11 de enero de 2013

¡Y por fin, el Cabo de Gata!, de Almería a Murcia en Bici (19, 25/01/2013)

Hemos hecho una ruta en bicicleta Eva y yo. Salimos de Almería para llegar a Murcia, pasando por Cartagena. Nunca había estado en Almería, ni mucho menos en el Cabo de Gata, así que tenía muchas ganas de visitarlo, por eso y porque en invierno es mejor irse al sur nos hemos decidido a hacer esta ruta.

Hemos coincidido con un temporal de viento y nieve que sobre todo ha afectado a la zona norte de españa. Nosotros nos hemos encontrado con el viento.

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Viaje y encuentro con Los Murcianos
A las 13h estamos en la entrada de Los Valientes, donde hemos quedado con nuestros amigos murcianos. Son con los que compartimos unos días en el Camino del Norte. Han venido a buscarnos Angel y Jose Angel, falta Fran. Vienen con Paco, un amigo suyo. Sacamos los billetes a Almería en la estación de Murcia, qué chapuza el tema de los billetes de bici, tenemos que pagar dos veces una nuestros billetes y otra los de la bici. Ya con los billetes nos vamos al mercado de abastos que está justo enfrente. Nos tomamos unas cervezas y comemos cosas que hemos comprado en el mercado y que en el bar nos las hacen a la plancha. Mejillones, sepia, también unas salchichas secas típicas de murcia y lo que más nos ha gustado, Atún ahumado. Se parece un poco al atún rojo de los japoneses, pero creo que nos ha gustado más. Hemos pasado un muy buen rato. Cuando acabemos la ruta ya estaremos más tiempo.

La ciudad de Almería no nos ha emocionado, bien es verdad que la vemos de noche y vagando un poco sin rumbo fijo por la zona del centro. Hemos acabado cenando en un sitio de moda. No lo parece al principio, cuando llegamos, pues no hay casi nadie. Poco a poco ha ido llegando gente y se ha llenado. Con cada bebida que hemos pedido nos traen un aperitivo, pulpo en aceite, un salmonete..., con media de fritura de pescado hemos cenado bastante bien.
Etapa 1: Almería - San Jose (56,20kms)

Está lloviendo. En teoría hoy es el peor día, esperemos que así sea, pues no ha sido muy agradable. Salimos hacia el paseo marítimo, donde paramos a desayunar en una cafetería llena de gente mayor. Comenzamos por el paseo, junto al mar. Es muy agradable pues la temperatura es buena y apenas si chispea un poco. Poco a poco empieza a llover más fuerte, tenemos que ponernos los goretex. Aún vamos bien por un carril bici y con algo de aire a favor. Poco a poco nos vamos calando, sobre todo los pies porque el agua entra y no se va de las zapatillas. Cuando se acaba el carril bici tomamos una carretera por donde pasan coches, pero no demasiado, eso si, cada vez está lloviendo más. Lo bueno de ir por asfalto y casi llano es que cuando nos damos cuenta ya hemos recorrido 28km. Paramos en un bar a tomar un café y calentarnos un poco. Estamos en una zona de lagunas, supuestamente se podrían ver pájaros, flamencos y cosas así, pero no se ve nada con este tiempo no están aquí ni los pájaros. Un poco más alante hay una pequeña población con unos puestos de fruta, pasamos de largo camino al faro del Cabo de Gata.


Ha sido salir de la población y encontrarnos con un viento terrible. Venía de la derecha y teníamos que ir bastante inclinados para que no nos tirara al suelo. Encima a veces nos metía en medio de la carretera. No podemos avanzar, sobre todo es peligroso que venga un coche y nos lleve por delante cuando el viento nos eche al medio de la carretera. Decidimos darnos la vuelta para ir a San José por el interior. Esos apenas 200m hasta la población son aún más difíciles que a la ida pues el viento nos echa de la carretera, cuesta entrar en ella, hay que ir inclinado sobre el arcén. Paramos en la población por ver si nos quedamos aquí y continuamos mañana. El caso es que no nos apetece mucho quedarnos en este pueblito, no hay nada.

