

Esta es la ruta aproximada que hemos hecho:
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La transpirenaica en 1 segundoEstamos en la playa de Hondarribia, ¡lo hemos conseguido! Hemos salido corriendo vestidos de ciclistas, con casco, guantes, maillot, zapatillas. Estamos con el agua por los muslos, me doy la vuelta y me dejo caer de espaldas... La caída dura eso, un segundo, tiempo durante el que pasa todo lo ocurrido en estos días por mi mente.
Me encuentro junto a Kiko, con el que he realizado este recorrido y que ha sido un compañero inmejorable. Me ha esperado siempre que ha sido necesario, sobre todo en las bajadas en las que yo iba mucho más lento que él.
Un poco más allá, a punto de entrar en el agua están Eva y Rosa. Ellas han sido nuestro soporte y nuestro consuelo cuando las llamábamos por las tardes para contarles las incidencias de la jornada, además de buscarnos los mejores alojamientos y darnos ánimos sin fin.

Sin duda ha sido un recorrido muy exigente, demasiado. Creo que ha superado mis posibilidades, que mi vista quizás no sea suficiente para hacer algo así (creo que es la primera vez que hago algo que tengo la impresión de que me supera). Me he caído una media de dos veces al día. La mayoría han sido caídas tontas, alguna subiendo incluso tratando de subir por sitios donde hay demasiadas piedras. Otras han sido auténticos tortazos, sobre todo uno en el que había una piedra, como un balón de fútbol, en una zona de sombra, que no he visto y con la que he chocado de pleno. Dice Kiko que tengo piel de lagarto pues en la mayoría de los casos me he raspado un poco y ni gota de sangre, al final he tenido un pequeño raspón, que con un poco de agua y jabón se ha curado. ¡Ojo! eso no quiere decir que si alguien (pongamos Oscar bici que ya me lo dijo) me dice que si lo hacemos de nuevo, no me vaya a apuntar! También creo que he aprendido a montar mejor en bici, sobre todo a usar los frenos más correctamente, siempre he tenido tendencia a frenar con el de atrás (me sentía más a gusto) y eso es un error en las curvas o cuando hay arena.
Ingrávido mientras voy cayendo al agua me acuerdo de las tremendas subidas que hemos tenido que afrontar. Una de las etapas sólo tenía una subida, eso sí de 32km. Algunas las hemos afrontado por carreteras o por pistas asfaltadas. En ellas a base de fuerza o llevando la bici de lado a lado las hemos ido superando. Otras son pistas en buen estado que nos han exigido empujar con fuerza. Algunas tenían muchas piedras que hacían que como pusieras pie a tierra luego no había manera de volver a subir a la bicicleta. En todas ellas hemos dado lo que teníamos y cuando nos bajábamos a empujar era por que no podíamos hacerlo de otra manera. Y que conste que no pasa nada por empujar la bici, a veces se va más rápido así que subido en ella. Hay una que nos agotó especialmente, fue al salir de un pueblo llamado Sas. Son cantos de grava por los que tuvimos que subir más de 5km con un desnivel no demasiado exagerado. El problema es que la grava hace que patine continuamente la rueda trasera. No podemos levantarnos en la bici y además hay que ir concentrado para tratar de llevar las ruedas por la zona donde menos piedras hay.
Por razones obvias a mi lo que me angustiaba cada tarde cuando revisábamos el recorrido del día siguiente no eran las cuestas, sino las bajadas técnicas o peligrosas. Para mi era una alegría llegar a una bajada técnica y ver que había tantas piedras o era tan estrecha que teníamos que bajarnos e ir caminando.
La parte final de este intenso segundo ha sido para los paisajes que hemos visto. ¡Qué recorrido! Sólo habría que decir que hemos seguido los pirineos y no haría falta dar más explicaciones. Aún así a mi, que he recorrido estas montañas caminando, me ha sorprendido verlas desde otro punto de vista, subido a unas ruedas. He pasado por sitios que conocía y visto montañas a las que he subido, que me producían una gran emoción, pues de alguna forma son parte de mi. He podido ver animales de cerca, como caballos junto a los que hemos pasado con la bici y que han caminado a nuestro lado. Muchas vacas, por supuesto. También un par de cervatillos, buitre y algún águila.
Finalmente entro en el agua, ¡agradecido!
Etapa 0: El viaje a LlançaKiko estaba nervioso, "¿como van a entrar las bicis debajo de las camas?, por si hay que desarmar los pedales, llevo una llave". Yo soy más de la opinión de subir al tren y una vez allí, ya lo solucionamos. La verdad es que algo de razón tiene, pues hemos tenido que hacer malabarismos para poder meter las dos bicis debajo de las literas. La de Kiko ha entrado regular, pero la mía que ha sido la segunda ha sido un poco chungo. Finalmente no necesitamos quitar los pedales, aunque si el asiento.
Dormimos con algo de calor y nos pegamos con el resto de viajeros para sacar nuestras cosas al andén al llegar a Barcelona. Rápidamente sacamos el billete a Llança en el primer tren que sale. No lo pudimos hacer por internet por si había retraso. Ni tiempo de desayunar algo tenemos. Vamos junto a otra pareja de ciclistas que van a hacer también la transpirenaica.
Kiko no ha parado en las dos horas y media que dura el trayecto. Se ha cambiado, ha preparado la bici, se ha dado crema..., que si, que es verdad que hay que hacerlo y yo también lo he hecho, ¡pero no durante la primera media hora del viaje!
Etapa 1: Llança - Sant Llorenç de la Muga (67km, 8h)
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Paramos a comer en Espolla, un bocata que nos hacemos nosotros y unas cervezas que nos sirven en el bar. No hemos tenido ningún problema durante el recorrido en poder hacer esto. Incluso la señora nos ha traído unos platos para que los usáramos.
Por delante tenemos varias subidas y bajadas nada cómodas. Sobre todo una de ellas en la que me he estrenado con varias caídas. Lo he pasado un poco mal pues hay bastantes trialeras y aún tengo las ganas de hacer todo el recorrido encima de la bicicleta. Conforme pasen los días, se me irán quitando las ganas y me bajaré de la misma sin remordimientos. El embalse de Boadella es como un bálsamo para nuestro cansancio, sobre todo cuando lo hemos bordeado y vemos que está tan alto que muchos árboles parecen crecer dentro del agua. Probablemente sea la parte más bonita del día de hoy.
