Hemos pasado la Luna de Miel haciendo lo que nos quedaba del Camino de Santiago en Bici. Salimos desde Oviedo, pues fue donde acabé yo el año pasado. Queríamos acabar en Finisterre, así que de Santiago fuimos hasta Muxia y de ahí a Finisterre. Por el camino, aparte de chulísimos paisajes, hemos conocido a unas cuantas personas interesantes. El primero de ellos fue Antonio (de Huelva), un pieza con el que coincidimos al llegar a Ribadeo y con el que hemos ido encontrándonos y conviviendo hasta Santiago. Los murcianos Fran, Ángel y Jose, con ellos nos encontramos en Baamonde y también llegamos con ellos a Santiago. El más curioso ha sido Felix, que es un caminante. Iba coincidiendo con los murcianos y por increíble que parezca ha ido haciendo más kilómetros diarios que los que íbamos en bici.
Iré escribiendo poco a poco lo que hemos hecho. Al final del post tenéis la selección de fotos por si la queréis ver.
Como César, Sonia e Isabel han bajado para nuestra celebración, pues nos subimos con ellos. Las bicis las habíamos dejado ya en Oviedo la semana anterior que estuvimos por ahí. El fallo ha sido que no hemos cogido las zapatillas de montar en bici, pensábamos que las habíamos dejado también y no era así. Aunque pensábamos levantarnos antes, lo hemos retrasado un poco para ir a una tienda de bicis a comprar las zapatillas. Mala suerte, pues no tenían. Comenzamos las ruta con la idea de comprar las zapatillas en Aviles. La salida de Oviedo ha sido un poco, estresante, no hemos tenido problema pero estábamos deseando salir de la ciudad y reencontrarnos con el campo y la libertad de ir tranquilamente con la bici.
Con bastante rapidez, por una carretera secundaría, nos hemos presentado en Avilés. Un ciclista con el que hemos conversado un ratito nos ha dicho donde podíamos encontrar una buena tienda de bicis. Ya con nuestras zapatillas para bici nos hemos puesto a buscar las marcas del camino que pasan por Aviles y hemos continuado la marcha.
Se han sucedido varios pueblos pequeños con muy pocas casas, En uno de estos pueblos nos han indicado donde había un bar y hemos comido de maravilla, unos bocatas de calamares con una ensalada y un par de cervecitas. El arroz con leche del postre nos ha reencontrado finalmente con el camino asturiano.
Algo cansados hemos llegado a Muros del Nalón, hemos decidido quedarnos pues ya ha sido suficiente para ser el primer día.
Ayer ya apareció la niebla por la tarde cuando estábamos estirando en un parque. Pero esta mañana si que se nota, el ambiente es mucho más fresco y por supuesto más húmedo. Vamos la situación ideal para meternos por un camino que los de la guía que vamos siguiendo llaman "Madagascar" por la sensación de trópico que hay en él. Es un camino abierto por peatones donde las bicis pasamos con mucho cuidado, vamos todo el rato llevándonos hojas y ramas con las piernas, algunas se nos meten en los radios y los cambios. En algún punto nos hemos tenido que bajar de la bici y levantarla por encima de unos troncos que estaban tirados en el suelo.
Al salir de esta zona nos hemos parado a desayunar en un bar que hay junto a la carretera nacional. Se está bien puesto que cerca pasa la autovía por lo que pocos coches pasan por la autovía. Poco a poco la niebla se va levantando, comienzan las famosas subidas y bajadas que caracterizan al camino del norte.
Vamos alternando caminos estrechitos por zonas con mucha vegetación con otros por carretera y algunos por pistas más anchas. Se hace curioso salir de una zona arbolada, donde la vista no abarca más allá de unos pocos metros a una zona amplia en la cima de una colina, con el horizonte despejado que permite ver más colinas y pueblos salpicando los campos de labor.
