13 de junio de 2006

Marruecos Revisited (De nuevo) 2ª Semana (03 al 11/06/06)

La segunda con Eva y Pako, por la zona del AntiAtlas, Taroudant, Tata, Tafraute y de nuevo a Essaouira.


Sin duda alguna la banda sonora de este viaje ha sido la canción “Con dos camas vacías”, la versión que canta Maria Jiménez de Sabina. Eva y yo la estábamos escuchando y cantando constantemente. Bueno, para ser más exactos Eva la canta, a lo que yo hago no se le puede llamar cantar. Tanto es así que a Pako ha terminado por gustarle. A veces cambiábamos a la de “19 días y 500 noches”, también de Sabina o a “La lista de la compra” de La Cabra Mecánica.

Un poco de relax en Marrakech antes de que lleguen los amigos con los que pasaré esta semana. Les veo venir a lo lejos y me voy acercando, Eva me ve y sale corriendo a darme un abrazo. Los demás son Pako, un amigo de la UNED con el que pasaremos estos días, Natalia, Javi y Juan, estos últimos se irán por otro lado, quedaremos a la vuelta en Marrakech. Vienen muy hambrientos, les llevo a tomar un zumo a los puestos de la plaza, para que empiecen a ver como funciona esto, estoy deseando que acaben y le pido regalo al del puesto (te echan un poco más de zumo por el mismo precio). Pasamos la tarde en el zoco, nos hemos introducido mucho, llegando hasta la zona de los alfareros y otra donde están secando turbantes. Parece que lo están pasando bien con el ambiente árabe y su manera de ser, con estar en un mercado laberíntico donde es difícil orientarse y saber por donde has pasado y por donde no, por descubrir tiendas con las cosas más variopintas. Compramos unos turbantes que nos vendrán bien para el sol, los hay de dos tipos, los baratos que destiñen enseguida y otros un poco más caros pero mucho mejores, los ha mojado y no destiñen a la primera de cambio. Además son mucho más suaves y agradables al tacto, dice que los colores y el material son naturales, nada de química. Nos ha ofrecido un te, que aceptamos, pasamos un buen rato en aquella tienda hablando con el hombre y negociando. La cena es, por supuesto, en los puestos callejeros de la plaza de Jemma-El-Fna, están alucinados por el ambientazo que hay, todo está lleno de corros con espectáculos diversos.

Después de desayunar todos juntos, Eva, Pako y yo nos vamos a tomar nuestro primer autobús. Vamos a Taroudant, en la zona del Antiatlas, al sur de Marrakech. Como siempre que se quiere tomar un bus en Marrakech aparece el caza clientes que quiere aprovecharse y ganarse unos dirhams, Eva dice que es la primera vez que me ha visto enfadado, no es tanto, lo que pasa es que ya me sé el tema y me pongo serio. Taroudant es una ciudad amurallada, quizás no sea demasiado espectacular, pero sirve para ver como es la vida marroquí fuera de los sitios más turísticos. El hotel donde nos alojamos tiene un bonito jardín y es de los pocos sitios donde se puede consumir alcohol en la ciudad. Por la noche el ambiente es un poco raro con hombres bebiendo, un poco sombrío. Fuera de las murallas hay unas tiñerías, me apetece que las vean para que conozcan como se trabaja en ellas. Nos ha costado un poco encontrarlas, lo hemos hecho gracias a unas chicas que hablan algo de francés y que nos han acompañado hasta la puerta. Las tiñerías son el lugar donde curten las pieles de cuero, las dejan secar y las dan color, para ello hay grandes recipientes con diversos materiales donde van introduciendo las pieles. Esta es muy pequeña y no tiene demasiado que ver, en otras donde había estado antes, las cubetas tienen diferentes colores dependiendo del tinte que quieran aplicar, lo cual da un colorido chulo al lugar, lo peor es ver a los trabajadores introducidos en las tinajas pisando las pieles para que se empapen bien. Paseamos por dentro de la ciudad, muchos contrastes nos salen al paso, primero pasamos por una zona destartalada (parece una ciudad bombardeada), donde hay grupos de personas jugando a las damas o viendo un espectáculo con serpientes u otro que está contando una historia. No tiene el encanto de la plaza de Marrakech, pero es parte de la rutina diaria. Sin saber casi como, estamos dentro del zoco que empieza a cobrar alegría de ciudad viva, muchos puestos de especias, de comida, de utensilios, etc, todo lo necesario para el día a día. Nos llama la atención que todo se compra al peso, los garbanzos, las lentejas, los fideos, los macarrones… Un zumo en un puesto nos ayuda a refrescarnos, justo al lado juegan unos niños, nos acercamos a hacerles una foto, las chicas se dejan pero un niño muy tímido se esconde entre sus brazos, las niñas se ríen de él. En la plaza central hay varias teterías con terrazas, sólo se ven hombres como en casi todos los sitios. Es difícil ver a una mujer que no sea extranjera tomando algo. Eva y Pako se empiezan a aficionar a esto de tomar tes, están muy buenos, sobre todo los de menta que son los más comunes.

