que tenía una cara de enfadado que asustaba al más pintado. Ahora ya se como funciona, pero aún así hay veces que hay que discutir. Eso nos pasó al tomar el primer autobús, siempre hay gente que te lleva al autobús (en realidad tu irías solo y le dices que no hace falta), una vez allí, hacen como si se encargaran de meter ellos las maletas y te dicen que el precio son 10dH bulto. Como ya me lo se, me niego a pagar más que los 5 de rigor y sólo le pago al encargado de ello. Mis amigos flipan viéndome discutir con el caradura que se quiere quedar con el dinero sin haber hecho nada. Incluso nos amenazan con que devolvamos el billete, lo mejor es no hacerles caso y mantenerse firme. Lo mejor para no tener problemas es ir con el dinero justo de los equipajes y dárselo a la persona indicada, que es el que tiene la llave de los maleteros.
Hoy vamos a la garganta del Dadés, para llegar hasta allí hay que atravesar el Atlas. Al poco de abandonar Marrakech, empezamos a subir, la carretera está llena de curvas y es estrecha, los autobuses van despacio, no tienen mucha fuerza. El paisaje es sobrecogedor en algunos puntos con montañas por todos lados de color marrón. En los valles hay campos cultivados (trigo, cebada) y palmerales que resaltan mucho con el fondo marrón de las montañas. Es algo que me va a ir chocando a lo largo de estos días, hay mucha más vegetación de la que yo recordaba, y muchos campos de cultivo. Una razón es porque lleva varios años lloviendo un poco más de lo normal, otra es que desde hace años se están construyendo muchas conducciones de agua (acequias y tuberías) que llevan las aguas desde los ríos subterráneos a los campos donde se necesita. Llegamos a media tarde a la garganta del Dadés, negociamos un taxi que nos lleve hasta el interior de la garganta, hasta un hotel donde queremos pasar la noche. Todo el valle es un oasis lleno de palmeras y de cambos de hierva que las mujeres están trabajando. Las formaciones rocosas a ambos lados son muy curiosas y bonitas. La garganta no es especialmente estrecha pero si muy cambiante, cada poco hay un pueblo en una de las laderas y casi siempre destaca en lo más alto una Khasba (fortaleza, la mayoría de las veces abandonada). Hay que fijarse un poco para ver las casas ya que se mimetizan con el color de la roca del fondo. Son las mujeres las que generalmente trabajan la tierra, las vemos llevar pesados fardos sobre sus cabezas. Por la carretera hay muchos niños jugando, algunos con bicicletas. Saludamos a todo el mundo y ellos nos responden con mucha amabilidad, las mujeres sin embargo son mucho más discretas, salvo algunas excepciones.
Al principio mis compañeros no hablan nada de inglés ni de francés, poco a poco se irán soltando y se atreverán a decir algo. Será divertido ya que se mezclan frases en varios idiomas que parece increíble que los marroquíes entiendan. Para salir de la garganta del Dadés tomamos un camino que va por los campos que hay paralelos al palmeral, vamos caminando hasta que tomamos una furgoneta de transporte público. Nuestro siguiente destino es la garganta del Todra que está un poco más al este a un par de horas en autobús y un corto trayecto en taxi. Antes hemos estado comiendo, mis compañeros empiezan a convencerse de que no van a pasar hambre, más antes al contrario, la comida está muy buena. La mayoría de las veces solemos pedir una ensalada y un Tajine, que es un plato generalmente con un trozo de carne, puede ser cordero, pollo o carne picada que suele tener también verduras, o aceitunas, o limón o frutos secos y uvas. Está muy bueno, el último siempre parece ser el mejor que hemos probado.
Una gran desilusión. La garganta del
Todra es un lugar precioso, un oasis lleno de palmeras conduce hasta
ella, a ambos lados de la carretera las casas se suceden, tienen el
mismo color de la montaña. Conforme nos vamos acercando, la garganta se
va estrechando, la parte más espectacular es un pasillo de unos 300m
flanqueado por paredes que deben tener unos 100m de altura. Esta es una
zona de escalada bastante famosa. Además el color medio naranja de la
piedra tiene unas tonalidades especiales cuando el sol cae sobre ellas.
Dentro de la propia garganta hay unos hoteles que no desentonan
demasiado en el lugar. Por desgracia a alguien se le ha ocurrido hacer
una carretera que atraviesa la garganta y continúa más allá. Para ello,
incluso, han barrenado un buen trozo de la roca, a lo que antes era un
pasillo de apenas cinco metros de ancho ahora hay que añadirle una
carretera por la que pueden pasar dos coches. Con un poco de rabia por
el atropello damos un paseo más allá de la garganta, sigue siendo un
lugar muy bonito, pero ha perdido, para mi, parte del encanto que tenía.