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El presupuesto, para quien pueda interesar, nos ha salido por unos 100€ al día a los dos. Durmiendo en hoteles o casas la mayoría de los días y uno en un albergue. A media mañana nos tomamos un almuerzo, que suele ser una bebida y algo de comer, un montado la mayoría de la veces. Para la comida compramos pan, algo para poner dentro y fruta y lo tomamos en un bar con unas cervezas y un café o en medio del monte si las circunstancias así lo piden. Las cenas las hemos hecho en restaurantes o en las casas donde estamos alojados, pues nos apetecía cenar bien.
Etapa 2: Sant Llorenç de la Muga - Camprodón (73km, 9h30)
La subida al Coll de Riu es larga y muy empinada en su parte final. Lo peor han sido los primeros kilómetros pues vamos subiendo y rápidamente bajando lo que hemos subido. Un rollo pues nos desesperamos pensando en que toda la subida va a llegar al final. Nos vamos sumergiendo poco a poco en los bosques de montaña que nos acompañarán a lo largo de todos los días de ruta. Estos bosques irán cambiando según la zona, en general nos proporcionarán lugares pintorescos y bonitos además de buena sombra a veces. Casi en el collado nos cruzamos con dos ciclistas que bajan y charlamos de la transpirenaica, nos dicen que ellos la hicieron hace unos años y que esta es una de las subidas más duras de la ruta.
Ricardo, subiendo al Coll de Riu (V. Kiko)
Hemos parado junto a un caño a beber agua y descansar. Nos damos cuenta que el árbol que tenemos justo encima es un cerezo, ayer le dije a Kiko que tenía ganas de comer cerezas, así que hemos cogido unas cuantas del mismo árbol y las hemos comido. Un poco más adelante estamos buscando un sitio para parar a comer. En nuestro itinerario no parece que haya ningún sitio propicio, así que le preguntamos a una mujer que sale de su casa si hay algún bar cerca. Nos dice que no, que no hay nada. Le pregunto si tiene un par de cervezas para vendernos..., dice que no. Y al preguntarle si tiene agua fresca, nos señala una fuente que hay frente a su casa. Hemos comido de maravilla, a la sombra y bebiendo agua fresquita. Kiko dice que me ha hecho la boca un fraile por haberle pedido las cervezas. Ni lo he pensado, ella ha dicho que si las tuviera nos las daría sin cobrarlas, no nos lo acabamos de creer.
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Camprodón es un pueblo muy bonito, con rincones curiosos como el Pont Nou (Puente Nuevo). Pasamos la tarde paseando y escribiendo nuestros respectivos diarios; Kiko para subirlo a su blog y yo a la manera tradicional en una libreta. Cuando estamos a punto de irnos a cenar nos encontramos con la pareja con la que coincidimos en el tren. Cuando estamos hablando dice el chico, espera que voy a poner el "freno de mano". Nos hemos quedado impactados con el invento. Una simple goma puesta en el mango de la bici y cuando quiere parar la pone en el freno para que la rueda se quede bloqueada. Ha sido el invento de este viaje, "¡mejor que la gaseosa!", se lo hemos dicho a todos los que nos hemos encontrado. Nosotros pondremos unas gomas para el pelo que nos van muy bien. Cada vez que queremos parar en una pendiente fuerte para hacer una foto o mirar algo, ponemos el freno de mano y cuesta muchísimo menos sujetar la bici.
Etapa 3: Camprodón - La Molina (Estación de Esquí) (59km, 9h)
Nos hemos levantado pronto pues nos han dicho que podemos desayunar en un bar cercano. Así es, pero sólo tienen un donuts para cada uno que mojamos en un café. Salimos de este bonito pueblo cruzando su emblemático puente, el Pont Nou. Tomamos la carretera nacional para desviarnos pasados unos pocos kilómetros hacia La Roca, otro pueblo que está en lo alto de un cerro. La subida se hace cada vez más dura pasado el pueblo, cuando Kiko se tiene que bajar de la bici dice "¡Hasta aquí ha llegado el donuts!", el mío debía ser más grande pues me ha dado para un par de rampas más. Estamos subiendo La Collada Verda. Por suerte hoy no tenemos bajadas y subidas, todo lo que subimos es válido, sea a pie o en bici. Eso anima bastante. Las vistas son una pasada pues vamos dejando atrás un valle muy amplio y todo lo que nos rodea son campos llenos de vegetación. Nos paramos en varias ocasiones para tomar aliento, disfrutar de las vistas y tomar unas fotos, todo a la vez.
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Llegamos arriba y sin darnos cuenta estamos bajando. Kiko va bajando más rápido, yo me caigo con tan mala suerte que se me suelta un pulpo que tenía sujetando la alforja (lo he puesto por ponerlo, no porque sea necesario). No me he dado cuenta de que se había soltado y continuo bajando. El pulpo se ha enredado en los cambios. Bajo como puedo hasta donde está Kiko y nos ponemos a quitarlo. Hemos estado 45 minutos cortando trozos de goma que están entre los piñones. Gracias a que llevamos una navaja y una herramienta multiusos lo hemos podido solucionar. En Pardines paramos a tomarnos nuestro merecido almuerzo, un pan con tomate y tortilla francesa que nos sabe de miedo. Encima las vistas desde la terraza son magníficas y hace un día precioso. Estamos dándole vueltas a avanzar más en la etapa de hoy, vamos a ver si llegamos a La Molina.
Nos han dicho que la bajada es más fácil por la carretera, así que eso hacemos. Hemos pasado por el tren cremallera que sube hacia el valle de Nuria. Después de comprar algo de comida comenzamos a subir hacia Plagnoles.
Etapa 4: La Molina (Estación de Esquí) - Tuixent (74km, 9h)Etapa clave. Se puede decir que aquí hemos pasado el bache más grande de la Transpirenaica. Habrá etapas incluso más duras que esta, pero es aquí donde hemos pasado el punto de inflexión. Donde incluso se llegaron a pronunciar las fatídicas palabras ("¿Nos volvemos a casa?"), por suerte nos repusimos y continuamos adelante.
La noche de terror no ha sido un problema. Se oyeron gritos hasta las 23h30, según me cuenta Kiko, pues yo me desconecté y ni me enteré. El desayuno es como la cena, de batalla, pero podemos comer todo lo que queramos. Hace un día espléndido cuando salimos carretera arriba. Nos toca volver a la parte alta de la estación donde nos empezó a llover ayer. Son tres kilómetros que empezamos con algo de fresco mañanero pero que rápidamente se convierte en calor cuando llegan las rampas.