Érase un lugar llamado Tata …

Al que fueron unos amigos, una chica y dos chicos. Casi no saben lo que se pueden encontrar allí, van a la expectativa. Su autobús sale a las 6 de la mañana. Al salir del hotel se encuentran las calles llenas de mujeres en las aceras, esperando seguramente algún transporte para ir a trabajar, todas van muy tapadas, a esta zona todavía no ha llegado el turismo y es más difícil ver mujeres vestidas al estilo europeo. Cuando nuestros amigos llegan a la estación de autobuses hay varios allí y bastante gente esperando, también hay puestos que ofrecen algo de comida o té para desayunar. El transporte de nuestros amigos parece retrasarse, les habían avisado de que podían tomar el de las 6, el de las 7 o el de las 8h30, empiezan a pensar que en realidad sólo hay uno, que puede salir a cualquiera de las tres horas. Han madrugado porque quieren aprovechar el día, van escuchando música y cantando alguna canción de vez en cuando, es la chica la que canta, lo hace muy bien, las gentes que están alrededor suelen escucharla entre extrañados por oír a alguien cantar y encantados por oír a una chica extranjera cantar en voz alta, se nota que les gusta. También se sienten extrañados de que nuestros chicos se rían en voz alta. El paisaje es árido, pero atrayente, a zonas llanas y extensas suceden estrechos con rocas escarpadas a ambos lados o zonas llenas de palmeras con fértiles valles. Hay bastante basura por los asientos, no lo han recogido en algún tiempo. El chaval que se encarga de las maletas de repente empieza a recoger algo de la basura (tampoco se mata, una bolsa de aquí una botella de allá), hace una seña al conductor que para y abre la puerta, tira la basura por la puerta. Nuestros chicos lo han visto y se miran indignados, el hombre sigue recogiendo cosas y va a volver a hacerlo. Uno de nuestros chicos le dice algo, que no lo haga, que es muy feo ensuciar así este lugar, le responde algo en árabe, nuestros amigos no lo hablan pero entienden lo que quiere decir, “este es mi país y tiro las cosas donde me da la gana”, o algo parecido. Por desgracia no es el único que lo hace, junto a la carretera se pueden observar, de vez en cuando, restos de batallas similares.