En el hotel hay un hombre encantador. Nació un poco más al sur, pero
ahora es también español, lleva muchos años trabajando en Madrid. Nos
cuenta muchas cosas sobre los problemas que tienen los emigrantes
cuando llegan a España, sobre todo desde el punto de vista sanitario
que es donde trabaja él. Hemos estado tomando un te con él después de
desayunar, ha sido un rato muy agradable.
Nuestra idea inicial es ir desde aquí hasta Merzouga, lugar desde el cual se puede acceder a la zona de las grandes dunas del desierto del Sahara. Parece increíble pero es real, no podemos llegar allí porque hay inundaciones y la carretera está arrasada. Hay casas y hoteles destrozados, mucha gente ha tenido que ser evacuada e incluso hay gente que ha muerto, a pesar de que el gobierno lo niegue. Nos cuentan que si queremos podemos ir, que los 4x4 si pueden pasar. No nos apetece ir a una zona que está medio destrozada para ir a montar en camello y ver el desierto. Una semana más tarde, unos amigos me contarán, que la carretera sigue impracticable en algunos tramos, que hay que tomar caminos de tierra paralelos para poder llegar a los albergues. Como queremos ir al desierto, nos dirigimos a Zagora, allí las dunas son más pequeñas y quizás menos espectaculares, lo bueno es que esa zona no la conozco.
En el autobús que nos lleva hacia allí se han subido unos con unos tambores, tras un rato de marcha tranquila, se han puesto a tocar y a cantar. Llevan también una especie de castañuelas de metal. No se oye del todo bien, el autobús suena mucho, pero aún así es una gozada y llena el bus de alegría. Somos los únicos turistas y vamos dando palmas lo mejor que podemos. Tras unas cuantas canciones han pasado la gorra por todo el bus, nos ha parecido bien. Han seguido cantando un rato más hasta que hemos llegado a una población en la que nos hemos detenido. Hay mucha gente vendiendo albaricoques, debe ser una zona famosa, pues muchos viajeros compran bolsas. Estamos en pie estirando las piernas hasta que nos ha llamado el conductor del bus que ha insistido en que nos tomáramos un te y comiéramos unos albaricoques. Están realmente buenos. El conductor es un encanto, se ha hecho una foto con las chicas Sonia e Isabel que le hemos enseñado y está encantado, nos saluda por el espejo retrovisor cuando subimos y luego al llegar a Zagora nos ayudará a tomar el taxi que nos lleve al hotel.
Estamos en un hotel chulísimo, sobre todo el patio. Un jardín lleno de plantas y flores, también tiene varios animales por allí sueltos. El pueblo desde el que se accede al desierto está mucho más al sur en M’Hamid. En el hotel nos ofrecen la posibilidad de contratar la excursión desde aquí, nos ha parecido muy bien ya que así no tenemos que buscarnos la vida para llegar hasta allí y luego volver. Sonia e Isabel no están seguras de que tal les va a ir sobre el camello, yo estoy impaciente como un niño a la puerta del parque de atracciones, estoy deseando estar sobre el camello andando por el desierto.
Ya
estamos montados en los camellos. Como las veces anteriores que he
montado en estos animales, me sorprende la altura a la que vamos.
Encima esta vez voy en un camello viejo, bastante más alto que los
demás. Hemos parado a la sombra de unas palmeras para comer, se está
muy bien. Nuestros guías preparan la comida y el té con mucha
paciencia, Sonia está interesada en aprender como se hacen los tes y se
queda con ellos. Es una risa ver como se entiende medio en castellano
medio en inglés. Se tarda un par de horas en llegar a la zona de dunas
a la que vamos a acampar, para ello hemos recorrido un palmeral y una
zona llana en la que hay matorrales de vez en cuando.
Está empezando a atardecer y se ha levantado viento, cuando llegamos a
la zona de dunas el aire levanta la arena que parece ir corriendo a ras
del suelo, las partículas más pequeñas se nos van metiendo por la ropa,
en el pelo y en la boca. Hemos llegado a donde vamos a pasar la noche,
un lugar protegido entre varias dunas altas. Mientras se monta la jaima
(tienda), subimos a las dunas cercanas, es una pasada volver a andar
por ellas con los pies descalzos.
La arena es muy, muy finita mucho más que la de las playas. Hemos
andado un poco por las crestas hasta que ha llegado el atardecer que
hemos disfrutado entre risas. Abajo, en la jaima, Mohamed está
preparando la cena, nos ponemos en la tienda, tomando tes y comentando
lo sucedido en estos días. Después de cenar un buen tajine, Mohamed nos
pone un juego de esos de pensar un poco. Luego le hemos puesto nosotros
alguno, hemos pasado un rato muy agradable. La noche es chula y
apacible, el viento ha dejado de soplar al irse el sol, dicen que hay
muchas estrellas en el cielo, alguna he podido ver.