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En Baga almorzamos y compramos algo para comer después. Es el sitio donde se terminaría la cuarta etapa, como nosotros ayer avanzamos más, hoy seguimos más adelante. Salimos por una pista asfaltada, pronto tenemos que abandonarla y continuar por una pista sin asfaltar. Está bastante mal en algunos tramos, aparte de ser bastante dura. Tras una hora o más de luchar con esta pista llegamos a un pequeño collado, y cual es nuestra sorpresa cuando nos encontramos con que la pista asfaltada que dejamos atrás llega hasta aquí. Si la hubiéramos seguido habríamos llegado al mismo punto, prácticamente haciendo la misma distancia, pero mucho menos cansados. En fin, cosas de la Transpirenaica!
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¡Curiosas puertas!
De todas formas aún nos queda mucho por delante. Tenemos que llegar al collado de Torn. Estamos bordeando de lejos el Pedraforca, punto más alto de la sierra del Cadí. Nos queda mucha subida que no es tan dura como las rampas de atrás pero que nos obliga a hacer un esfuerzo continuo. Las vistas del macizo del Pedraforca son fabulosas, también el resto de la sierra que vamos dejando atrás.
Buitres leonados
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Ricardo baja un tramo 'ciclable' (V. Kiko)
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El pueblo es muy bonito y está en un sitio idílico, rodeado de campos y de montañas. El alojamiento en el que estamos también está muy bien, también la cena y el desayuno del día siguiente. La verdad es que el otro sitio donde nos podíamos haber alojado también tenía muy buena pinta y el dueño nos pareció muy majo. Cuando acabamos de cenar le dijimos a la señora que si le pagábamos para no tener que hacerlo al día siguiente con prisas y nos dijo un dicho de la zona que nos ha gustado mucho: "Music pagát no sone bo". Al principio no le hemos entendido nada, nos lo ha tenido que explicar: "Músico pagado por adelantado, no suena bien". (También nos podía haber dicho que como se nos ocurre plagiar a Faulkner, con la devoción que se le tiene en el pueblo).
PD: Para quien no entienda algunas de las cosas que pongo de nuestras vivencias en el pueblo de Tuixent. Son de la película "Amanece que no es poco" de José Luis Cuerda. A mi manera, eso si.
Etapa 5: Tuixent - Llavorsi (89km, 10h)Etapa larga que nos ha dejado con muy buen sabor de boca. Sobre todo porque hemos hecho una pequeña trampa y hemos cambiado un poco el itinerario para evitar la bajada final a Llavorsí que es algo mala.
Los primeros kilómetros son de bajada, y además por carretera sin tráfico. Son un auténtico regalo ya que el paisaje es precioso y el frescor de la mañana hace que vayamos realmente a gusto. El sol poco a poco va iluminando las montañas primero, luego los prados y finalmente a nosotros que tenemos que parar a quitarnos la chaqueta. Tras pasar varios pueblos pequeños y un camping comenzamos la primera subida del día. Es fácil pues seguimos por la carretera. No hay rampas duras sino un puerto muy tendido que nos permite disfrutar tanto de las vistas como del sonido de la naturaleza ya que no hemos visto apenas ningún coche.
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Curioso pueblo este también. Preguntamos a un señor que resulta ser un trabajador del ayuntamiento (el alguacil). En contra de lo que suele ser habitual nos da información muy precisa. 1º En el pueblo no hay bar, lo cerraron hace unos años y nadie lo quiere coger. 2º Tampoco hay tienda. Pero si queremos comer, beber o comprar algo ahí está la casa de la señora María. Llamáis a la puerta de metal y os atenderá. 3º La bajada a Llavorsí es muy mala, nos recomienda otro camino que nos lleva a la carretera que baja a Sort (que tiene poco tráfico). Lo mejor de esta información es que el hombre lo ha hecho en bicicleta por lo que sabe bien como es el camino.
Efectivamente la señora María nos ha preparado dos bocatas de tortilla que nos han sabido muy buenos. A la hora de pagar nos ha pedido 12€ por los dos bocatas y dos bebidas, nos ha parecido que ha dicho lo que se le ha venido a la cabeza..., nos ha parecido bien.
Comenzamos a subir hasta Beren. Pueblo de cuatro casas y una balsa (pilón) donde rellenamos los bidones de agua fresquita y charlamos con un paisano. A partir de aquí ya no hay más asfalto. Solo pista en bastante buen estado salvo la parte final. Cuando llegamos a esta parte empezamos a encontrar tramos con algo de cemento, por lo que empezamos a pensar que estamos llegando arriba y que a partir de aquí va a ser mejor el camino. Nada de eso! Parece que hay cemento donde les ha venido bien ponerlo, ni siquiera en los peores tramos. Hay algún punto con muchísima arena y agujeros en la pista que nos han hecho tener que empujar la bici.
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Comenzamos a discutir el tema de no avanzar más etapas. Hemos ganado una etapa con respecto al itinerario previsto, avanzando más durante 3 días. Kiko es más partidario de ganar terreno, ir avanzando hasta donde se pueda, mientras haya tiempo y ganas. Yo soy más partidario de hacer las etapas tal y como están previstas, pues de lo contrario nos podemos encontrar con que el siguiente punto para dormir está muy lejos, además prefiero ir más relajado y si llegamos pronto a un destino, relajarnos. Nos pasaremos dos o tres días hablando de esto, hasta que he descubierto un argumento definitivo para convencerle: Resulta que hemos dicho que si llegamos al Cantábrico, nos bañamos en la playa vestidos de ciclistas (con casco, guantes, zapatillas...) y además hemos hablado de que Eva y Rosa van a subir a buscarnos ese fin de semana. Si llegáramos el viernes (ganando otro día), resulta que nos bañaríamos en la playa nosotros solos, sin que nadie conocido nos viera. Sin embargo, si no ganamos ningún día, llegaríamos el sábado con lo que estaríamos con ellas y nos verían hacer el ridículo. Aunque le seguirá dando vueltas al tema, le ha gustado la idea.
Coincidimos en Llavorsí con Santiago y Alfredo (valencianos), con los que nos iremos viendo durante varios días y con los que compartiremos las alegrías y durezas de la ruta. Ellos nos han contado que han hecho la ruta original y que la bajada a Llavorsí es tremenda, que han tenido que bajarse varias veces de la bici.