Por fin llegan a Tata, no parece un lugar bonito, ni que tenga nada que pueda ser interesante. Una calle alargada en la que parece que no hay vida les acoge. Tienen una extraña sensación, ¿qué hacemos aquí? Ninguno de ellos dice nada, se quedan en el primer hotel que encuentran, la razón es que tiene piscina y poco más. Han venido aquí a pasear por el palmeral y sobre todo a ver una zona donde hay piedras grabadas de hace varios miles de años. Salen a la calle a pasear, sin ninguna idea ni rumbo fijo. Ven una agencia de turismo chiquitita, no se dicen nada, los tres se acercan. Dentro está Ibrahim un chico bereber de tez muy, muy oscura, dientes muy blancos y que enseguida cae bien a nuestros amigos. Parece llevar la tranquilidad con él, como si fuera parte de su ser, les ofrece un té y se ponen a hablar de lo que pueden hacer. La conversación parece salir sola, las propuestas que hace Ibrahim son bien recibidas por nuestros amigos, como si no dependiera de ellos, como si todo estuviera preparado, esperándolos a ellos. Ibrahim ha llamado a un taxi que esperará mientras nuestros chicos van al hotel a recoger sus turbantes, crema de sol y demás cosas que parecen formar parte de cualquier viajero.

Ibrahim y Sahid (así se llama el conductor) llevan a nuestros chicos a una valle calizo, las piedras tienen formas muy curiosas. Les cuentan que esta fue una zona donde se instalaban los nómadas bereberes por alguna temporada. El agua y el tiempo ha formado curiosas cavernas en la roca que los nómadas utilizaban como almacén, como cocina o como escondites. Las estalactitas tienen curiosas formas que impresionan a nuestros amigos, cada cavidad es una sorpresa, la luz fuera es radiante, dentro las sobras adquieren tonalidades curiosas, todo parece brillar. Sahid forma parte también del grupo, los dos van ayudando a nuestros amigos, les cuentan cosas y buscan piedras para la chica que quiere llevarse algunas que sean bonitas. También ayudan sin pedir ninguna explicación a uno de nuestros amigos que parece no ver bien en los sitios oscuros. No preguntan que pasa, solamente se han dado cuenta y echan una mano cuando es necesario. Desde arriba, las vistas son preciosas. Junto a raras formaciones rocosas hay una estrechita y corta garganta excavada por el agua, también un circo donde se pueden observar las diferentes capas de estratos que han formado la tierra. Nuestros amigos empiezan a pensar que ha merecido la pena venir a este lugar. La tranquilidad de Ibrahim parece contagiarles, también la alegría y el interés de Sahib es contagioso. Antes de iniciar este viaje alguien había dicho a nuestra chica que tenía que probar la Pastilla (se dice “pastilha”), un plato típico marroquí. Preguntan a Ibrahim donde pueden comerla, su idea es ir a un restaurante o algo así. Hablan Sahib e Ibrahim, no es un plato que se suela cocinar habitualmente ya que solo se hace en grandes ocasiones, bodas, nacimientos, fiestas… Sahib se ofrece a hacerla en su casa, nuestros amigos se encargarán de pagar la comida y su mujer la cocinará. Se miran entre ellos, “visitar la casa de Sahib y comer un plato preparado por su mujer”, no dan crédito, están encantados.

El siguiente punto es la parte alta de Tata, un lugar elevado desde el cual se puede observar todo el pueblo y el valle donde se encuentra situado. Lo que a primera vista parecía un pueblo pequeño se convierte en un lugar grande con un palmeral que se extiende a lo lejos y al que bordean numerosas casas. La subida hasta aquí les ha llevado por la zona antigua, apenas habitada, las casas son de adobe, la tranquilidad parece invadir todo, se cruzan con algún niño o persona que les saluda entre sorprendido e intrigado. Ha llegado la hora de la comida, nuestros amigos se encuentran en la terraza de un complejo municipal. Un te refrescante delante de ellos es el preludio de la comida. Esta llega desde algún sitio situado al otro lado de la carretera, un hombre viene cruzando la calle con platos en las manos. Ellos sonríen, las cosas pasan, no hay que tratar de entenderlas. Un baño en la piscina, en las horas de más calor antes de volver a juntarse con sus acompañantes para seguir viendo cosas.