Luarca es nuestro destino de hoy. Nos apetece dormir aquí, junto el mar. Eva tiene un pequeño problema con el pedal de su bici, así que he tenido que buscar donde poder arreglarlo. Tras preguntar en varios sitios, he acabado subiendo tres kilómetros hasta un pueblo cercano donde un señor tiene un taller y repara un poco de todo. El hombre está algo duro de oído y me ha costado hacerme entender, además no ha parado de hablar en el rato que he estado allí. Habla un poco cerrado con lo que no le he entendido del todo.
Hemos cenado cerca del puerto cositas muy ricas del mar. Qué bien se está sentados en una terraza mientras la luz del día se va marchando.
Hoy pretendemos hacer la etapa completa tal y como viene en la guía que estamos siguiendo. Ya pretendíamos hacerlo el primer día cuando salimos de Irún el año pasado. Pero nos dimos cuenta de que no era posible, para nosotros era demasiada distancia y tampoco teníamos necesidad de hacer más kilómetros que los que nos apetecieran.
La salida de Luarca, como es lógico por dormir a nivel del mar, es una empinada cuesta por una calle de adoquines. Pronto llegamos arriba y comenzamos un tramo fácil donde vamos disfrutando de las vistas. No dura mucho pues llegamos a una serie de desvios provocados por las obras de la autopista del norte que nos hacen ir dando tumbos a un lado y a otro, subiendo y bajando continuamente, además de ir cruzando la obra de vez en cuando.
La verdad es que el camino es bastante fácil, bueno siempre hay alguna rampa escondida, y sin darnos cuenta llegamos a Tapia de Casariego donde tenemos muchas ganas de llegar para verlo y parar a comer. Damos un par de vueltas y con la ayuda de un hombre que se ha acercado a ayudarnos acabamos comiendo en el hogar del marinero. Unos bocatas y una ensalada en el sitio con mejores vistas del puerto. Los barcos están quietos y nada se mueve, tenemos la impresión de comer contemplando una postal.
Antes de llegar a Ribadeo paramos en la playa de Peñarronda que es la última playa de Asturias y del camino antes de que se dirija al interior para encaminarnos a Santiago. Un bañito se hace pues, obligatorio. La marea está baja y podemos disfrutar de un túnel natural en la roca que hay en medio de la playa. La salida nos lleva por una zona donde no creemos que pasen muchas bicis, un camino que únicamente usarán los caminantes.
La llegada a Ribadeo es curiosa ya que hay que ir por un puente que cruza la ría del río Eo. El puente es una autovía para los coches con una pasarela a cada lado para que pasen peatones o ciclistas como nosotros. El caso es que agobia un poco que la pasarela sea algo estrecha, lo más impresionante es ir colgados en el vacío ya que durante la mayoría del trayecto el agua está bastante lejos a nuestros pies.
Es aquí donde conocemos a Antonio. Todo un personaje de Huelva con el que hemos disfrutado compartiendo el resto del camino hasta Santiago a tramos. Algunas veces hemos hecho el recorrido juntos y otras nos hemos ido encontrando casi sin querer.
El albergue de Ribadeo está justo al final del puente, pero resulta que está lleno. Así que nos movemos para buscar algo. Lo que pasa es que es una población grande y nos agobia bastante, no nos apetece quedarnos en un sitio tan lleno de coches y de ruido. El siguiente albergue está en Vilela a unos 10km, así que allí nos dirigimos. Nos ha costado un poco encontrar el camino y además llegar hasta allí ha sido duro pues casi todo el camino es una dura subida que ya pesa en nuestras piernas. Resulta que el albergue está fuera del pueblo, es una casa enorme junto a un bar. Cuando llegamos no hay nadie, un montón de literas para nosotros sólos. Así si que da gusto. Un poco más tarde llega Antonio que ha tenido que arreglar algo de la bici y que tampoco ha querido quedarse en Ribadeo.
Sólo estamos los tres y tenemos más de 50 literas. Cenamos en el bar de al lado. Un menú muy barato y tremendo. Tremendo porque el primer plato son unos callos con garbanzos en un puchero. Yo me he comido más de dos platos y aún así ha quedado bastante.