Estamos alojados junto al río Noguera Pallaresa, con la ventana abierta. Nos hemos dormido con el rumor del agua justo debajo de nuestra ventana.
Etapa 6: Llavorsi - Espui (59km, 9h)Tenemos por delante la gran subida. 30 kilómetros de subida ininterrumpida hasta el Coll de la Portella. Creemos que serán fáciles, ya que pone en la guía que la subida es continua, que no hay descansos ni bajadas. Además hoy alcanzaremos el punto más alto de toda la transpirenaica (2.250m).
Con la comida que compramos ayer y el pan que hemos comprado al salir en las alforjas, nos ponemos en marcha por la carretera.

Pronto se acaba la carretera que se convierte en una pista en muy buen estado. Aunque la mayoría del recorrido se hace por zonas despejadas, a veces entramos en una zona con algunos árboles, no muchos. Es en una de estas zonas cuando me encuentro con Enrique (el bombero de Figueres). He ido un rato a su ritmo, charlando con él. También está haciendo la transpirenaica, a su ritmo. Lleva una etapa de retraso, pero aún así está encantado pues ha ganado una apuesta con un compañero que le decía que no aguantaría 6 etapas.
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La que parece ser la última desviación está muy cerca de un refugio con un pilón de agua. A partir de este momento nos vamos cruzando con muchos ciclistas que vienen en sentido contrario a nosotros. Un par de chicos nos han contado que la mayoría son gente que está haciendo la Pedals de Foc. Una ruta para bicicleta que pretende emular a los Carros de Foc de los refugios de Aigüestortes. Esta ruta se puede hacer entre 3 y 6 días y suele estar organizado de manera que te llevan tu equipaje al siguiente punto, para que no tengas que ir con peso en la bici. Estos chicos nos cuentan que en vez de comer algo en la cima, que sigamos bajando un par de kilómetros más, pues hay un lugar con un riachuelo y unas mesas.
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¡Haciendo el tonto con la nieve! (V. Kiko)
El punto más alto de la travesía, Coll de la Portella, no tiene ningún indicador ni nada que te diga que estás en él. Tanto es así, que nos lo hemos pasado. Hemos continuado por la pista hasta que nos hemos dado cuenta que llevamos un rato con tendencia a bajar y que ya habíamos alcanzado la altura del collado. Nos damos un abrazo para celebrarlo y continuamos bajando hasta el lugar donde nos han dicho que podemos comer. El sitio en verdad está muy bien. Un par de mesas junto a un río y un lugar que parece un parking. Hay un tablón con un mapa que nos indica que estamos dentro del Parque de Aigüestortes. Nos hacemos ilusiones de que si pueden llegar vehículos hasta ahí, la bajada estará en buen estado y quizás sea una carretera. No es así, no creo que suban muchos coches hasta ahí.
El puebo de Espui está en un alto, ¡como no! Hay dos maneras de llegar a él: una fácil tomando una curva larga y otra difícil por una carretera en construcción muy, pero que muy, empinada... no hace falta decir por cual hemos ido. Es un pequeño pueblo, típico del pirineo, con todas las casas construidas con piedras.
Estamos alojados en Can Sastre, un sitio muy recomendable, sobre todo por la cena. Nos han puesto unos entrantes de productos típicos de la zona que nos han encantado: fuet, aceitunas, un pate, un ali-oli de membrillo, queso... Este lugar lo usan los que hacen la Pedals de Foc. Hemos cenado con un par de chicos que nos cuentan lo que nos espera mañana pues ellos lo hacen en sentido contrario a nosotros. Que no nos pase nada, mañana tenemos que llevar la bici a cuestas durante varios kilómetros...
Etapa 7: Espui - Pont de Suert (56km, 9h)Etapa que nos deja con sabor agridulce. La primera parte, que se suponía iba a ser la mala, me ha gustado mucho y la he disfrutado un montón. La segunda que parecía iba a ser fácil y cómoda ha sido dura por el tipo de pista, de piedrecitas.
El desayuno, magnífico como la cena de anoche. Como es temprano cuando salimos y la bajada está en sombra, tenemos que ponernos algo. Hay que quitárselo en cuanto comenzamos la subida a Aguiró. Pasado este pueblo es donde está el meollo de esta etapa. Sin casi transición pasamos de la carretera a un camino muy estrecho, junto a una valla de piedras, por el que baja el agua corriendo. Enseguida llegamos a una cascada, último punto para poder coger agua.
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Kiko, luchando con las piedras
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Cuando conseguimos salir de esta zona y llegar a la carretera, nos desviamos un poco a un pueblo que se llama Las Iglesias para comer algo. El "bar" es la casa de la señora 'Gloria', que nos prepara unos bocatas y unas cervezas con mucho cariño. Debe tener más de 70 años y sigue, lo ha dicho ella misma, al pie del cañón. El precio lo ha calculado igual que la señora María de hace un par de días y le ha salido lo mismo, 12€.
Retomamos la subida por la carretera hasta Sentí, aquí se acaba y comienza una pista. Tras coronar bajamos muy bien hasta el pueblo de Sas que parece estar en medio de la nada. Sin previo aviso comienza el calvario. Unos 15 kilómetros por una pista de piedras horrorosa. Mal para subir y aún peor para bajar. Me he pegado dos buenos costalazos. Uno por cambiar de carril, y eso que habíamos comentado un poco antes que no hay que hacerlo. Kiko iba por el lado derecho y yo por el izquierdo cuando ha llegado a un paso canadiense. He pensado que debía cambiarme por si había algo raro y no lo veía, he frenado la velocidad y me he cruzado con cuidado, la bici ha decidido otra cosa y me la he pegado. La otra caída ha sido un derrape más fuerte que los muchos anteriores.
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Damos un paseo por el pueblo, que es muy grande. Nos tomamos una cerveza en un soportal y compramos la comida para mañana. Cenamos con los valencianos y con Enrique. ¡Que cena!, ¡espectacular! Nos han puesto tres platos y nos ofrecen repetir siempre y tanto como queramos. De segundo plato, ha insistido Santiago, pedimos Rabo de Toro que está de escándalo. Han traído una bandeja enorme que no hemos podido acabar, Kiko le ha pedido al camarero que se la llevara para no seguir comiendo.