Volvemos sobre nuestros pasos a una rotonda para tomar la carretera regional a San José. Son algunos kilómetros más pero esperamos que no haya tanto viento. Lo hay a tramos, pero no vamos mal. Por suerte ha dejado de llover, lo peor es que la temperatura ha bajado un poco y llevamos los pies helados. Es muy chula la última parte cuando atravesamos la Sierra del Cabo de Gata. La última población antes de San José se llama El Pozo de los Frailes, hay un molino de viento chulo. Eso si sólo están las aspas pues si tuvieran la tela puesta saldría volando entero de lo que sopla el viento. Entre dos colinas divisamos San José, un pueblo con las casas blancas que contrasta con las montañas verdes y marrones. El paisaje es curioso, es lo que se ve en las películas lo único que claro hemos venido cuando está lloviendo y está todo verde, en vez de seco y polvoriento. Eso si, casi no hay árboles, apenas uno pocos pinsapos, el resto de la vegetación son matorrales y poco más. Bueno, la verdad es que lo que más crece aquí son plásticos. Montones de plantaciones cubiertas de plásticos de donde salen las verduras que consumimos en las grandes ciudades.


Después de alojarnos y darnos una ducha reparadora. Realmente reparadora ha sido la de Eva pues a mi no me ha llegado el agua caliente y me la he dado templada. Hasta que no me he puesto unos calcetines secos y hemos caminado un poco no se me han calentado los pies. Comemos en el puerto, un arroz vegetariano bastante regular. Paseamos por San José que está vacío pero es chulo. Tomamos el camino que va al Faro del Cabo de Gata hasta que nos hemos hartado de luchar contra el viento... Mañana queremos, si el tiempo nos deja, ir al faro con las bicis antes de seguir la ruta.
Etapa 2: San Jose - Agua Amarga (60,24kms)

Salimos pasadas las 9h30 hacía el Faro del Cabo de Gata. Ha salido un buen día, todo está despejado. Nada más salir del pueblo comienza una pista de ripio que va bordeando las playas de Genoveses y Monsul camino al faro. Vamos subiendo con buen ritmo, las vistas van siendo mas bonitas cada vez. El mar está ahí abajo rompiendo fuertemente contra la costa. La pista no está mal, solo hay un tramo con algo de arena en el que patina un poco la rueda trasera. Ha estado fenomenal, subir hasta aquí, tanto por las vistas como por haber subido. Tras hacer unas fotos y mirar a todos lados comenzamos a bajar. Voy detrás de Eva y comienzo a notar algo raro, ¡he pinchado! Eva no me ha visto ni me ha oído cuando le he gritado, así que se baja hasta la entrada a la playa de Monsul. Después de cambiar continúo bajando y ¡mierda, he vuelto a pinchar! Esta vez ha sido la rueda trasera. Intento arreglarla con un spray que tenemos, pero o lo hago mal o algo no va. Acabamos cambiando la rueda en la playa de Monsul. Nos ha gustado mucho esta playa con esa gran roca en medio, dentro del agua. Hay olas altas de más de un metro, parece que estamos en el cantábrico más que en el mediterráneo. También entramos a ver la playa de los Genoveses que no nos ha gustado tanto. Sin embargo desde lejos hay una vista bastante bonita.