Un lugar muy recomendable si se quiere huir del ruido y dormir en un paraje precioso y tranquilo.
El año pasado ya cogimos la rutina que mejor nos viene. Que es comer una pieza de fruta para desayunar y marchar una hora o unos 10km. Desayunar tranquilamente y tirar hasta la hora de comer. Comer un bocata y una ensalada (regados con una buena cervecita, ¡of course!) y hacer otros 10 máximo 15km hasta el lugar donde nos vamos a quedar.
Eso es lo que hemos hecho hoy y nos ha salido un poco mal. Pues no hemos encontrado donde desayunar hasta dos horas después de salir. Encima el sitio no era nada del otro mundo y nos hemos tenido que conformar con unas tostadas de pan de molde.
Menos mal que el camino ha sido una chulada. Nada más salir de Vilela nos hemos metido en un bosque de eucaliptos, de vez en cuando pasamos por campos de labor y más de vez en cuando aún alguna casa o granja. La primera parte es una buena subida que nos hace recordar que no llevamos nada en el estómago a cada momento. Por otro bosque de eucaliptos hacemos una bajada rápida y curiosa. Curiosa porque cada veinte metros o así hay un canal para que el agua de la lluvia pase al otro lado. Hay que frenar para no tomarlo de golpe y salir disparado, aún así en varias de ellas la bici va por el aire. Como tampoco vamos a lo loco, lo pasamos bien, eso si, yo tengo la impresión de que el siguiente no lo voy a ver y voy a despegar de verdad.
a
b
El pueblo de Lurenzá tiene una iglesia bastante bonita y como en todo pueblo medianamente grande, nos ha costado un poco encontrar la salida. Tras preguntar varias veces y dar alguna que otra vuelta conseguimos salir por unas duras pendientes. Para más dudas hay quien nos dice que vayamos por la carretera que el camino es impracticable para las bicis y hay quien nos dice que no hay problema. Hacemos caso a estos últimos y efectivamente, aunque hay algún repecho duro el camino es bueno.
La población de Mondoñedo es grande, nos hemos encontrado con Antonio justo a la entrada. Él está comiendo una ensalada que lleva dos días dejando para otro momento y nosotros nos dirigimos al centro para comer en una terraza. Lo hacemos en la misma plaza, frente a una catedral muy chula.
Nos ponemos en marcha rápidamente pues sabemos que nos espera una dura prueba. Tenemos que subir unos 15km hasta nuestro destino. bien es verdad que el camino va por una carretera comarcal por donde apenas si pasan coches y que las vistas son espectaculares. Desde el comienzo vemos los molinos de viento a los que suponemos que tenemos que llegar para pasar al otro lado. Cuesta bastante acercarse a ellos, pero poco a poco lo vamos consiguiendo.
Algo cansados llegamos a Gontán. Un pequeño pueblo con un albergue bien atendido. Y lo mejor, con un lugar donde darse un baño. Decir que el agua está helada es poco, cuando llegamos está allí Antonio y otros más, algunos con los pies en el agua y otros ni eso. Me he metido y me pongo a nadar, pero me tengo que volver porque el agua está que corta. Eva, se ha metido y todo, ¡no me lo puedo creer!.
El camino es durillo, son todo subidas y bajadas.
Eva ha visto un ciervo en un camino y se ha quedado parada para intentar que yo lo viera, pero la ha mirado y ha saltado una cerca y cruzado un campo enorme en cuatro saltitos.
Al llegar a Baamonde decidimos comer y ¡como no! nos encontramos con Antonio. Después de comer vamos a ver el albergue que según todas las guias es el mejor del norte, además la alternativa es montarse de nuevo en la bici después de una buena comida y una botella de vino. Además nos han recomendado ver la casa de un escultor que tiene un jardín lleno de esculturas suyas, la verdad es que es precioso.