Etapa 8: Pont de Suert - Senz (60km, 9h30)Nos hemos enrollado charlando con Enrique y salimos algo tarde, no demasiado. La primera subida es por asfalto, que nos ayuda a entonar las piernas. Pronto dejamos este y tomamos una pista con muy buenas vistas. Alternamos pistas en muy buen estado con otras regulares, también tramos entre árboles con otros abiertos, pasamos junto a campos de labor o a prados llenos de florecitas. Vamos camino del alto de Bonansa. Estamos casi llegando cuando Kiko se da cuenta que algo falla en mi transportín. Se debió romper ayer, pues noté notando algo raro y cuando me bajé para mirarlo no vi nada. Hoy si que lo hemos visto, se ha roto uno de los tubos. No me extraña, con el ajetreo que sufrió ayer por las piedras. Lo reparamos como podemos con unas bridas, para que no se mueva.
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La bajada de Gabás hacia el valle de Benasque es tremenda. Muy empinada, con unas lajas enormes que tenemos que ir sorteando con mucho cuidado. Además hay tramos de pedrolos "como torrijas", (ha dicho después Enrique). Tenemos que bajarnos en varios puntos de la bici para poder bajar. Encima hace mucho calor y no corre ni pizca de aire. Cuando llegamos al asfalto y a la sombra, dan ganas de besar la carretera. Un par de kilómetros después estamos en la carretera que sube a Benasque, en el pueblo de Seira. Hemos parado a tomarnos un café que nos repusiera moral y físicamente del estres de la bajadita.
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Etapa 9: Senz - Fiscal (77km, 11h)Amanece un nuevo día, comenzamos la rutina diaria. Nos levantamos hacia las 7h30, desayunamos, nos ponemos en marcha, cuando llevamos un par de horas almorzamos, comemos un bocata que nos hacemos nosotros si puede ser tomando una cerveza, llegamos al destino entre las 17 y las 18h, nos duchamos, hacemos la colada, damos un paseo, cenamos, a la cama y vuelta a empezar.
Estoy pensando ahora mismo, al escribir esto, que una de las cosas que más me gusta de hacer una ruta así es el ir siempre hacia adelante. Es decir, no tener que hacer una ruta circular para volver a donde dejaste el coche. La idea de salir de un punto y terminar en otro, que no tiene nada que ver con el que empezaste, me atrae mucho.
La etapa de hoy va a ser especialmente bonita. Primero bordearemos la Peña Montañesa. Pico emblemático por el que se pasa muy cerca en la carretera de Ainsa. Luego recorreremos el Cañón de Añisclo (bueno, la parte de abajo por donde va la carretera).
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Pasando un tramo que pensábamos sería fácil
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La carretera nos salva de más piedras y nos baja a Laspuña. Nos avituallamos en todos los sentidos, lo mejor ha sido coger agua a la salida del pueblo en una fuente muy fresquita. Una bajada muy rápida nos lleva hacia Escalona, antes de llegar nos desviamos hacia el Cañón de Añisclo. Hacemos unos cuantos kilómetros compartiendo espacio con muchos coches que están aparcados a la orilla del río. Hoy es domingo y se nota.
Pronto entramos en el cañón propiamente dicho. Aquí la carretera es en un solo sentido, lo cual está fenomenal pues podemos ir disfrutando y parando todo cuanto queramos sin tener que estar pendientes de si viene un coche de frente. Además la mayoría de los coches que van en nuestro sentido son de turistas que están recorriendo el cañón, van despacio y paran constantemente para hacer fotos. He visto a Kiko encantado, disfrutando mucho de este tramo. Creo que yo lo he hecho alguna vez en bus, pero no es lo mismo que vivirlo encima de una bicicleta. Paramos constantemente para disfrutar de lo que vemos, hacer fotos o comentar algo. Hay trozos de la carretera que parecen robados a la montaña. El río corre de color azul por debajo, en algunos sitios lo tenemos bastante cerca y en otros está a bastante distancia. A pesar de que las paredes se elevan bastante verticales, es un lugar muy frondoso con mucha vegetación. Aunque hace mucho calor, no lo sufrimos pues vamos casi siempre a la sombra de las paredes o de los árboles. Hemos pasado algún túnel pequeño sin problemas y con la tranquilidad de que no viene ningún coche de frente.
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Siguiendo a Kiko en unos túneles
Al salir del cañón paramos a comer. Estamos algo desmayados, tenemos mala suerte pues unos metros más alante había una fuente. Hemos tenido que beber poco para que no se nos acabara el agua. Encima el bocata de hoy nos ha quedado bastante seco, jamón de york con tomate.
El tremendo calor que hace lo notamos en la subida primero a Nerín y luego a Fanlo. Kiko ha llegado con la cara desencajada, como cuando corre una maratón. Aunque el entorno es bonito por las montañas que se elevan al final del valle, hay mucha menos vegetación que antes y la que hay es en forma de arbustos. Apenas si hay algún árbol junto a la carretera para poder parar a beber algo de agua. El pueblo de Fanlo se encuentra en un alto y sabemos que a partir de ahí todo será bajada y además por carretera. Comenzamos a bajar por una zona de curvas que nos hacen ir despacio, luego viene alguna recta donde cogemos velocidad. También hay alguna cuesta que nos pone las piernas duras como piedras en los primeros metros. La última recta antes de llegar a Sarvisé es larga y rápida, he visto el cuentakilómetros a más de 50 con la bici dando botes.
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Nos alojamos en el Hostal Río Ara. Un sitio, de verdad, para recomendar en general y en especial para ciclistas. Además de un pequeño taller donde poder reparar lo que necesites, tiene un sistema de lavado que es una caña. Tiene una bomba que suelta agua a presión y un lugar donde poner la bici elevada para que se pueda limpiar bien desde abajo. La plataforma además es giratoria para que puedas limpiar cualquier punto. En el garaje ha instalado candados para que dejes tu bici tranquilamente. El hombre dice que "está todo inventado ya, solo hay que querer hacerlo". Hemos cenado con los valencianos de nuevo. Con ellos coincidimos un día si y uno no ya que un día duermen en tienda y al siguiente en un pueblo. La cena ha estado bien y el desayuno de mañana será espectacular, tienen hasta leche de arroz.
Etapa 10: Fiscal - Larres (55km, 9h30)Esta ha sido una etapa corta, pero para mí de las más duras de la travesía. Sobre todo la primera parte de la subida a Peña Oturia. Eso si, el final ha sido apoteósico, en todos los sentidos.