Nos ha gustado el recorrido, pero se nos ha hecho tarde con los pinchazos, son las 13h30 cuando salimos de San José. Hasta el pueblo de El Pozo de los Frailes hay bastante tráfico, Eva llega mosqueada porque le ha pasado una caravana muy cerca, se ha llevado un buen susto. Fuera ya de la carretera principal el tráfico es menor. Vamos pasando por varios pueblos cercanos al mar, y por pequeñas calas. Lo curioso de estos pueblos es que no parecen girar alrededor de una iglesia, sino que están cerca de un molino de viento. Imaginamos que no es así, sino que las iglesias son de color blanco, el mismo que el resto de las casas y no se ven de lejos. Pronto nos encontramos con una fuerte subida, justo antes de acabarla hay un mirador. Es el mirador de La Amatista, con unas vistas espectaculares sobre el litoral.
Ya podemos ver que el mar está más en calma que esta mañana. Bajamos una rampa tremenda, he llegado a ver que íbamos a 69km/h, ¡qué miedo! Nos pasamos un poco el pueblo de Rodalquilar y lo pagaremos. Es la hora de comer, pero decidimos seguir adelante por no volver. Habíamos visto que pasábamos por Las Negras que está un poco más adelante. No es así, nos hemos desviado a la izquierda sin desviarnos a este pueblo y nos hemos encontrado con una subida tremenda. La más dura del día y, creemos/esperamos, que de todo el recorrido. Encima hace mucho aire y viene de frente. Eva se ha tenido que bajar de la bicicleta a mi me ha costado muchísimo subir sobre ella hasta arriba.

Llegamos a Fernán Pérez. Ha sido una gratísima sorpresa pues pensábamos que llegaríamos a Las Negras y que aún nos quedaba una subida fuerte. Entramos al pueblo para comer algo en el bar que hay en la plaza. Dos bocatas con dos jarras de cerveza y dos pinchos que nos hemos comido en un suspiro. En toda esta zona es costumbre que te den un platito de aperitivo cuando pides algo. Puede ser un poco de pulpo, carne, un bocata de tortilla francesa, unas salchichas.... Estamos contentos pues aunque aún nos quedan 15km hasta Agua Amarga, son prácticamente todo en bajada. Así pues nos presentamos en este pueblo en apenas 30 minutos.


Nos alojamos en el Hostal Family, de una señora francesa. Bajamos a ver el pueblo y nos encontramos un aparcamiento junto a la playa lleno de autocaravanas a cual más molona. Es lo único que está medio lleno del pueblo pues en el resto no hay casi nadie. Solo hemos encontrado abierto un bar en la plaza principal, lo demás está cerrado a cal y canto. No hay casi nadie por la calle. La playa es bonita y el pueblo también, blanco y azul y muy bien cuidado. Bajamos a cenar pronto, a las 19h, pues la del hostal nos dice que vayamos enseguida por si cierran el bar. Por suerte hay unos cuantos parroquianos viendo el fútbol, así que no hay miedo de que lo cierren. Cenamos pues no tenemos otra cosa que hacer. Nos dice el camarero que no le queda casi nada porque mañana cierran, por suerte tiene un pisto que está delicioso, he repetido y todo.

Etapa 3: Agua Amarga - Garrucha (43,89kms)
El desayuno en el hostal Family es una pasada. La señora es francesa y lo hace a ese estilo. Creppes, tortilla francesa, tostadas, mermeladas caseras (una de tomate)..., lo único mejorable es el café que es de melita y sabe a requemado.


Nada más salir tenemos una buena subida. Eso si las vistas al pueblo que dejamos atrás son muy chulas porque subimos junto a un barranco y ahora está todo verde gracias a las lluvias de los días pasados. Paramos en el mirador de la playa de Los Muertos. Primero vamos al mirador con bonitas vistas de la playa y feas de la central térmica que hay a la entrada de Carboneras. Desde el mirador vemos a una persona en la playa, está recorriéndola con un aparado de detectar metales.Luego hemos coincidido con otro que bajaba y nos dice que es su hobby, que de vez en cuando encuentran alguna moneda. Hemos bajado a la playa que no es de arena fina, sino de piedrecitas. Tenía algo de ganas de bañarme, aunque es un poco pronto, pero se me han quitado al andar por las piedras ya que están heladas. He metido los pies en el agua y esta no estaba tan fría.