En el albergue le decimos a la señora que estamos de luna de miel y nos ha dejado unaa habitaciones hechas en unas antiguas cuadras que usan cuando hay mucha gente. Si no llenan el otro albergue estaremos solitos.
Al final nos hemos acostado tarde porque hemos conocido a unos chavales de Murcia muy divertidos que nos invitan a unos
En esta etapa nos han puesto el sello más bonito de todo el camino: un sello con lacre que un señor nos pone utiilzando un soplete para deshacerlo.
La imagen triste de la jornada es la subida a las Cruces, se nota que ha habido incendios y la zona está desértica. El silencio es espectacular ya que no hay ningún animalito por la zona.
Hemos quedado con los murcianos en vernos en Arzua, cenamos con ellos y luego nos vamos a su albergue donde nos han dado permiso para quedarnos en la cocina tomándonos unos chispazos. Bastante tarde aparece Felix que hoy se ha hecho casi 90 kms andando.
Etapa 7: Arzua - Santiago
Iré escribiendo poco a poco lo que hemos hecho. Al final del post tenéis la selección de fotos por si la queréis ver.
Etapa 1: Oviedo - Muros del Nalón
Como César, Sonia e Isabel han bajado para nuestra celebración, pues nos subimos con ellos. Las bicis las habíamos dejado ya en Oviedo la semana anterior que estuvimos por ahí. El fallo ha sido que no hemos cogido las zapatillas de montar en bici, pensábamos que las habíamos dejado también y no era así. Aunque pensábamos levantarnos antes, lo hemos retrasado un poco para ir a una tienda de bicis a comprar las zapatillas. Mala suerte, pues no tenían. Comenzamos las ruta con la idea de comprar las zapatillas en Aviles. La salida de Oviedo ha sido un poco, estresante, no hemos tenido problema pero estábamos deseando salir de la ciudad y reencontrarnos con el campo y la libertad de ir tranquilamente con la bici.
Con bastante rapidez, por una carretera secundaría, nos hemos presentado en Avilés. Un ciclista con el que hemos conversado un ratito nos ha dicho donde podíamos encontrar una buena tienda de bicis. Ya con nuestras zapatillas para bici nos hemos puesto a buscar las marcas del camino que pasan por Aviles y hemos continuado la marcha.
Se han sucedido varios pueblos pequeños con muy pocas casas, En uno de estos pueblos nos han indicado donde había un bar y hemos comido de maravilla, unos bocatas de calamares con una ensalada y un par de cervecitas. El arroz con leche del postre nos ha reencontrado finalmente con el camino asturiano.
Algo cansados hemos llegado a Muros del Nalón, hemos decidido quedarnos pues ya ha sido suficiente para ser el primer día.
Etapa 2: Muros del Nalón - Luarca
Ayer ya apareció la niebla por la tarde cuando estábamos estirando en un parque. Pero esta mañana si que se nota, el ambiente es mucho más fresco y por supuesto más húmedo. Vamos la situación ideal para meternos por un camino que los de la guía que vamos siguiendo llaman "Madagascar" por la sensación de trópico que hay en él. Es un camino abierto por peatones donde las bicis pasamos con mucho cuidado, vamos todo el rato llevándonos hojas y ramas con las piernas, algunas se nos meten en los radios y los cambios. En algún punto nos hemos tenido que bajar de la bici y levantarla por encima de unos troncos que estaban tirados en el suelo.
Al salir de esta zona nos hemos parado a desayunar en un bar que hay junto a la carretera nacional. Se está bien puesto que cerca pasa la autovía por lo que pocos coches pasan por la autovía. Poco a poco la niebla se va levantando, comienzan las famosas subidas y bajadas que caracterizan al camino del norte.
Vamos alternando caminos estrechitos por zonas con mucha vegetación con otros por carretera y algunos por pistas más anchas. Se hace curioso salir de una zona arbolada, donde la vista no abarca más allá de unos pocos metros a una zona amplia en la cima de una colina, con el horizonte despejado que permite ver más colinas y pueblos salpicando los campos de labor.