Tras dejar atrás el desierto, iniciamos nuestro periplo hacia Essaouira. Serán dos días de traslado, con tranquilidad. Paramos a comer entre un transporte y otro y también a dormir en Ouarzazate. En un restaurante cercano al hotel que hemos elegido hay un personaje encantador, un hombre que sólo habla francés y que nos atiende con una amabilidad exagerada. Nos ha invitado a varios tes y se le ve encantado de que estemos allí, al ir a pagar la cuenta, ha traído un papel y un bolígrafo junto con la carta, se lo ha dado a César y le ha dicho, “la cuenta la haces tu, que eres el jefe”. Como no podía ser de otra manera al día siguiente hemos regresado al mismo sitio a desayunar y si cabe, nos ha tratado aún mejor. Nos despedimos de él con mucho cariño.
Hoochie Coochie Man es un versión que hace el “”cubano”" y “”revolucionario”" Jimi Hendrix de un famoso blues, la hemos estado escuchando y al írsela traduciendo a Isabel, se me ha ocurrido traducir Hoochie Coochie Man como “el jefe”, “el puto amo”. Tras un paso fugaz por Marrakech llegamos a Essaouira. En el autobús hemos estado mirando la guía para elegir hotel, como varios tienen buena pinta, hemos decidido que cada uno eligiera uno sin decirlo a los demás e ir al que más votos tuviera. Era de esperar, cada uno ha dicho uno distinto, rápidamente las hermanas (Sonia e Isabel) se han puesto de acuerdo y han rectificado para decir ambas el mismo. En la estación nos asaltan varias mujeres ofreciéndonos apartamentos con bonitas vistas, salen corriendo cuando aparece la policía, pero ellas siguen intentándolo a pesar de haberles dicho que no. He echado un vistazo al mapa y sin preguntar llegamos hasta el hotel elegido por las chicas, mala suerte, no hay sitio. Les digo que cerca está el que había elegido yo, nos pasamos y resulta ser un precioso riad (casa tradicional con patio) en el cual si hay sitio para nosotros. Las habitaciones están muy bien, todo está lleno de cosas tradicionales marroquíes, se está muy a gusto. Nos quedamos y les digo, “habéis visto que os he llevado a donde vosotros queríais y no había sitio, hemos acabado donde yo quería, soy el Hoochie Coochie Man (”el puto amo”).
Essaouira es un precioso puerto de mar, lo tiene todo para pasar unos bonitos días. La ciudad está amurallada, con lo que sus calles son estrechas, llenas de tiendas de todo tipo de cosas, sobre todo de madera. Da gusto perderse por sus callejones y hablar con los vendedores que intentan atraernos, también es una gozada subir a la muralla y observar el mar desde allí, pasear por ellas cerca de los cañones que todavía parecen estar esperando el ataque de antiguos navíos. Además a unos minutos hay una playa a la que iremos a bañarnos. De momento, nos conformamos con ir al puerto, a cenar pesado fresco en unos chiringuitos que hay junto a la lonja. He buscado a Hassan, el hombre que nos atendió hace unos años cuando vine por aquí con Agus y Cris, pero ya no está, las cosas han cambiado. De todas formas, sigue siendo lo mismo, el pescado está expuesto en unas tablas y tu eliges lo que quieres, ellos te dan el precio y lo negocias o te vas a otro sitio. No tenemos muchas ganas de negociar, enseguida hemos llegado a un acuerdo, gambas calamares y un montón de pescado, de regalo unas sardinas. Está muy bueno, aunque el día siguiente será mejor.
El desayuno en la terraza es de los que hacen afición, estamos elevados sobre la ciudad con el minarete de la mezquita justo delante de nosotros. A nuestra derecha está la ciudad y parte del fuerte y la muralla. Al fondo se encuentra la playa y el océano que se aleja, también se pueden ver las pequeñas islas que hay frente a la ciudad. Hay gaviotas por todos lados, no paran de emitir sonidos. Este es un sitio ideal para relajarse, se pueden hacer todo tipo de compras, o perderse en el zoco donde los lugareños compran las cosas del día a día. La tarde la pasamos en la playa, tenemos ganas de bañarnos en el océano atlántico. Hay mucha gente pues hace muy buen día. César y yo nos hemos bañado, el agua está muy buena, se está fenomenal. Sentados en la arena, los cuatro, observamos a los chavales que pasan y a los que juegan al fútbol playa, de vez en cuando se acerca alguien con una bandeja llena de pastelitos. Nos cuentan algo, intentan que se los compremos, nos ofrecen hachís para fumar u otras cosas que no sabemos lo que son. El mejor ha sido uno que se ha arrodillado delante de nosotros, después de los clásicos “España?, Madrid o Barcelona? Visca al Madrid, el Barca es mejor ….”, nos ofrece sus pastelitos, no le hacemos mucho caso porque estamos un poco aburridos hasta que nos dice “no queréis pasteles perrier?”, César y yo nos miramos sin entender “Que dices?”, el hombre nos lo repite “pasteles perrier?”, nos volvemos a mirar, “Como dices?, no te entendemos”, insiste “pasteles perrier?”, César y yo seguimos mirándonos sin entender nada “pasteles perrier, que es eso?”, nos dice “si pasteles, vosotros comer uno luego te ríes, no paras de reír”, ja, ja, ja pasteles para reír, le decimos.