La entrada a Carboneras es horrorosa por la central térmica. Chimeneas, puentes de hierro, taludes sin vegetación y muchos camiones que entran y salen. Luego el pueblo es más agradable, nos paramos a tomar un café en la playa y ya nos parece un mejor sitio con el mar en calma de un bonito color, las palmeras en la playa y un paseo muy agradable. Una pequeña cuesta nos saca de Carboneras para luego bajar a la playa. Al poco nos encontramos con la mole del algarrobico. Ese hotel que quisieron construir en una zona del parque natural sin permiso y que, menos mal, no han dejado finalizar. Seguro que más de uno se ha llevado un buen pellizco por este tema. Lo que es peor es que ahora es más malo el remedio que la enfermedad pues la construcción está casi terminada y no sirve para nada. De hecho están todavía las gruas allí. Dicen que lo van a demoler, esperemos, aunque a ver de donde se saca el dinero. Seguro que habría si se juntaran los sobres que se han repartido.

Comenzamos la subida más dura de la jornada. Un puertecito que sale detrás de la colina donde está el algarrobico. Vemos como la carretera va haciendo curvas por encima nuestro, para que nos vayamos haciendo a la idea. Las vistas, sin embargo son cautivadoras pues el mar está en calma a nuestros pies y podemos ir viendo los tramos de carretera que hemos ido dejando abajo. Además el complejo del algarrobico está al otro lado de la colina por lo que apenas si se ve. Lo malo es que he vuelto a pinchar. Al final la subida no ha sido tan dura como parecía desde abajo, es bastante más tendida que lo que subimos ayer.


Una rápida bajada nos lleva hacia Mojacar, no sin antes subir una pequeña rampa antes de llegar. Queremos comer aquí y también pensamos quedarnos a dormir, por lo que nos ponemos a buscar un sitio. Acabamos en un restaurante fuera del paseo donde nos han dado una paella muy, muy buena. Hemos preguntado si hay una tienda de bicicletas para cambiar mis cubiertas, nos dicen que hay en Garrucha, que no está muy lejos, por lo que nos vamos hacia allá.

La primera parte de Mojacar, donde hemos estado comiendo, no nos ha disgustado, pero un poco más allá nos ha desencantado del todo. Subimos a ver Mojacar pueblo que se encuentra a unos pocos kilómetros en la montaña. El viento es tremendo en la subida y pasan muchos coches bastante rápidos. Hemos llegado a la entrada del pueblo por verlo, es muy chulo, y nos hemos bajado. El tramo hasta Garrucha se hace duro pues aunque estamos llaneando parece que vamos subiendo tal es el viento que tenemos en nuestra contra. Luego hemos leído que ha habido vientos de 90km/h, quizás no haya sido tanto, pero costaba avanzar.
Etapa 4: Garrucha - Aguilas (39,61kms)
El desayuno en el Hotel Manolo es escaso, para nosotros, pero está muy bueno. Nos han tratado fenomenal en este sitio, un lugar muy familiar con un trato idem.

La salida de Garrucha me resulta un poco liosa, porque no vamos pegados a mar como yo pensaba que iríamos. Hemos atravesado varias rotondas y nos hemos desviado en varios lugares. A pesar de esto, me ha gustado, me lo he pasado bien. Pronto llegamos a la playa de Palomares, no puedo quitarme de la cabeza la imagen de Fraga bañándose con aquel bañador que le llegaba casi hasta los sobacos. Es un lugar bonito, muy de mar abierto por lo que la playa está llena de algas y ramas de palmeras. Vemos que hay un camino que bordea la costa y lo cogemos sin saber donde nos va a llevar. Tras un par de zig-zags, pero encantados por habernos quitado un tramito de carretera llegamos a Villarico. Un pueblo frente al mar que nos ha gustado bastante, aunque no hay nadie y muchas casa están en construcción.