Luarca es nuestro destino de hoy. Nos apetece dormir aquí, junto el mar. Eva tiene un pequeño problema con el pedal de su bici, así que he tenido que buscar donde poder arreglarlo. Tras preguntar en varios sitios, he acabado subiendo tres kilómetros hasta un pueblo cercano donde un señor tiene un taller y repara un poco de todo. El hombre está algo duro de oído y me ha costado hacerme entender, además no ha parado de hablar en el rato que he estado allí. Habla un poco cerrado con lo que no le he entendido del todo.
Hemos cenado cerca del puerto cositas muy ricas del mar. Qué bien se está sentados en una terraza mientras la luz del día se va marchando.
Etapa 3: Luarca - Vilela
Hoy pretendemos hacer la etapa completa tal y como viene en la guía que estamos siguiendo. Ya pretendíamos hacerlo el primer día cuando salimos de Irún el año pasado. Pero nos dimos cuenta de que no era posible, para nosotros era demasiada distancia y tampoco teníamos necesidad de hacer más kilómetros que los que nos apetecieran.
La salida de Luarca, como es lógico por dormir a nivel del mar, es una empinada cuesta por una calle de adoquines. Pronto llegamos arriba y comenzamos un tramo fácil donde vamos disfrutando de las vistas. No dura mucho pues llegamos a una serie de desvios provocados por las obras de la autopista del norte que nos hacen ir dando tumbos a un lado y a otro, subiendo y bajando continuamente, además de ir cruzando la obra de vez en cuando.
La verdad es que el camino es bastante fácil, bueno siempre hay alguna rampa escondida, y sin darnos cuenta llegamos a Tapia de Casariego donde tenemos muchas ganas de llegar para verlo y parar a comer. Damos un par de vueltas y con la ayuda de un hombre que se ha acercado a ayudarnos acabamos comiendo en el hogar del marinero. Unos bocatas y una ensalada en el sitio con mejores vistas del puerto. Los barcos están quietos y nada se mueve, tenemos la impresión de comer contemplando una postal.
Antes de llegar a Ribadeo paramos en la playa de Peñarronda que es la última playa de Asturias y del camino antes de que se dirija al interior para encaminarnos a Santiago. Un bañito se hace pues, obligatorio. La marea está baja y podemos disfrutar de un túnel natural en la roca que hay en medio de la playa. La salida nos lleva por una zona donde no creemos que pasen muchas bicis, un camino que únicamente usarán los caminantes.
La llegada a Ribadeo es curiosa ya que hay que ir por un puente que cruza la ría del río Eo. El puente es una autovía para los coches con una pasarela a cada lado para que pasen peatones o ciclistas como nosotros. El caso es que agobia un poco que la pasarela sea algo estrecha, lo más impresionante es ir colgados en el vacío ya que durante la mayoría del trayecto el agua está bastante lejos a nuestros pies.
Es aquí donde conocemos a Antonio. Todo un personaje de Huelva con el que hemos disfrutado compartiendo el resto del camino hasta Santiago a tramos. Algunas veces hemos hecho el recorrido juntos y otras nos hemos ido encontrando casi sin querer.
El albergue de Ribadeo está justo al final del puente, pero resulta que está lleno. Así que nos movemos para buscar algo. Lo que pasa es que es una población grande y nos agobia bastante, no nos apetece quedarnos en un sitio tan lleno de coches y de ruido. El siguiente albergue está en Vilela a unos 10km, así que allí nos dirigimos. Nos ha costado un poco encontrar el camino y además llegar hasta allí ha sido duro pues casi todo el camino es una dura subida que ya pesa en nuestras piernas. Resulta que el albergue está fuera del pueblo, es una casa enorme junto a un bar. Cuando llegamos no hay nadie, un montón de literas para nosotros sólos. Así si que da gusto. Un poco más tarde llega Antonio que ha tenido que arreglar algo de la bici y que tampoco ha querido quedarse en Ribadeo.