Se han salido de la carretera y comienzan a caminar, van subiendo hacia una elevación con muchas rocas sobre ella. Ibrahim y Sahib van buscando las piedras pintadas por los hombres que habitaron este lugar hace tres mil o más años. Aunque ahora no lo parezca, aquí había un río y mucha vegetación, también muchos animales antes de que el desierto llegara a este lugar. Lo primero que ven es la figura, algo tosca, de un rinoceronte. Para verlo mejor hay que mojar la piedra y tener algo de imaginación, al principio cuesta pero luego ya se ve muy fácil. Otros animales seguirán a este, tortugas, elefantes, jabalís, gacelas, serpientes… No es que los dibujos sean bonitos, lo que impresiona es que tengan miles de años y que este lugar tan árido antes tuviera tanta vida y tanta agua para que vivieran aquí tantos animales.

Cerca de aquí hay una pequeña zona de dunas, la chica está deseando verlas por lo que en cuanto Ibrahim y Sahib han preguntado si querían ir, ella ha dicho que sí. Están entre un grupo de palmeras y una formación rocosa. La arena es fina, una gozada subirse a las dunas descalzos. Como niños, nuestros amigos, se dedican a echar carreras bajando las dunas a toda prisa, entre risas discuten por quien ha sido el ganador, los videos demuestran alguna que otra trampa flagrante, una botella llena de arena les acompañará el resto del viaje. El atardecer les sorprende tomando un té en la terraza de una khasba, un palacete construido por alguien importante en el pueblo. Las vistas son magníficas, la tranquilidad lo invade todo. La khasba ha sido reformada como hotel, un sitio delicioso donde pasar unos días. Nuestros amigos ya piensan que el día ha sido fantástico, no saben lo que les espera durante la cena, pero se encuentran expectantes ante la idea de estar en la casa de Sahib comiendo la pastilla. Quieren comprar algo para llevar a la casa, buscan algún lugar que tenga pasteles o algo así, no encontrarán nada. Antes de ir a cenar, en la tienda casa de Ibrahim les espera otro té. Es el momento de hacer las cuentas y pagar este magnífico día. Nuestros chicos quieren unas rosas del desierto (piedras con forma de rosa y de ese mismo color que son trozos de meteoritos caídos del cielo), Ibrahim les trae unas cuantas, la negociación es difícil pues nuestros chicos no saben el precio e Ibrahim les ha dicho que le den lo que quieran.

Ya ha llegado Sahib que les lleva a su casa, la cena tendrá lugar en la terraza, una construcción de hormigón muy fea que han llenado de alfombras y cojines para ellos. Los hijos de Sahib se presentan a nuestros amigos, con respeto, la niña lleva la cabeza agachada, con mucha timidez. Ha venido también un hermano de Sahib que parece tener un puesto importante, la chica dice que es bastante atractivo, luego resultará ser un desagradable ya que apenas si hace caso a nadie, más interesado en su ordenador portátil y en responder llamadas de teléfono. Numerosos tes regarán la cena, siempre servidos muy atentamente. Llegan las Pastillas, dos platos de una especie de empanada de hojaldre con la parte de arriba rellena de canela y azúcar glassé, es bastante ancho y huele muy bien. Se reparte un trozo para cada uno, por dentro lleva una capa de pollo desmenuzado y varias capas de frutos secos, de almendras y de cacahuetes. La preparación lleva dos horas y decir que está delicioso es quedarse muy corto. Desde el olor que lo invade todo hasta el sabor delicioso todo es sorprendente. La conversación fluye fácil, no hay ninguna prisa la compañía es excelente. Al primer trozo de Pastilla sucede un segundo, nuestros amigos ya no tienen más hambre pero tampoco pueden dejar de comer, saben que no habrá otra oportunidad así. Durante el día Sahib ha ofrecido a la chica pintarla con henna, después de cenar suben su mujer y su hija. Ella no se atreve a negarse, la parece de mala educación. Saludan a todo el mundo con humildad, la hija de Sahib se inclina y besa la mano de su padre. Le dicen a nuestra chica que se siente para hacerle la henna, una especie de tatuaje que dura unos diez días. Suelen ser dibujos de flores, la hija de Sahib pinta muy bien, primero pinta el pie derecho luego hace sobre el izquierdo el mismo dibujo, pero simétrico. El color es oscuro y resalta mucho en la piel blanca de ella. Sin preguntar nada toma también sus manos y comienza a pintar, la palma y el dorso también. Son dibujos parecidos a los de los pies. Nuestra chica está cansada de estar dos horas en la misma posición, no se puede ni arrascar la nariz porque la henna todavía no se ha secado tiene que pedirle a sus amigos que lo hagan, estos la hacen un poco de rabiar. Ella está contenta se ha enterado de su nombre en marroquí, y le gusta, Giva. Ellos no han parado de hablar con Sahib e Ibrahim, se sienten a gusto, entre amigos. Las pinturas son muy bonitas, nuestros amigos se despiden de todos, Sahib e Ibrahim les acompañan hasta su hotel, les dicen que no deben pagar la cena que ha sido una alegría compartir una velada tan agradable. En el mundo árabe es costumbre dar seis besos al despedirse de alguien a quien aprecias, nuestros chicos reciben seis besos y un abrazo amistoso al despedirse. Y colorín colorado, este bonito día se ha acabado.