Al poco de salir de Villarico tomamos una carretera que bordea la costa. No pasan muchos coches pues hay una autovía paralela. Nos cruzamos con ciclistas y con autocarabanas. Esta costa es muy virgen y bastante salvaje. Vemos restos de una conducción de agua, también un viejo fuerte medio en ruinas. Junto con varios puntos preciosos, como la cala de las Conchas, de un agua transparente y tentadora. La carretera es un continuo sube y baja llena de curvas que nos van descubriendo rincones bonitos. Es sin duda un recorrido muy recomendable, tanto para hacer con la bici como con un vehículo y parando en los múltiples miradores o arcenes habilitados para ello. Esta carretera acaba en el pueblo de El Pozo del Esparto. Un belga en bañador y chanclas, con un perro, nos ha saludado. Luego hemos recorrido el paseo junto al mar que medirá más de un kilómetro, en el que no hemos visto ni una sola casa donde hubiera alguien. Únicamente hemos encontrado vida en la última casa, que es un bar y donde nos hemos parado a tomar un café. Aquí nos hemos puesto a charlar con otro belga jubilado, que tiene una casa por aquí cerca. Hemos hablado de lo bonita que es la carretera que acabamos de recorrer y de lo maravilloso que es viajar en bicicleta. Nos dice que el vino el año pasado desde Bélgica hasta aquí en bici, en un mes.


Una nueva carretera que bordea la costa nos acerca a Águilas. Vamos alternando zonas con árboles con otras con cultivos de lechugas y zonas desérticas y resecas donde se hace más intenso el contraste con el azul del mar. La entrada a Águilas se hace por un carril bici de color azul que termina (empieza) bruscamente antes de una rotonda en las afueras. Lo primero buscamos una tienda de bicicletas, para comprar unas cubiertas nuevas. Le preguntamos a unos chavales jóvenes que nos indican un poco. Bueno, eso después de preguntarnos si sabemos donde está un bar, vamos que no se debe notar nada que acabamos de llegar a la población con las bicis y las alforjas, para que sepamos donde está el bar. Bueno, el caso es que hemos comprado unas cubiertas antipinchazos, a ver si así pincho menos. La verdad es que ya llevaba las mías muy lisas. Comemos en un restaurante que se llama El Tiburón, un arroz negro espectacular. Un sitio, muy, muy recomendable. Pero no acaba aquí la cosa, hemos visto que hay una oferta en el hotel de 4 estrellas que nos sale al mismo precio que hemos estado pagando estos días. El del restaurante nos dice que es el mejor sitio de Águilas y que con esa oferta ni nos lo pensemos. Así que aquí estamos alojados. Solo deciros que estamos en la sexta y última planta con unas vistas espectaculares sobre el puerto y el mar. Y que nos hemos relajado dándonos un baño en la piscina climatizada del hotel.
Etapa 5: Aguilas - Puerto de Mazarrón (67,65kms)
Día durísimo, con un fuerte viento que nos ha estado incordiando todo el tiempo.

No se que tal saldrá esta crónica, me siento un poco “mareado”. Nos hemos tomado una botella de vino blanco para cenar. Otro sito para recomendar Restaurante Peyma. Almejas a la marinera, gambas al ajillo, una ensalada con tomate murciano, habas con tocino y chorizo, bacalao al pil-pil y de postre una tarta de turrón. Todo estaba buenísimo, según nos iban trayendo una cosa nos encantaba y la siguiente mejor aún. Ha sido un gusto charlar con el camarero, un colombiano que ha recorrido mucho mundo.

Pero empecemos desde el principio. Hemos desayunado en el paseo, frente al castillo. Ayer nos dijo Jorge, el sobrino de Eva, que se podía subir y que le recordaba a la subida a La Bola del Mundo (Navacerrada). Queremos subir pues las vistas parece que pueden ser muy chulas. Nos hemos encontrado don un problema nada más empezar y es que la puerta está cerrada. Lo hacen para que no suban los coches, pero claro nosotros tampoco podemos. Así que tenemos que optar por la opción peatonal, subimos por las escaleras. Solo es un tramo en el que tenemos que subir las bicis a cuestas hasta la carretera pasada la valla. Desde ahí la subida es por una carretera de cemento con un par de rampas muy duras, incluyendo una curva en herradura. Por suerte la subida es muy corta, en apenas 10 minutos estamos arriba. Como el castillo está cerrado solo lo vemos desde el aparcamiento.