Sólo estamos los tres y tenemos más de 50 literas. Cenamos en el bar de al lado. Un menú muy barato y tremendo. Tremendo porque el primer plato son unos callos con garbanzos en un puchero. Yo me he comido más de dos platos y aún así ha quedado bastante.
Un lugar muy recomendable si se quiere huir del ruido y dormir en un paraje precioso y tranquilo.
Etapa 4: Vilela - Gontán
El año pasado ya cogimos la rutina que mejor nos viene. Que es comer una pieza de fruta para desayunar y marchar una hora o unos 10km. Desayunar tranquilamente y tirar hasta la hora de comer. Comer un bocata y una ensalada (regados con una buena cervecita, ¡of course!) y hacer otros 10 máximo 15km hasta el lugar donde nos vamos a quedar.
Eso es lo que hemos hecho hoy y nos ha salido un poco mal. Pues no hemos encontrado donde desayunar hasta dos horas después de salir. Encima el sitio no era nada del otro mundo y nos hemos tenido que conformar con unas tostadas de pan de molde.
Menos mal que el camino ha sido una chulada. Nada más salir de Vilela nos hemos metido en un bosque de eucaliptos, de vez en cuando pasamos por campos de labor y más de vez en cuando aún alguna casa o granja. La primera parte es una buena subida que nos hace recordar que no llevamos nada en el estómago a cada momento. Por otro bosque de eucaliptos hacemos una bajada rápida y curiosa. Curiosa porque cada veinte metros o así hay un canal para que el agua de la lluvia pase al otro lado. Hay que frenar para no tomarlo de golpe y salir disparado, aún así en varias de ellas la bici va por el aire. Como tampoco vamos a lo loco, lo pasamos bien, eso si, yo tengo la impresión de que el siguiente no lo voy a ver y voy a despegar de verdad.
El pueblo de Lurenzá tiene una iglesia bastante bonita y como en todo pueblo medianamente grande, nos ha costado un poco encontrar la salida. Tras preguntar varias veces y dar alguna que otra vuelta conseguimos salir por unas duras pendientes. Para más dudas hay quien nos dice que vayamos por la carretera que el camino es impracticable para las bicis y hay quien nos dice que no hay problema. Hacemos caso a estos últimos y efectivamente, aunque hay algún repecho duro el camino es bueno.
La población de Mondoñedo es grande, nos hemos encontrado con Antonio justo a la entrada. Él está comiendo una ensalada que lleva dos días dejando para otro momento y nosotros nos dirigimos al centro para comer en una terraza. Lo hacemos en la misma plaza, frente a una catedral muy chula.
Nos ponemos en marcha rápidamente pues sabemos que nos espera una dura prueba. Tenemos que subir unos 15km hasta nuestro destino. bien es verdad que el camino va por una carretera comarcal por donde apenas si pasan coches y que las vistas son espectaculares. Desde el comienzo vemos los molinos de viento a los que suponemos que tenemos que llegar para pasar al otro lado. Cuesta bastante acercarse a ellos, pero poco a poco lo vamos consiguiendo.
Algo cansados llegamos a Gontán. Un pequeño pueblo con un albergue bien atendido. Y lo mejor, con un lugar donde darse un baño. Decir que el agua está helada es poco, cuando llegamos está allí Antonio y otros más, algunos con los pies en el agua y otros ni eso. Me he metido y me pongo a nadar, pero me tengo que volver porque el agua está que corta. Eva, se ha metido y todo, ¡no me lo puedo creer!.
Etapa 5: Gontán - Baamonde
El camino es durillo, son todo subidas y bajadas.
Eva ha visto un ciervo en un camino y se ha quedado parada para intentar que yo lo viera, pero la ha mirado y ha saltado una cerca y cruzado un campo enorme en cuatro saltitos.