La comida la hacemos en un restaurante escondido dentro de un callejón, es un sitio precioso, decorado con mucho gusto y una atmósfera muy chula. Como todas las casas tradicionales (riad) tiene un pequeño patio central en el que estamos comiendo. La comida es muy buena, Isabel ha pedido una Pastilla, que es una especie de filete de pollo con frutos secos y empanado, también tiene canela que le da un ligero sabor dulce. Nos parece que está muy bueno. Para cenar hemos vuelto al puerto, esta vez andamos más espabilados, hemos negociado mejor y comemos en otro puesto mejor que ayer.
Volvemos a Marrakech a la mañana siguiente, mis amigos se van después de comer. Me quedo buscando alojamiento para los que vienen mañana y reencontrándome con la plaza de Jemma-El-Fna en la que vuelvo a sentirme encantado y felíz.
Ricardito, he vuelto a recordar con tu reportaje el primer viaje que hicimos al tukal con todos los amigos de esa epoca Oscar, Miquel, Calvo Cachas, Andres, Felix, y algunos mas que no recuerdo pero que lo pasamos bastante bien, por las tierras de Marruecos, te deseo que sigas en esa aventura de la vida que es el viajar por todos los pueblos del mundo.
ResponderEliminarUn saludo Roman
Compañero, sin duda un gran viaje, un capítulo más del libro que llevamos muchos años escribiendo y del que tan sólo hemos escrito el prólogo. Aprendí mucho en esa semana, nunca hablé 3 y 4 idiomas en la misma oración, perplejidad, amén de otras cosas que de obvias se tornan absurdas de decir. Únicamente que cada vez que algo me emociona, que veo un almendro me acuerdo del tiempo que compartimos. Guárdame un sitio que yo no me bajo en la siguiente estación, cuando se acabe la vía pues seguiremos andando. Salud y República.
ResponderEliminarBUAU!...TODO ES MUY BONITO LASTIMA QUE NO PUEDA IR A SU PAIS ES LINDO SOY DE VENEZUELA NOSOTROS TENEMOS BELLESA DE PAISAJES PERO ES BUENO CONOSER OTRAS BELLESAS QUE TIENE NUETRO PLANETA
ResponderEliminarun viaje perfecto, sin duda. amigos, lugares nuevos, una experiencia.
ResponderEliminarun saludo, marruecos2008
es muy bonito de esuchar q alguien habla asi de mi paies eso me gusta y espero q cada persona deel mundo viene y vien ver mi paies y su belleza como q han hecho ustades y alguien q quiere llamarme con ucho gusto voy ayudarle en cualquier cosa quiere mi numero es 0021265417931 me llamo noa soy de kenitra en marruecos
ResponderEliminarme encanta marruecos, sus fotos estan muy lindas
ResponderEliminarhe leido un poco lo k as escrito
ResponderEliminary me ha gustado lo k decias por k muchas personas piensan k Marruecos
es un sitio feo,orrible,sucio y antiguo
y nada de eso todo al reves
yo tengo 12 años y mis padres son de marruecos y te asegurro k es
precioso.
gracias a todos lo que a sido este trabajo y gracias por todo o tmanao ljadid
ResponderEliminarque lindas foto alla todo es hermoso
ResponderEliminaruff sta genial stoi perdidamente enamorada de ste pais .
ResponderEliminarme eNkargaron Aser un trabajo especial sobre aLgun pais y obio escoGi marruecos sta genial me enkanta uff kañon
ResponderEliminarMe gustaria viajar a ese país, es un sueño que tengo desde hace mucho tiempo,, quiero conocer de su cultura, costumbres,, todo… Al ver ls fotos y lo que han escrito mas quisiera hacerlo,,, quisiera que si alguien ve este comentario y tiene alguna idea de un presupuesto para estar alla por 10 días que me lo haga llegar… Presupuesto por persona que incluya hospedaje y comida,, Gracias
ResponderEliminarDaniel — 14 August 2009 @ 9:41 pm