Eva se ha quitado capa que cubre la henna, le han quedado las pinturas de color marrón clarito. No resaltan tanto como lo que tenía anoche. Las de las manos no le hacen tanta gracia ya que a primera vista parece que las lleva sucias. Con la sensación de que el viaje ya ha merecido la pena, a partir de ahora todo lo que nos suceda es ganancia, nos dirigimos a Tafraoute. Tomamos un bus que nos lleva de vuelta por el camino de ayer hasta un pueblo en el que queremos tomar un taxi hasta Tafraoute. Nos cuesta conseguirlo ya que hay que pagar también el viaje de vuelta, no podemos esperar a compartirlo con más gente porque ya es tarde y la gente suele viajar más temprano. Al final llegamos a un acuerdo 40 euros por hacer unos 100km. El coche parece tener muchos viajes encima, el conductor también. El hotel que buscábamos está cerrado por reforma, vamos a otro muy chulo que está en la parte alta de la ciudad, con unas espectaculares vistas y piscina también. Circulan por aquí varios personajes curiosos, un menda que habla muy bien castellano y que parece uno de los cuarenta ladrones nos propone hacer una excursión con él. Algunos de los comerciantes son muy majos otros parece que piensan que por ser turistas tenemos que visitar su tienda o comprarles algo. Alguno se mosquea porque no queramos entrar a ver sus mercancías. Tafraoute parece una ciudad desorganizada, como anárquica. Queremos probar un hammam, la guía que llevamos recomienda los de esta ciudad, nos dicen que mañana está abierto el de mujeres también, lo dejaremos para mañana pues. Dando un paseo llegamos hasta el Chapeau de Napoleón (Sombrero de Napoleón) una formación rocosa que no nos parece un sombrero ni con imaginación. Esta zona tienen un aire a la pedriza de Madrid, con el mismo color de la roca y el mismo tipo de formaciones, aunque con distinto tipo de roca.

Buscamos hacer una excursión mañana con alguien, es bastante larga y la alternativa para no hacerla en coche es ir en bicicleta, el calor no lo hace recomendable. Como no encontramos ninguna otra agencia tenemos que contratarlo con el de los cuarenta ladrones. Estamos tomando un te en su agencia, parece que no encuentra el mapa, llama a su hermano que está en nuestro hotel y nos dice que su hermano nos cuenta lo que podemos hacer. Rápidamente apuramos el té y nos levantamos para subir, él nos dice “Donde vas? Prisa mata”, nos ha hecho mucha gracia. Casi nos quedamos sin cenar por dejarlo para más tarde, está casi todo cerrado y no se ve mucho movimiento por las calles.