Al llegar a Baamonde decidimos comer y ¡como no! nos encontramos con Antonio. Después de comer vamos a ver el albergue que según todas las guias es el mejor del norte, además la alternativa es montarse de nuevo en la bici después de una buena comida y una botella de vino. Además nos han recomendado ver la casa de un escultor que tiene un jardín lleno de esculturas suyas, la verdad es que es precioso.
En el albergue le decimos a la señora que estamos de luna de miel y nos ha dejado unaa habitaciones hechas en unas antiguas cuadras que usan cuando hay mucha gente. Si no llenan el otro albergue estaremos solitos.
Al final nos hemos acostado tarde porque hemos conocido a unos chavales de Murcia muy divertidos que nos invitan a unos
En el camino, prácticamente nada más empezar, nos encontramos con Antonio que decidió seguir un poco más el día anterior.
Etapa 6: Baamonde - Arzua
En esta etapa nos han puesto el sello más bonito de todo el camino: un sello con lacre que un señor nos pone utiilzando un soplete para deshacerlo.
La imagen triste de la jornada es la subida a las Cruces, se nota que ha habido incendios y la zona está desértica. El silencio es espectacular ya que no hay ningún animalito por la zona.
Hemos quedado con los murcianos en vernos en Arzua, cenamos con ellos y luego nos vamos a su albergue donde nos han dado permiso para quedarnos en la cocina tomándonos unos chispazos. Bastante tarde aparece Felix que hoy se ha hecho casi 90 kms andando.
Etapa 7: Arzua - Santiago
Iniciamos el camino todos juntos. Hoy nos toca un paseito de tan solo 40 kms. Según vamos avanzando por el camino nos vamos encontrando con grupos de gente que venían principalmente del camino francés. Comparado con la poca gente que nos hemos ido cruzando los días anteriores esto parece una romería.
Me obligan a bajar hasta Santiago con las latas puestas en la bici hasta la misma Catedral.
Por fin en Santiago, en un día maravilloso, cumplimos nuestro Camino.
Etapa 8: Santiago - OlveiroaComo nos sobran días y fuerzas hemos decidido continuar hasta Finisterre. El inicio ha sido muy duro porque nos hemos equivocado al coger el camino y hemos subido por un parque lleno de cuestas para nada.
El camino sigue siendo durísimo, lleno de subidas y bajadas y muchas piedras. Tanto que Ricardo ha pinchado y hemos tenido que usar el spray que nos dio Antonio. El problema ha sido que al final no nos ha funcionado bien y nos hemos pasado al método tradicional de cambio de ruedas.
Hemos llegado a Olveira donde nos hemos tenido que alojar en una habitación con baño compartido porque los albergues estaban llenos.
Ayer hablamos con Felix y nos recomendó que fuéramos primero a Muxia ya que el camino a Finisterre es peor.
Etapa 9: Olveiroa - Muxia
Hoy es teóricamente un día fácil así que nos lo tomamos con calma y salimos a las 10 después de recoger la muxelana. El camino es muy bonito aunque hay algunas cuestas que Eva ya no puede subir. Ha llegado a su límite físico y ha decidido que no sube más.
Etapa 10: Muxia - Finisterra
De camino pasamos por un bosque de helechos espectacular.
Después de llegar a Finisterre decidimos dejar las cosas en el hotel y subir con chanclas hasta el faro. Un error porque sobre todo Eva va perdiendo las chanclas por el camino. En el faro nos encontramos con un chico de unos 30 años que viene andando desde Munich y que cuando llega a la piedra que marca el camino saca una cerveza para celebrarlo. Lleva 3 meses andando.
La vuelta a Santiago la hacemos en autobús. Solo pensar en montar en la bici de nuevo ....
Selección de fotos
Salud y república
Que buen camino chicos, que buenos momentos y que buenas fotos para el recuerdo!!! Animo y hasta la proxima!!!
ResponderEliminarExcelente ruta, con paisajes y monumentos ancestrales de nuestra rica y variada historia.
ResponderEliminarSin duda un viaje por nuestro pasado y nuestro presente.
Saludos.