No estamos saliendo muy temprano, habitualmente lo hacemos entre las 8 y las 8h30. Seguramente sea el mejor momento del día para pedalear, hasta las 11 que ya empieza a apretar el sol. Además, al salir, la luz suele ser muy chula, pues el sol aún está detrás de las montañas. Son momentos en que coincidimos con la gente que va a trabajar o que ya lleva un rato haciendo las faenas del campo. Solemos cruzarnos con tractores o con personas que suben a ver como está el ganado en la parte de arriba.

La bajada no es mala, lo único es que tenemos que ir con cuidado pues salen varias pistas y hay que mirar bien cual es la de nuestro recorrido. En la parte final nos encontramos con una carretera en construcción, está en el mejor momento para nosotros pues está asfaltada pero no pasan coches. Un par de ciclistas viene de frente, van a hacer un tramo de la ruta. Les decimos que quizás sea un poco tarde pues no hay nada hasta Fiscal, uno parece que tiene ganas de tirar, el otro no tanto. Nosotros continuamos bajando y nos empezamos a encontrar con campos sembrados de cereal. Tienen un color muy bonito entre dorado y rojo, no se muy bien. Contrasta además con el verde de los campos sin sembrar o con el marrón de la tierra. Antes de llegar a Senagüe pasamos por El Puente de Pilas, una construcción de madera bastante curiosa por la que mola pasar con la bici. Senagüe es el punto final de esta etapa en la guía, nosotros hemos decidido avanzar hasta Larres, que está a 6km. Estamos dándole vueltas a pedirle a Manolo que nos lleve a Sabiñánigo (se ha ofrecido antes cuando le hemos llamado), para cambiar yo los frenos pues las zapatas están muy desgastadas. Kiko tiene problemas con su cadena, ya los tenía antes de quitar el eslabón roto, no le cambia bien el plato y a veces se tiene que parar a cambiarlo con la mano. Otras veces se encuentra de repente en una rampa de subida dura y va sufriendo por no cambiar al plato pequeño y le salte la cadena. ¡Qué brutos somos!
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Ricardo cruza el río (V. Kiko)
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Ahora le toca a Kiko
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Manuel llega apurado. No sabe si van a caber las bicis en el coche. Resulta que la furgo está en el taller y le han dejado un coche de sustitución. Por suerte entran bien las bicis, aunque yo tengo que ir atrás sentado casi sin sitio para meter las piernas. Dejamos las bicis en la tienda, nos las tienen mañana a primera hora. Nos tomamos un par de cervezas, muy a gusto, con Manolo y Chenia (su chica). Ha sido muy agradable tanto la compañía como el ambiente, pues ha caído una pequeña tormenta que ha refrescado la tarde.
Durante la cena, en Larres, nos da un poco de charla el novio que está un poco bebido. Dice Kiko que tiene acento maño, el tío es rumano, de la misma Rumania. Lleva 8 años trabajando aquí, dice que tiene una bici buena pero que ni la ha usado. Le dice a la camarera que el nos invita al vino, que no nos cobre la bebida. Un poco difícil pues tenemos media pensión. La chica le ha dicho que si, que no nos lo va a cobrar para quitárselo de en medio.
Etapa 11: Larres - Echo (70km, 7h)Hoy creemos que será una etapa tranquila. Vamos a hacer bastantes kilómetros, si no todos, por carretera para solventar el tema del arreglo de las bicis. Manolo viene de nuevo a buscarnos para bajarnos a Sabiñánigo. Llevamos todas las cosas para salir de allí cuando nos den las bicis. Mientras abren tomamos un café con él. Muchas gracias Manuel, por todo! La tienda de bicis es realmente recomendable (BiciAventura). Nos han dejado la bici fenomenal, nos han tratado muy bien y nos dicen que siempre hacen un hueco para los de la transpirenaica. A Kiko le han reparado la cadena y un portabidones que lleva en la parte de atrás del sillín, a mi me han cambiado las pastillas de los frenos y me los dejan fenomenal.
Para retomar la ruta tenemos que pasar cerca de Jaca, por lo que hemos llamado a mi amigo Moisés para almorzar con él. Hoy es un día relajado y de relaciones sociales. No hemos estado mucho rato pues está liado con el trabajo, pero hemos hablado un poco de la transpirenaíca y de su próxima expedición al Muztagh Ata (AMENADI - Club Medio Natural y Discapacidad). Como no tenemos track nos hemos liado un poco para salir de Jaca. Entre que Kiko no se ha enterado bien de las indicaciones de Moisés y que le ha preguntado a la persona incorrecta, nos ha dicho que fuéramos al contrario de como teníamos que ir, hemos pasado dos veces por la calle principal de Jaca.
Seguimos por la carretera hasta Castillo de Jaca, donde ya nos reencontramos con el track. Ya estamos en la ruta, tenemos que hacer varias subidas y bajadas. Eso si, las hacemos por la carretera. Hace calor y tenemos que ir cogiendo agua por los pueblos que pasamos. Paramos a comer en Aisa, un bonito pueblo. El único sitio que vemos abierto es un Restaurante Sidrería. No tenemos claro que nos vayan a dejar comer, así que entramos a pedir dos cervezas y si nos dejan comer nuestros bocatas pues bien, si no nos las bebemos y nos vamos a una sombra. Le ha dicho la camarera a Kiko, "No se puede, pero si lo hacéis con discreción, yo no os he dicho nada". Así que muy discretamente nos hemos tomado otras dos cervezas, un café y nos hemos comido nuestros bocatas.
La etapa de hoy acababa, en teoría, en Aragües del Puerto.
En Echo están también los valencianos que han tomado el mismo camino que nosotros. Esta vez no estamos alojados en el mismo sitio, pero se han venido a cenar a nuestro sitio. La verdad es que el pueblo estaba un poco apagado y encima la cerveza que nos hemos tomado en la plaza no estaba muy fría.
Etapa 12: Echo - Isaba (44km, 6h45)La de hoy ha sido la etapa más fácil de la travesía, también la que menos hemos tardado. Un poco ha sido culpa nuestra pues hemos bajado por una carretera en vez de tomar el camino, un mal entendido, Kiko pensaba que yo iba por delante y en realidad estaba detrás de él. Sin embargo, el recorrido ha sido espectacular, hemos pasado por sitios muy recomendables. He ido pensando en buscar un recorrido más asequible para hacer la transpirenaica con Eva.