Un paseo en el coche y otro andando nos lleva hasta una zona en la que un belga hace varios años pintó las piedras de manera un tanto curiosa. Mi idea es, no tendrá otra cosa que hacer el belga que venirse aquí a pintar rocas. Sin embargo, la primera formación de rocas pintadas que vemos me gustan bastante. Es raro, pinta cada piedra de un color mezclando azules claritos con rojos y negros. Las demás formaciones me gustan menos, algunas parecen pintadas según le ha venido en gana en ese momento. Recorremos andando la garganta de Ait Mansour, a mitad de camino hay un puesto para tomar algo de beber, unas naranjas nos sugieren tomar un zumo. En Tata, Sahib e Ibrahim me llamaban “nómada internacional”, incluso nos lo dijeron en árabe, lo grabamos en una película de video y también nos lo han escrito en un papel. Eva le dice las palabras a nuestro guía, Mohamed, para ver si lo dice bien. Mohamed se ríe, dice que no se parece nada lo que dice Eva a la frase original. Comemos en una casa, en un agradable jardín. Nos estamos aficionando a comer los tajines sin cubiertos, es decir cogiendo la comida con el pan. Un nuevo paseo nos lleva hasta una especie de pozo donde podemos meter los píes en el agua. Esta está fresca y el lugar a la sombra, se está de miedo. Que mala suerte!, cuando vamos al Hammam, resulta que hoy no está abierto para mujeres. Damos un paseo por las afueras del pueblo, al regresar nos llama el hombre de un puesto de especias que nos enseña todas las que tiene, algunas nos hace probarlas y todo, una que es picante nos ha tenido un rato con la boca ardiendo. Un chaval nos llama, dice que vayamos a su tienda. Eva, vete tu a saber porque extraña razón, ha entendido que es una tienda de música bereber, “vale, vamos a escuchar algo de música”. Cuando llegamos allí, no hay ni CD’s ni instrumentos ni nada parecido, son todo objetos, pulseras, collares … A Eva le han gustado unos pendientes, como ya es una consumada regateadora, se hace la desentendida y como quien no quiere la cosa le pregunta el precio. El chaval nos da una charla casi filosófica, “son muy antiguos, vienen de las tribus nómadas del Sahara, de las que viajaban en caravanas. El dinero pasa, pero esto permanece siempre”, creo incluso que ha dicho que eran de una bisabuela suya. Resumiendo, que son 650dH (65 Euros). Eva finge no estar interesada, a lo que responde el chico diciendo que puede negociar el precio con su jefe y le llama. Cuando viene el jefe y ve los pendientes nos cuenta otra charla filosófica “son muy bonitos, los he diseñado yo, son de filigrana”, o sea que son nuevos y antiguos a la vez, si es que estos venden lo que sea necesario. Al final se los ha llevado por 120dH, la verdad es que son muy chulos.

De nuevo a Essaouira, me gustó tanto la semana pasada, que me apetece volver con Eva y Pako. Hemos vuelto al mismo hotel, un riad muy bonito. Ha molado cuando hemos entrado, porque el hombre me ha llamado por mi nombre. Le preguntamos por un Hammam y nos remite a uno que está cerca y que utilizan los marroquíes. Eva entra sola en el de mujeres y Pako y yo lo hacemos al de hombres. Queremos un servicio completo, con masaje. Un hombre pequeño será el que nos lo dará, tras desvestirnos y dejar nuestras cosas, el hombrecillo nos hace entrar en una sala en la que hace un calor infernal. Casi instantáneamente empezamos a sudar, hay mucha humedad. Hay unos cuantos hombres que se están lavando, a nosotros nos dice que le esperemos tumbados en el suelo en un rincón. El suelo está muy caliente, porque ha vaciado varios cubos de agua caliente y porque el calor circula por debajo. El hombre ha traído tres cubos de agua, primero nos enjabona y comienza a frotarnos con un guante de crin, salen las pelotillas de mierda y de arena acumuladas estos días. La misma operación por la espalda antes de comenzar a darnos un masaje, que más bien parece un intento de rompernos por la mitad, eso si, acabamos como nuevos. Luego nos ha enjabonado y nos aclara con los cubos que ha traído. La verdad es que se pasa bastante calor en estos sitios, pero luego al salir a la calle, se siente uno fenomenal, incluso fresco. A Eva le ha gustado aunque está un poco decepcionada porque no le han dado masaje.