Bajamos algo desilusionados pero a la vez contentos por haber subido, pronto nos encontramos con el viento que será nuestro compañero no invitado durante todo el día. La salida de Águilas la hacemos bien, por un carril bici hasta pasadas un par de rotondas. Tomamos una carretera secundaria hacia el cabo Cope, ¡qué error! Para no ir por la carretera principal hemos recorrido una U, primero hacia el mar luego paralelos a la playa para terminar volviendo a la carretera. La ida ha sido una gozada con el viento a la espalda, junto al mar hemos ido regular con rachas que casi nos tiraban al suelo. La vuelta...., indescriptible. El terreno es llano, vamos junto a campos de lechugas, llevamos el plato pequeño, piñón grande y vamos levantados de la bicicleta. Es decir como si fuéramos subiendo un puerto de categoría especial de la vuelta a España. Nada más acabar la U paramos a tomar un café, y resguardarnos del viento. Son las 12h y hemos hecho 15km en 2 horas.



La salida de la cafetería es aún más dura pues dentro se te olvida lo que está soplando ahí fuera. Encima nos queda la subida dura de la jornada. No sabemos si seguir o buscar un sito donde quedarnos. Lo peor es que el viento racheado a veces nos echa de la carretera, hay que ir con muchísimo cuidado. Por suerte el puerto está resguardado del viento y cuando sopla es siempre a favor ya que nos dirigimos hacia el mar, que es la dirección que lleva el viento. Son apenas 3km de subida que hacemos bastante bien. No hay apenas tráfico pues todo el mundo va por la autopista. Las vistas han sido fabulosas, contrastan los tejados de plástico de las plantaciones en el valle con el verde de las laderas y el azul del mar. Arriba nos encontramos con el viento que sopla inmisericorde. Comenzamos a bajar con bastante miedo pues el aire nos tira. Bajamos con cuidado y por que no decirlo algo de miedo. Vamos por el medio de la carretera para que cuando el viento nos dirija hacia fuera no nos vayamos y cuando deje de soplar de repente no nos vayamos al suelo. Hemos leído que se puede tomar una pista que baja a Call Negre evitando la carretera. No nos hemos decidido a tomar ninguna de las dos opciones que hemos visto. Entre que no hay ninguna indicación, que no hay casi tráfico y que no sabemos que pasará con el viento, seguimos por la carretera.

Llegamos bastante enteros a Call Negre, decidimos parar a comer un bocata pues se nos puede hacer tarde luego y aún nos quedan bastante kilómetros, además algo inciertos. Entramos en un bar donde nos han tratado fenomenal y eso que esta lleno de guiris alborotados que están comiendo una paella gigantesca. Eva se ha comido un bocata de lomo (del bueno) y para mi uno de sobrasada casera que está de muerte. Todo está muy bueno, lo mejor ha sido el trato. Unos holandeses, no tienen nada que ver con los de la paella, se ponen a hablar con nosotros, en inglés. Luego bromeando hemos dicho que estaban esperando a que acabáramos de comer para hablarnos.

Queremos tomar un camino que va por la costa hasta Bolnuevo y que hemos leído es muy chulo. Antes recorremos un buen tramo entre plásticos. Son las plantaciones de la huerta de Murcia que se reparten por todos lados y que esconden todo tipo de verduras. Da un poco de cosa pasar entre ellas... Por fin llegamos a donde nos han dicho que tenemos que tomar el desvío. No está muy claro y nos liamos un par de veces. Por suerte hemos podido preguntar a alguien.

