Barranco Gorgas de Gavarra y una escalada en Lleida (10, 11/05/2006)

Muy cerca de Andorra, hemos venido a hacer el barranco
Gorgas de Gavarra

y una vía de escalada clásica “el cap i el pasarell a Montanisell” V+.
Con mi amigo Tomás

Hemos quedado el martes a las 16h30. Hace algún tiempo que no nos vemos, por lo que nos pasamos todo el viaje charlando. No hemos puesto nada de música. Sobre todo se habla de montaña, de escalada, de barrancos, de viajes, de amigos comunes, un poco de nuestra vida…. El viaje hasta casi Andorra se nos hace corto. Por la carretera comarcal que nos lleva a Gavarra vemos algunos conejos que se mueven asustados por las luces del coche que los deslumbra. Casi en la entrada del pueblo tomamos una pista que nos lleva hasta una masia abandonada donde vamos a dormir al raso. La pista no está del todo mal, salvo algún tramo por el que hay que pasar muy despacio.

Ha echo frío porque hay mucha humedad. Desayunamos algo, nos preparamos y bajamos al cauce del río. Son apenas quince minutos por un caminito que se pierde de vez en cuando. No viene mucha gente por aquí. Parece ser que este es el barranco más potente de Lleida, es muy largo con más de treinta rápeles. Hay que hacerlo en época de lluvias para que lleve agua.

Parece que hay bastante humedad en la tierra e incluso algunos charcos ya que ha llovido estos días de atrás por el pirineo. Es una falsa ilusión ya que cuando llegamos al cauce vemos que este está seco, no corre nada de agua. Nos decimos que quizás más abajo la cosa cambie. No será así, haremos el barranco seco. Salvo por algunas pozas de agua estancada el resto está completamente seco. Además varias de estas aguas están en estado putrefacto y huelen bastante mal. Llevamos puesta solamente la parte de abajo del neopreno y algunas de las aguas nos obligan a nadar por ellas. Está congelada, los brazos se quedan tiesos al nadar y el agua que entra por dentro del neopreno nos hiela el cuerpo. Nos reímos mucho en estos sitios, que tratamos de pasar deprisa, pero a la vez nos movemos despacio para que el agua no entre por el neopreno.

A pesar de la falta de agua, el barranco es espectacularmente bonito, muy recomendable. No pierde ambiente en ningún momento, las paredes son altísimas a ambos lados y el cauce muy estrecho todo el tiempo. En las cinco horas que dura el descenso apenas un par de veces el cauce se abre un poco, como si tomara un respiro para encajonarse nuevamente. Hay muchos esqueletos de animales que se han despeñado, corzos y conejos sobre todo. Lo malo de hacerlo seco, entre otras cosas, es que nos obliga a descender todos los resaltes con las cuerdas. Si llevara agua la mayoría de ellos se podrían saltar ya que no tienen mucha altura, entre dos y cuatro metros.

Muy cerca del final se empieza a escuchar el río Rialp, al que vamos a ir a parar. Además las pozas de agua empiezan a estar más limpias y menos frías. La salida del barranco es espectacular ya que vas a dar a este nuevo río con el que te encuentras de frente. Nos habían dicho que cuando el río baja muy crecido hay que tener cuidado. No es así ahora, baja poquita agua, pero la justa para que se nos quite el mono que traemos de ella. Descendemos unos diez minutos disfrutando de esta agua cristalina. Hay algunas paredes espectaculares que nos hacen disfrutar mucho de este tramo. También los musgos que están colgados de las paredes y de los cuales se desprende agua, como una fina película de lluvia de las que se ven en los documentales de zonas tropicales.

El retorno al coche se hace un poco largo, sobre todo porque hace bastante calor y porque a veces se pierden un poco las marcas del camino, de todas formas la dirección hacia la que hay que ir es clara, ya que vamos paralelos al barranco que acabamos de bajar.

Para el día siguiente hemos traído el material de escalada. Haremos la vía “el cap i el pasarell a Montanisell”, una ruta clásica de V+ que es el nivel por el que nos solemos mover. Hemos dormido junto a la pista que accede a la cima. Para llegar hasta el pie de vía hay que subir por una zona de matorral bajo que nos va arañando piernas y brazos, pero que se sube bien. Empezamos a darnos cuenta de un pequeño error que hemos cometido, se nos ha olvidado darnos crema solar y aprieta bastante. La vía está muy bien señalizada con una placa de metal y una flecha. Son ocho largos muy bonitos, aunque con falta de continuidad ya que en algún tramito vas casi andando. Hay mucha vegetación, e incluso te agarras a algún arbusto para ayudarte a subir.

En teoría en el primer largo está el paso más complicado en un muro vertical. Se sube sin demasiados problemas, hay muchos agarres para pies y manos. Se nos hacen más cuesta arriba un par de tramos menos verticales que hay más arriba en los cuales no se ven los agarres tan claramente. En uno de ellos, desde donde estoy asegurando a Tomás, me parece raro lo que le está costando subir, ya que parece un sitio bastante tumbado y que no debería ser difícil. Cuando llego yo allí, lo entiendo, es mucho más vertical de lo que parece y además los agarres están como escondidos, hay que tantear bastante la pared para verlos. En la penúltima reunión hay una caja de metal con una libreta y un bolígrafo para que el que quiera escriba su impresión de la vía. Hemos leído muchas y nos parece que la gente critica por criticar, hay quien se queja de que la aproximación es muy larga. El último largo hasta la cima nos ha encantado, es muy disfrutón, además las vistas desde arriba son espectaculares con toda la zona a nuestros pies. Lo malo son las dos antenas que hay aquí arriba. Lo bueno es que hay bastante hierba y disfrutamos comiendo lo que llevamos en este sitio tan bonito.