De nuevo es una gozada recorrer las callejuelas cercanas a la muralla, llenas de tiendas de cosas de madera. Vamos a algunas de las tiendas del otro día, los vendedores me reconocen. En la playa hoy hay menos gente, hace bastante aire, pero sobre todo es porque el agua está helada. Hacemos un rato el tonto echando carreras por la playa, que por supuesto gano yo (salvo aquellas en las que Eva me hace trampas), jejeje.

Y llegó la noche. Ha sido una puesta de sol fantástica, la hemos visto desde la muralla, junto al puerto. Las nubes están como apiladas en el horizonte, forman lineas paralelas y van cambiando de color del amarillo al rojo o al naranja, además según la linea está más cerca de la tierra el color es más oscuro. Hoy queremos darnos un homenaje y comer algo bueno en los chiringuitos del puerto. El primero es el único que tiene marisco, le pedimos una langosta, dice que no tiene pero que si queremos tiene un bogavante. No estábamos del todo seguros de quererlo comer ya que nos daba algo de miedo que no estuviera fresco, cuando levanta una tapa y saca al animal vivo de un recipiente. Nos miramos a los ojos, sin necesidad de decir nada sabemos que nos vamos a quedar aquí a cenar. Además vamos a cenar un rape, una lubina, un lenguado, una sepia y unas gambas. El bogavante solo pesa 1.5kg. Le hemos bajado algo el precio inicial, pero ha estado tan bueno todo, que hemos decidido pagarle lo que nos dijo al principio. Sólo se echa en falta una cosa, con una botellita de vino blanco hubiera sido insuperable, nos decimos que la próxima vez que vengamos nos traeremos una botella sea como sea.

La vuelta a Marrakech ha sido el reencuentro con el otro grupo, Natalia, Juan y Javi. Hemos cenado junto a la plaza contándonos nuestras aventuras.

11 comentarios:

  1. No es por nada, pero la única carrera que “Ganaste” fue la que pones aquí, TODAS las demás las gané yo. ¡¡ Que mal perder tienen los Quiet man !!.

    La bereber del mismo Sweden — 19 June 2006 @ 10:19 am

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  2. Me ha encantado tu relato: es algo a medias entre los viajes de Simbad y los de Marco Polo. No es el sitio que visitas lo principal, sino tu viaje personal, tu experiencia del mundo y de sus gentes.
    Lo que siempre me interesa más cuando leo algo así, son las experiencias con la gente. Intuyo que a ti también te importa mucho, porque es a lo que más tiempo le dedicas.
    Me ha llamado la atención el que de repente escribes en tercera persona, como si no te hubiera pasado a tí. De todas formas la estratagema no funciona: se palpan tus emociones en cada frase.
    Eres afortunado, se te ve apasionado de los viajes, un forofo de la vida en todas sus formas.
    Me has transmitido una parte de tu entusiasmo. ¡Ojalá que te dure mucho tiempo y sigas queriendo compartirlo con los demás!
    UN abrazo

    Javier Ortiz — 21 June 2006 @ 10:48 am

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  3. Pako (El “Japoné” del Equipo A)sábado, 19 de mayo de 2012, 18:11:00 CEST