Bueno, unos franceses que venían en una moto no han sido capaces de entendernos ni de decirnos nada comprensible. Hay muchas piedras por el camino, menos mal que hemos cambiado las cubiertas, que son antipinchazos. Tenemos la sensación de habernos equivocado hasta que llegamos al mar, comenzamos a ver formaciones de roca curiosas y vistas espectaculares. Lo mejor es la parte final donde hay varias playas nudistas y formaciones realmente curiosas. En varias ocasiones la pista atraviesa un pasillo entre dos formaciones rocosas, el agua verde es un marco bonito para lo que estamos viendo.
La población de Bolnuevo se encuentra sobre un promontorio encima del mar. Llegamos encantados por dejar de andar por una pista con tantas piedras y por acabar nuestra lucha con el viento. Quizás nos teníamos que haber quedado aquí, el problema es que pensábamos llegar a Puerto Mazarrón y alguien por el camino nos ha dicho que está a medio kilómetro. Luego resulta que no es así, hemos debido recorrer más de 5 hasta llegar al centro de Puerto Mazarrón y claro, ya no tenemos ganas de volver atrás. Hemos visto algo de las formaciones de Bolnuevo, no sabemos si nos hemos dejado muchas cosas por ver. Sin duda ha merecido la pena la búsqueda de este camino.


Etapa 6: Puerto de Mazarrón - Cartagena (36,20kms)
Al levantarnos vemos las palmeras meciéndose por el viento. Luego no es para tanto, e incluso cuando sopla es a favor. Salimos sin encontrar un sitio para desayunar hasta una especie de centro comercial. Lo curioso es que acabamos desayunando en un sitio inglés donde todo está escrito en ese idioma, la camarera no habla otra lengua. Hemos comido bien de todas formas.

Salimos camino de Cartagena con la idea de no ir por la carretera nacional para evitar el tráfico. Vamos por Isla Plana y la Azehia que nos han dicho que no hay tanto tráfico. Al principio hay coches y un buen arcén. Al pasar por una población los coches van desapareciendo, con lo que nos vamos animando. En algún punto vamos muy paralelos al mar pasando a apenas unos metros del agua. Pasado el desvío de Azehia se termina el arcén y empieza la subida de hoy. Lo malo es que cada vez hay más coches. Los peores son las autocarabanas y los coches de extranjeros que nos pasan muy cerca. En alguna curva con mucha pendiente tratamos de ir deprisa para que no nos lleve un coche por delante. Como el viento nos da por la espalda vamos avanzando bastante bien. Desde arriba ya se ve Cartagena, nos quedan 12km, que son todos en bajada. Vamos tanto rato bajando y sin dar pedales que cuando tenemos que hacerlo nos parece raro.

Llegamos al puerto de Cartagena a las 12h30, preguntamos por la zona centro y donde puede haber hoteles. Entramos en el primero que vemos Cartagenera, ¡qué mal! Resulta que es un poco cutre pero no nos habíamos fijado bien. Me meto en la ducha y resulta que no viene el agua caliente, un rato, otro rato y nada. Baja Eva a avisar y le dicen que es que han venido los fontaneros y que tardará un ratito. Sigo en la bañera y nada de nada, el agua sigue fría... vuelve a bajar Eva y le dicen que espere un rato, pero no la dicen que no abra el grifo. Tras otro rato le dicen que es que hay que esperar a que se caliente un depósito enorme, le dice de mala gana que no es como los calentadores de las casas. Nos hemos hartado, recogemos las cosas y nos vamos a otro sitio. ¡a la porra! Hemos encontrado un hotel más moderno y mucho más chulo, nos quedamos bien contentos.


Entre unas cosas y otras se nos ha acabado haciendo tarde. Después de comer visitamos el teatro romano. No hemos podido visitar otra cosa porque cierran todo a las 17h30. El caso es que el teatro nos ha gustado mucho, sobre todo que es muy curioso que en el año 1990 no se sabía que había ahí un teatro ya que estaba lleno de casas y se correspondía con el barrio de los pescadores. Parece que se fueron construyendo casas desde la época de los árabes. La explicación está muy bien y lo que se ve también. Luego hemos seguido paseando y resulta que desde el castillo se ve bien el teatro y hemos bromeado con ese tema. Sin embargo, nos ha parecido que merece la pena la visita.