Como casi todos los días comenzamos subiendo. Vamos por la carretera que está llena de árboles a ambos lados. Voy por delante buscando un sitio para hacer una foto al valle que vamos dejando abajo. Entro en una explanada, pero tampoco tiene vistas así que tiro. Kiko está llegando y me ve salir, continuamos. Un poco más adelante hay otra explanada, está inclinada hacia abajo y es grande, he avanzado con la bici hasta el final sin ni siquiera parar pues tampoco se ve nada por los árboles. Cuando me doy la vuelta veo a Kiko pasando justo delante de donde estoy yo, pero está elevado y por eso él no me ve a mi. Entre que salgo a la carretera y que he subido relajado, Kiko ha llegado arriba pensando que yo iba por delante. Ahí está el desvío que tenemos que coger para seguir nuestra ruta. Como el piensa que voy por delante se ha puesto a bajar a toda pastilla para cogerme. A mi me ha parecido que él ha comenzado a bajar, pero no lo tengo claro. Nos hemos juntado unos cuantos kilómetros más abajo y claro, ya no es plan de subir de nuevo para retomar el camino. Así que nos bajamos hacia Ansó por la carretera.
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El desfiladero por el que vamos va ascendiendo poco a poco. Hay mucha vegetación y bonitos rincones, cada vez tenemos más cerca las cimas de las montañas que antes veíamos a lo lejos. Cuando se abre el paisaje, nos encontramos en el camping de Zuriza. Un sitio donde merece la pena plantearse pasar una temporada o visitar de vez en cuando. Paramos a almorzar, el del bar nos dice que si queremos una cerveza que se llama Pirineo. La hacen en el valle de Echo, de donde venimos. Dice que no se ve fuera de esta zona pues no hay apenas distribución, que las grandes marcas no dejan salir a estas pequeñas. Nos ha gustado mucho.
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Etapa 13: Isaba - Orreaga (Roncesvalles) (78km, 9h15)A las 7h30 estamos desayunado. Ayer la mujer accedió a levantarse pronto, se lo agradecemos pues nos viene muy bien, ya que la etapa de hoy es larga. Desayunamos charlando con ella en la buhardilla. Tenemos que cortar de hablar porque si no no hacía falta que nos hubiéramos levantado tan pronto. Nos habla de carreras que se hacen por la zona, entre otras cosas.
Kiko está hoy especialmente nervioso (excitado), porque vamos a pasar por la selva de Irati. Ya la conoce, estuvo de vacaciones hace unos años. Creo que le hace ilusión recorrer con la bici algo que ya conocía. Algo parecido me pasó a mí los primeros días, que estaba deseando llegar a algún sitio que ya conocía caminando para verlo desde otra perspectiva. De momento nos esperan dos subidas por la carretera. Primero hemos subido por un bonito desfiladero saliendo de Isaba, aunque más modesto que el de ayer de Ansó. Hay bonitas vistas, pero no las podemos apreciar del todo porque hay muchos árboles que nos impiden ver más lejos. Llegamos temprano al punto donde dejamos la carretera para tomar una pista. Hay un bar, aunque es pronto para almorzar. Estamos mirando el GPS y hablando cuando sale Patxi del bar. Es un guarda forestal que nos cuenta que está discutiendo con el del bar cual es el mejor camino para los ciclistas. Resulta que han balizado varios tramos (nos pasa un folleto con los recorridos) y que el piensa que es mejor uno de los nuevos que han creado en vez de el que tenemos en el track. Nos está contando esto cuando se asoma el del bar por la ventana, "no le hagáis ni caso, es mejor el que tenéis en el track". Se les ve de buen rollo, pero con ideas distintas. Nosotros no nos vamos a salir del track pues no sabemos muy bien quien tiene razón. Luego veremos a Patxi varias veces por el camino que el está recorriendo en su coche con su perro y charlaremos con él.
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Etapa 14: Orreaga (Roncesvalles) - Etxalar (73km, 11h30)Ya huele el mar. Nos quedan solo dos días y además hoy vienen Eva y Rosa a donde acabamos, Etxalar.
Salimos por la carretera, en un par de kilómetros llegamos al alto de Ibañeta. Aquí nos desviamos por una carretera, más bien una pista asfaltada, que tiene unas fuertes rampas al principio. Pronto llegamos al punto más alto, donde está la frontera con Francia. Un poco más adelante paramos en una granja donde están esquilando ovejas. El resto del camino es una bajada trepidante dentro de un túnel de vegetación que me ha gustado mucho. Hemos parado varias veces para comentar algo y para relajar las manos, que se adormecen de tanto frenar ya que estamos en una carretera de montaña llena de curvas y contra curvas.
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¡Si la pendiente es muy fuerte, se hace menos pendiente!
En Erratzu paramos a tomar el Amaiketako (lo de las once, almuerzo) y aprovechamos para comprar la comida, ¡menos mal! Es uno de esos pueblos típicos de navarra, entre montañas y con las casas mezcla de blanco y de piedra. Cuando hemos hablado de tomar el Amaiketako, se nos ha acercado el cartero para hablar con nosotros. Nos dice que llegamos un poco tarde, que si hubiéramos venido un rato antes encontraríamos todos los bares llenos.
Por delante tenemos unos pocos kilómetros en bajada, por la carretera. Se ve a mucha gente con la bici de carretera pues por aquí hay mucha afición. Al llegar a Elizondo comenzamos la última subida del día. De nuevo rampas muro como las de Elorrieta. Parece increíble, con la cantidad de campo que hay por aquí, que tengan que hacer las pistas tan verticales. Noto algo raro en el transportín, por lo que paro a la sombra de un roble. Se ha roto otro tubo, esta vez del otro lado. Menos mal que cogí un poco de alambre donde la otra vez (Senz) y puedo arreglarlo. Cuando vamos a salir, Kiko se da cuenta que el suyo también va mal. Un tornillo está a punto de salirse. Lo hemos arreglado cuando llegan dos chicos de Barcelona con los que coincidimos ayer. Charlamos un poco y nos ponemos en marcha. Ellos van más deprisa, entre otras cosas porque llevan unas alforjas mínimas.