    Güenas…
    Al igual que a Javi me ha gustado mucho tu relato y comparto todo lo dicho por él.
    Tambíen comparto lo dicho por la “bereber del mismo Sweden” acuerdate que fuí testigo en “3ª” Persona y tengo las Photofinishs de las competiciones…
    Os agradezco que tu y Eva me ofrecieraís la oportunidad de compartir con vosotros este viaje, en el que he disfrutado de autenticos momentos inolvidables, la cena en casa de Sahib, los atardeceres de Essaouira, los paseos por el zoco de Marrakech, etc…
    Yo espero que mi lado “japoné” os haya ayudado a tener algún que otro buén recuerdo en formato foto y en formato video de este viaje.
    En fin, un fuerte abrazo “Nomada Internacional” y cuidate mucho en tus próximas escapadas “a las afueras de Bilbao”.
    Viva la Revolución y el buén Rock’n Roll

    Pako (El “Japoné” del Equipo A) — 25 June 2006 @ 12:32 pm

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  4. hola mi boinnas mi canta voistro pagina. es ona cosa muy emportante para marreuccos .poro falta ona parti di marreuccos qei emportante es ldeserto. boinnomi canta estarimos en contacto .beso

    hamid — 2 March 2008 @ 3:59 pm

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  5. me gustaría eso mucho
    y deseo mucho suerte a todos y a todas los que han participadoen esto , me gustaría mucho todo y ademas los fotos , ami me encanta mucho el país de Marruecos de una parte porque es mi país y de otra porque tiene muchos sitios turisticos , también me gustaría el país de España yo ahora vivo en cartagena la provincia de Murcia (España) me encanta mucho vivir aqui tengo 18 años y llevo 2 años en España. llevo buen con sus gentes y gracias a españa y todas sus gentes gracias a mis profesores que me han ayidado a entender el idioma en 4 meses. Eva te que bonita es tu mano. oye to se hacerla si quieres te le hago aunque no se si estas lejos de mi o no, y no olvides te la hago gratuit, bueno amiga mía suerte, bueno que voy a decir mas, mucha suerte en toda vuestra vida personal y profesional. aqui teneís mi MSN. ADIOS. Y MUCHA SUERTE DE PARTE DE NASIRA,. la_vida_estodo@hotmail.com

    Nasira. — 4 March 2008 @ 5:38 pm

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  6. HOLA! LA PRIMERA QUE YU SOY MARROQUINA Y QUEDO A ESPAÑA.A MI ME GUSTA MI PAIS YU SOY DE KSARE EL KEBIR…....A ESPAÑA A CATALUÑA A MATARO

    LOUBNA — 27 June 2008 @ 10:16 am

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  7. bueno lo k mas me gusta es los dibujos en las manos k son muy wapos y k mi novio k se llama karim y sus hermanas …. bueno k me gustaria mucho vajar a marruekos para conocerlo bueno nada mas y bss a todos

    karolina — 19 February 2009 @ 3:22 pm

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  8. la hena es lo mejor del mundo

    dunia — 4 September 2009 @ 12:57 pm

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  9. hola soy souad tengo 15 años y soy marroqui me ha encantado las fotos tan bonitas q has echo de mi pais es muy bonito aunque yo solo voy de vez encuando espero de todo corazon q te haya gustado y q vuelvas pronto. BIENVENIDAA MARRUECOS

    souad — 15 October 2009 @ 12:04 pm

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  10. hola me llamo najib soy de nacionalidad marroqui,, mucha grcias por tds os envito hotra vez si kereies¿ un saludo os deseo lo mejor

    najib — 24 October 2009 @ 6:57 pm

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  11. eski me gusta vuesto blog y te dego muchas gracias eski yo soy de rabat el capital de marruecos y vivo en españa de momento pero me gustaria vulvir a vivir en me pais eski es el mejor para mi pero nada toda vias vivo en madrid de momento bueno me gustra vuestro blog es muy boniito gracias

    imane soy una chica dfe marruecos vivo en sale — 15 February 2010 @ 1:26 pm

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