Etapa 7: Cartagena - (casi) Murcia (57,31kms)
Qué desayuno! El mejor del viaje. Hemos ido a un sitio que vimos ayer y que tienen Fartons, unos bollos muy ligeros con azúcar glasee encima. También hemos tomado una tostada con pan integral. La camarera nos ha mirado asustada, Eva le dice que nos espera una etapa dura.

La salida de Cartagena es algo estresante, sobre todo cuando hemos salido de la zona centro y ya hay más tráfico. En una calle que está en obras un coche se ha arrimado mucho a Eva, esta se ha enfadado muchísimo y se ha ido a decirle algo, pero no ha llegado a tiempo. Pronto llegamos a una carretera por la que cada vez hay menos coches. Empezamos a pasar entre árboles y campos. El track nos saca de esa carretera para meternos por una entre campos de labor paralelos a un canal de agua. No sabemos muy bien por donde vamos pues estas vías no salen en el GPS. Pronto hemos girado hacía las montañas que tenemos que atravesar para llegar a Murcia. A ambos lados hay campos de alcachofas enormes y en algunos las están recogiendo. La carretera es muy llana y en ligerísima subida, el aire sopla en contra. Vamos a un ritmo lento pero continuo, lo malo es que no da pie para levantarse de la bici lo que hace que tengamos el culo muy dolorido. Paramos en una pequeña población Los Martinez del Puerto, queremos preguntar por si tienen culos de repuesto. Tomamos un café para recuperarnos y quitarnos el aire de la cabeza. Desde aquí la carretera empieza a subir más pero por contra el aire no es tan desagradable. Hemos pasado un momento difícil porque nos hemos salido del track y no sabemos si nos estamos desviando. Encima tenemos por delante un puerto y no queremos hacer más de lo necesario. Lo bueno es que nos han dicho que el puerto es de bajada que de subida no es muy duro.


Al comenzar la subida hay una señal avisando que circulan muchas bicis por esta carretera y que se debe respetar la distancia de seguridad, 1.5m. Sin embargo no nos cruzamos con muchos coches, que son bastante respetuosos. Como el viento no nos da porque la propia montaña nos sirve de parapeto llegamos arriba antes de lo que pensábamos. Llamamos a uno de nuestros amigos murcianos que se ha quedado con nuestro coche para que nos vengan a recoger. Quedamos a la entrada a la ciudad. Nos lanzamos a bajar el puerto del Garruchal, que es una pasada. Curvas y contra-curvas entre montañas. Una de las zonas más bonitas del viaje. Me recuerdan a montañas del pirineo pero con la vegetación de aquí, que es mucho más árida.


Ángel y Jose Ángel nos esperan en Los Dolores, a las afueras de la ciudad. Hemos acabado nuestra ruta muy contentos. Al final hemos hecho 360 kilómetros, una medía de más de 50kms cada día. Un recorrido muy recomendable y por lo que nos cuentan nuestros amigos, el viento que hemos tenido no es lo normal. Quizás lo que menos nos ha gustado es que gran parte del camino va por carretera y en algún punto circulan muchos coches. Contrastan los extraordinarios paisajes paralelos al mar con los montones de casas y urbanizaciones junto a la playa. En verano que vivirá gente la cosa será diferente pero en esta época que todo está vacío, es un poco desolador. Compartir, encima, un tiempo con los amigos que conocimos en el Camino de Santiago une de alguna manera los dos recorridos y da aún más sentido a este viaje.

1 comentario:

  1. Qué buena aventura Ricar, lástima pillar un tiempo tan malo por una zona donde casi no llueve en todo el año. Tendréis que volver cuando el viento se vaya a otra parte y podáis bañaros sin miedo a perder ningún dedo :-)

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