Bajada por el GR
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Disfrutando de los caballos
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Estamos alojados en Casa Maria Luisa. Un sitio muy recomendable, tanto la casa como el trato y el desayuno de mañana. Lo malo, o lo bueno según se mire, es que para llegar hay que subir 300 metros de rampas muro, que no hay que subir mañana. Eva y Rosa se han perdido un poco para llegar a la casa, por fin están aquí, otra nota que nos hace sentirnos más cerca de la meta. Pasamos la tarde contándoles aventuras y tomando una cerveza en la plaza. Cenamos en un asador, nos hemos puesto morados, demasiado quizás. Subimos andando a la casa justo antes de que descargue la tormenta del siglo. Al principio son solo rayos y truenos que parecen lejanos, pero que han llegado enseguida a donde estamos. Cae mucha agua, por lo que tenemos que cerrar las ventanas para que no se inunde la habitación. Ha llovido gran parte de la noche, mañana sufriremos las consecuencias.
Etapa 15: Etxalar - Hondarribia (Fuenterrabia) (45km, 6h15)Qué rápido nos acostumbramos a lo bueno. Hemos tenido que decir que nos tenemos que ir porque si no seguimos todavía desayunado y charlando. Hoy nos preparamos más relajados, estamos con las chicas y se tarda más en hacer todo, la rutina ha cambiado. Seguramente se nos olvide algo..., ¡las alforjas no se nos han olvidado, las hemos dejado aposta! Hace unos días cuando dijeron las chicas que venían nos sugirieron que ellas se llevaban las alforjas. A mi no me acabó de gustar la idea, por aquello de hacer toda la ruta con ellas. Pero visto todo lo que hemos pasado, hemos decidido que ya nos hemos ganado el baño en el Cantábrico.
El día que ha amanecido es muy chulo. Como ha estado lloviendo toda la noche, hay mucha bruma y niebla. Podemos ver el pueblo de Etxalar bajo las nubes desde la ventana de nuestra habitación. Nos cuesta salir más que otros días, entre que nos despedimos, que nos dicen cosas las chicas, que si una foto... Salimos con los 300 primeros metros de la subida ya hechos, pero eso no quiere decir que nos libremos de ella. Tenemos por delante varias rampas muro en las que nos vamos dando cuenta lo bien que se va sin alforjas en la bici. Paramos de vez en cuando, a respirar y a disfrutar de las vistas de los pueblos y los campos bajo la bruma. Lo que si notamos mucho es que hay muchísima humedad, imaginamos que también tiene que ver la cercanía del mar, además del día que se ha levantado hoy. Kiko se va auto motivando diciendo el porcentaje de etapa que nos queda, primero dice 1/10 (una décima) parte, luego dirá 1/2 (la mitad), 1/3...
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Kiko baja un tramo delicado
Estamos otra vez en la frontera con Francia, en Ibardín. Hay muchísimos coches y domingueros por todos lados, hoy es sábado. Paramos a comer algo y nos ponemos a hablar con un par de jubilados vascos que nos cuentan un montón de cosas. Ellos hicieron la Transpirenaica andando hace unos cuantos años. Nos han dado muchísimas indicaciones, seguramente muy válidas, pero no se han dado cuenta que llevamos GPS y que vamos a seguir el track que viene en el. Salimos por una pista por la que hay mucha gente caminando. El camino está en buen estado hasta que el track se decide a sacarnos de esta pista y meternos por una muy empinada y llena de piedras. Lo peor ha sido que casi nos hemos pasado la pista, hemos tenido que dar la vuelta por lo que no hemos cogido nada de velocidad para empezar a subir. Para colmo hay justo un grupo de padres e hijos que nos están mirando, hemos intentado subir en la bici. No ha podido ser, subimos empujando sin mirar atrás.
La pista ya no es tan empinada, pero cada vez es peor y hay más barro. Al salir de una curva nos encontramos con dos motoristas llenos de barro que están tirando de una moto.
Por fin salimos a la carretera. Vamos paralelos al Bidasoa por una carretera rural muy bonita y agradable. Llegamos a Behobia desde donde llamamos a las chicas para quedar con ellas. Tenemos un tramo muy malo donde vamos por el arcén de una autovía. Circulamos muy pegados al borde, pero vamos encogidos de miedo. En cuanto hemos visto un desvío que pone Hondarríbia, nos salimos aunque el track decía que siguiéramos. Poco a poco vamos dejando las carreteras y nos vamos metiendo en la población, cada vez hay menos coches y más gente. Es el festival de Blues por lo que todo el mundo está en la calle y hay escenarios. Vamos exultantes cuando llegamos al mar. Nos esperan mis amigos Mabel y Jose además de Eva y Rosa.
La gente en la playa nos mira intrigada:
"¿A donde van esos locos con casco, zapatillas de bici, guantes, culot, maillot..?"
"Pues a darnos un baño, que nos lo hemos ganado"
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Para tod@s, todo!
Ricardo
Me ha parecido una experiencia muy interesante, por lo que cuentas en tu relato, tuvisteis momentos agradables y momentos jodidos, sobretodo tu con las dichosas piedras, pero eso es inevitable cuando se va con la bicicleta por los campos.
ResponderEliminarEnhorabuena por esa salida por el Pirineo.
El Abuelito
Gran cronica y gran aventura Ricardo, como de costumbre he acabado con los dientes largos. He disfrutado mucho leyendola, recordando lo que me gusto hacer una parte de la misma y aspirando a hacerla entera algun dia con la misma fortaleza fisica y mental con la que la habeis hecho vosotros. Felicidades chavales, yo de joven quiero ser como vosotros.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ivan.
Una puntualización al estilo "Faulkner" ya que le nombras es que el rumor del agua del Noguera Pallaresa para tí sin los audífonos era un estruendo tremendo para mí, pero no te preocupes que estaba tan cansado que me dormí sin problemas, con la única preocupación de que no iba a oir el despertador, el de mi reloj, que corría con el tiempo, lleno de imágenes que yo ahora casi no recuerdo o mezclo sin pudor pero que tú desmigas casi al detalle porque tienes una memoria espeluznante aunque te diría que lo que más me ha gustado es el principio de la narración porque destapas alguna que otra esencia literaria que tienes por ahí escondida y que, si no la utilizas después es porque le das más importancia a contar detalladamente la aventura, lo que también está bién que si no algunos no nos enteramos... (Faulkner habría utilizado menos comas, pero lo he intentado... ¡es difícil emular a este tipo!)
ResponderEliminarFelicidades por esta bonita y dura travesía en bicicleta.
ResponderEliminarUn abrazo de Salvador y Paula y a seguir viajando.